SE FIJÓ ESE PLAZO A LA ESPERA DE RESPUESTAS DEL GOBIERNO A SUS RECLAMOS

Tras la presión de la marcha, la CGT define el paro la próxima semana

Pese a las críticas, en la central negaron una ruptura y respaldaron al triunvirato. Prevén que la huelga se concretará los primeros días de abril. Sin diálogo con el Ejecutivo

Digerir el shock que marcó el enardecido final de la masiva demostración del martes y parar la pelota para evitar decisiones en caliente. Ese fue el objetivo central que se trazó la primera línea de la CGT en el día después y, a la par que defendió públicamente la multitudinaria expresión de la movilización y reclamó respuestas del Gobierno, puertas adentro se esbozó cierto mea culpa por los problemas organizativos y de seguridad que derivaron en los incidentes del final.


En el diálogo interno se impusieron si dos definiciones contundentes: la ratificación de la unidad entre las diversas corrientes de la entidad y la decisión de estirar hasta la semana próxima el anuncio de la fecha del paro general. Ambas cuestiones se evaluarán en detalle en una reunión de la mesa chica cegetista, que prevé concretarse hoy, para consensuar una línea uniforme, tras lo cual se convocará a una cumbre del consejo directivo para la próxima semana. En ese marco, si no hay respuestas concretas de la Casa Rosada a sus principales reclamos, la cúpula gremial oficializará el llamado al paro para la primera semana de abril.

"Vamos a cumplir con la palabra de dar tiempo al Gobierno para que reaccione. Algo van a tener que definir porque no creo que quieran un paro", advirtió a este diario un referente de la conducción de la central obrera, quien negó contactos con funcionarios después de la movilización. "Hay mucho hermetismo, pero aún no nos han convocado", apuntó otro gremialista.

No obstante, en la entidad también admiten que será difícil que las eventuales respuestas del Gobierno sirvan para descomprimir el malestar social y evitar una medida de fuerza, sobre todo después del fuerte reclamo de paro que se expresó en la marcha. "Hay poco margen, estamos casi obligados a convocar la medida", razonó uno de los dirigentes que ocupó la primera fila del escenario de la protesta del martes.

Por otra parte, y pese a algunos pases de factura internos y críticas públicas por los inconvenientes en la organización, desde todos los sectores cegetistas ratificaron el respaldo al triunvirato de conducción que componen Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, y rechazaron la posibilidad de una nueva ruptura de la central o el alejamiento de algunos dirigentes. "La unidad se preserva, no habrá ruptura", insistieron las fuentes.

Públicamente la central defendió su estrategia de confrontación con el Ejecutivo y reiteró que no dará marcha atrás pese a las críticas que recibió de diferentes sectores políticos, sociales y hasta gremiales. "Jamás hubiéramos hecho el año pasado la marcha que hicimos ayer, porque hay una maduración en la sociedad, se empezó a comprender críticamente las políticas que lleva adelante el Gobierno", puntualizó Daer.

También Acuña rechazó cualquier presión al afirmar que "ningún grupo de pícaros va a corrernos por izquierda ya que nosotros jugamos para los trabajadores y no para los sectores políticos apurados".

La voz más crítica fue la de Pablo Moyano, número dos de Camioneros. "La que para el país es la CGT. No nos van a correr 200 muchachos, ni los de la línea 60, ni los remiseros de Ezeiza, ni los intendentes kirchneristas, porque su gobierno fue de los que más precarizó a los trabajadores", desafío el dirigente. Y en un mensaje hacia la interna sindical opinó que, con su padre, Hugo Moyano, en la conducción de la CGT, "esto (por los desmanes) no pasaba" y ya se habría hecho un paro contra la gestión de Mauricio Macri.

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