En su editorial de cada mañana en radio Mitre, el periodista Marcelo Longobardi habló hoy, claro, del tema político del día: la designación del secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini, como precandidato a vicepresidente en la fórmula que encabeza el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli.

El periodista sostuvo que la frase de que “es un orgullo acompañar al vicepresidente de Néstor Kirchner” con la que, según el propio Scioli, Zannini aceptó la propuesta resulta en sí misma “un acto de cinismo político que lo caracteriza tanto a él (a Zannini) como a la Argentina en términos generales”.

Según Longobardi, “el principio general de la política argentina sigue siendo el mismo”, que es que “la batalla por el poder no termina con la elección, empieza con la elección”.

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“Carlos Zannini –apuntó el periodista- es un operador ideológico de los Kirchner desde los años 80 para acá. Es una persona básicamente desconocida por el gran público y que, por lo tanto, votos no aporta”. También resaltó que cono “los candidatos a presidente jugando a este juego de no decir lo que piensan (…) los vices empiezan a ser importantes porque son los que tienen las ideas”.

¿Qué significa, entonces, la designación de Zannini?”, se preguntó.

Y continuó: “Hay dos interpretaciones: la primera dice que la designación de Zannini compromete muchísimo la autonomía y la independencia de Scioli como presidente, maniatado como consecuencia no solamente de Zannini sino tal vez de Cristina (Kirchner) candidata en la provincia y (Axel) Kicillof en la Ciudad. La segunda es que Scioli es un tipo acostumbrado a jugar con fuego y con reglas un poco más diferentes a los demás candidatos, que intentaría captar a Zannini como captó a (el vicegobernador Gabriel) Mariotto”.

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Señaló además que es una incógnita “cuántos votos le va a costar esto a Scioli” y “qué efecto dominó va a producir en el resto del escenario político”.