Coronavirus: Científicos argentinos se instalaron en San Francisco para desarrollar un kit que lo detectará en una hora

Son los fundadores de Caspr Biotech, una startup de biotecnología que trabaja con una tecnología de vanguardia llamada CRISPR.

La semana pasada un grupo de 15 científicos argentinos viajaron a San Francisco para trabajar en el desarrollo de un kit de detección portátil de coronavirus. El desarrollo fue hecho por los emprendedores fundadores de Caspr Biotech, una startup de biotecnología que trabaja con una tecnología de vanguardia llamada CRISPR. Ahora, están instalados en las oficinas de la aceleradora IndieBio, el mayor inversor early-stage de biotech en el mundo, para que su producto llegue al público lo antes posible.

La empresa creada en 2018 por el economista Franco Goytia y los científicos Carla Giménez, Federico Pereyra Bonnet y Lucía Curti, ya estaba trabajando en la elaboración de estos kits, que se asemejan al funcionamiento de un test de embarazo, para detectar enfermedades fuera de los laboratorios gracias a esta tecnología muy usada para la edición genética. Pero cuando se desató en el mundo la pandemia del COVID-19, enseguida pusieron manos a la obra para adaptar su producto a esta enfermedad.

Este emprendimiento, fundada luego de haber pasado por el proceso de company building de Grid Exponential, trabajó durante parte de febrero y marzo en el desarrollo del kit de detección molecular que funciona a través de una plataforma que detecta secuencias específicas de ADN. Pero para acelerar el proceso, reclutaron a un equipo más grande de expertos y se pusieron en contacto con IndieBio (donde ya habían estado trabajando un año atrás) para que los recibiera y les abriera la puerta a más posibilidades de desarrollo. “Era más efectivo estar allá por el acceso a insumos, la cercanía a organismos como la Food and Drug Administration (FDA) y otras cuestiones , dice Matías Peire, fundador de Grid y quien los acompaña en el proceso.

Junto con el resto del equipo que quedó en Buenos Aires (otros 10 expertos) trabajan sin descanso con el objetivo de poder comercializarlo lo antes posible. Y aunque Peire es reservado, estima que tienen “unos dos o tres meses por delante para hacer un prototipo funcional que consiga todas las aprobaciones pertinentes.

Con este formato, los test podrían hacerse fuera de los laboratorios centrales. Incluso en una ambulancia o en una salita de emergencia. Con una muestra de saliva o sangre, los kits podrían detectar la enfermedad en una hora y el costo por unidades estaría por debajo de los US$ 5. Gracias a su tecnología, serían resultados altamente precisos y, además, los científicos ya hicieron pruebas para detectar dengue, otra de las enfermedades que pone en alerta al país.

Llegar hasta Estados Unidos  en este contexto también fue un desafío. Para lograrlo, contaron con el apoyo del CONICET y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, con el propio ministro Roberto Salvarezza a la cabeza de las gestiones y autorizaciones necesarias para que el equipo volara hacia allí. Finalmente lo hicieron en un vuelo de Aerolíneas Argentinas que iba con destino a Miami a repatriar argentinos a estaban varados en esas tierras.

Los fundadores compartieron el Twitter el audio del piloto dándoles una especial bienvenida a bordo: “Normalmente hago un speech dándole la bienvenida a los pasajeros. Hoy el orgullo es mayor al llevarlos a ustedes. Sabemos del trabajo que hacen cotidianamente. No tenemos idea por qué están yendo allá, pero he firmado una carga con material biológico y obviamente no es muy difícil suponer que van a una tarea importante para todos. Están haciendo un trabajo enorme para nuestra salud, la de nuestros hijos y los que sigan. No son muchas veces lo suficientemente reconocidos, pero sepan que por lo que ustedes hacen estamos muy orgullosos , fue parte de lo que dijo por los altavoces del avión.

 

El equipo de Caspr con la tripulación de Aerolíneas Argentinas. Fuente: Twitter Caspr.
La historia detrás

Giménez es biotecnóloga de la Universidad Nacional de Quilmes e hizo su doctorado con una beca Conicet en el Hospital Italiano. Allí conoció a los científicos Pereyra Bonnet, biólogo e investigador del Conicet, y Curti, licenciada en Genética y becaria del Conicet,  y comenzaron a trabajar con esta tecnología en 2014, cuando era muy incipiente en el mundo.

En 2018 se cruzaron con Grid Exponential, la company builder de biotecnología que tiene inversores detrás de la talla de Grupo Insud, Bagó , Bioceres, Sinergium y hasta el propio Marcos Galperin , y dieron los primeros pasos para transformar su trabajo en un negocio.

En el proceso conocieron a Franco Goytia, un economista de la Universidad de San Andrés que tenía experiencia como emprendedor y quería involucrarse en un proyecto que tuviera impacto para la sociedad. Hoy es el CEO de la empresa y quien aporta la visión de negocios al equipo.

Grid invirtió US$ 200.000 de capital pre-seed e hizo de trampolín para que el equipo pudiera trasladarse a principios de 2019 a San Francisco para recibir aceleración de IndieBio, del que recibieron además US$ 250.000.

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