HAY ALGUNAS SOSPECHAS SOBRE LA POLIC A

Vidal recibió una nueva amenaza pero dicen que no quiere más custodia

El enjambre de periodistas y camarógrafos rodeaba a María Eugenia Vidal. En medio, desperdigados, apenas un par de voceros de la gobernadora bonaerense. El único que aparentaba ser un custodio, y lo era, llevaba colgado en su saco su nombre: José Luis. Pero era empleado del Alvear Palace Hotel. "No quiere reforzar su seguridad, aún con las amenazas, además queremos dejar de hablar del tema", confió un hombre cercano a la mandataria a la salida del Consejo de las Américas.


Bastó que explicara que la nueva estrategia oficial era evitar una obligada victiminización, queriendo dejar atrás el apodo Heidi de campaña, para que otro funcionario de primer nivel de la Gobernación llegara con la novedad: "Esta mañana llegó otra amenaza anónima al 911". Idéntica que la anterior, que había sido realizada desde la Unidad Penitenciaria 9 de La Plata, con el mismo verbo: una voz advertía que iba a "reventar" la gobernación de Vidal. Igual, a diferencia de la aparición de un cartucho de escopeta en el garage de su ex casa de Castelar, la llamada fue minimizada.

Varios funcionarios le advirtieron a la mandataria que la difusión podía ser contraproducente, ya sea por efecto contagio o al retroalimentar a los autores de las intimidaciones originales para redoblar la apuesta.
"No modificó la agenda", se cansan de destacar cerca de Vidal. Es más, confían que la gobernadora desestimó la idea de incrementar el dispositivo de seguridad institucional a su alrededor, con la excepción familiar de la mudanza a la Base Aérea de Morón. "No quiere perder el contacto con la gente", es la versión rosa de sus funcionarios cuando hay otra hipótesis: evitar rodearse de más efectivos cuando se sospecha de la propia Policía.

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