Terminan las extraordinarias con resultado amargo para el Gobierno

El Ejecutivo no logró que el Congreso apruebe la tipificación de los delitos de violencia en el fútbol y los cambios al financiamiento de las campañas electorales. Una historia que se repite desde 2016.

Mañana terminará el cuarto período de sesiones legislativas extraordinarias convocado por el presidente Mauricio Macri, con un resultado amargo para el oficialismo, que no logró que el Congreso apruebe las dos iniciativas a las que apostaba con fuerza: la tipificación de los delitos de violencia en el fútbol y los cambios al financiamiento de las campañas electorales. Sin embargo, no es la primera vez que un período de sesiones extraordinarias desaira al Poder Ejecutivo de Cambiemos. Los anteriores tuvieron también fuertes sinsabores para la Casa Rosada.

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En su última sesión del año el Congreso no logró avanzar con la ley antibarras
 

En Febrero de 2016, en su primera convocatoria a sesiones extraordinarias como Presidente de la Nación, Macri debió aceptar los reclamos airados del peronismo y enviar al Congreso los pliegos de los dos jueces que había intentado nombrar en la Corte Suprema por decreto: Carlos Rosenkrantz (hoy presidente del máximo tribunal) y Horacio Rosatti. Consiguió el aval del Senado, pero el daño en el vínculo político por su intento de designarlos mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) tardó en ser olvidado.

Ese mismo año, en diciembre, convocó nuevamente a sesiones extraordinarias. Originalmente hasta el 30, aunque después debió extender el llamado hasta el 2 de enero. De las cuatro convocatorias, esta fue la más tranquila para la Casa Rosada. El objetivo del Gobierno era aprobar cambios en el Impuesto a las Ganancias, previamente consensuados con la CGT y los gobernadores. Lo logró.

Luego llegaría el llamado de diciembre de 2017. El peor en términos de conflictividad política y social, pues en ese momento la Cámara de Diputados debatió el cambio en la fórmula de actualización de las jubilaciones. Fueron jornadas de violencia en las calles y de presiones políticas fortísimas sobre los gobernadores, que habían acordado con el Gobierno la modificación pero eran reticentes a pagar el costo político de sentar a sus diputados a votarla.

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El tratamiento de la reforma previsional derivó en incidentes y violencia frente al Congreso de diciembre de 2017

Hubo una sesión fallida, con acusaciones opositoras hacia Cambiemos de haber usado "diputruchos" (algo que no sucedió) para conseguir el quórum; y finalmente días más tarde el oficialismo pudo abrir la sesión. Para ello, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, llegó al extremo de llevar a los gobernadores hasta el Congreso y monitorear que los diputados que respondían a cada mandatario provincial estuvieran a la hora de abrir la sesión.

El debate no fue gratuito para Macri: a partir de ese momento, su imagen y la imagen de su gestión comenzaron un declive que se extiende hasta la fecha. Por primera vez, además, la imagen de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, se vio arrastrada por la crisis política.

Como resultado de esas jornadas, el Gobierno tampoco pudo avanzar con otro proyecto muy resistido por los trabajadores: la reforma laboral. Tema que quedó entre los pendientes y que nunca pudo retomar, al menos en el Congreso.

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