Qué medidas adoptó el Gobierno para bajar el carácter regresivo de la inflación

Un informe de Ecolatina señala que la suba de precios acumulada entre enero y julio afectó más a los más pobres, pero que este tradicional efecto podría haber sido peor si las autoridades no hubieran tomado una serie de decisiones respecto de las cuales hay dudas acerca de su sostenibilidad. 

La inflación acumula casi 16% en los primeros siete meses de 2020. Sin embargo, en el mismo período rozó el 17% para el primer decil de ingresos, es decir el que ocupan los sectores más desfavorecidos, mientras que fue menor al 15% en el 10% de los hogares de mayores recursos, sostiene un trabajo de la consultora Ecolatina, que advierte sobre el "carácter regresivo" de la suba de precios en la medición de enero-julio de este año. 

La alusión a "deciles" del trabajo remite a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que para medir la distribución del ingreso la divide en 10 deciles. El primero es el de menores ingresos, que para el primer trimestre de 2020, el último difundido por el INDEC,  supuso obtener entre  0 y 4.571 pesos de ingreso per cápita familiar. El decil más alto, el décimo, agrupa a quienes al primer trimestre obtenían entre $ 40.000 y $ 4.402.500.

Según Ecolatina "el aumento del precio de los alimentos por encima del nivel general de precios (18,7% vs 15,8%, respectivamente) y el mayor peso en el gasto total de este rubro en los hogares de menores ingresos es la principal causa" de que los más pobres se hayan visto más afectados por el aumento de los precios. 

 

"Vale destacar también que la brecha podría haber sido mayor si descontáramos las subas aceleradas en Recreación y Cultura (+24,1%) y Educación (+18,1%)",. aclara la consultora.  

Para Ecolatina este desigual impacto de la inflación en contra de los más pobres podría haber sido peor, ya  que "esta dinámica tuvo lugar sin una disparada del tipo de cambio oficial -que avanzó 20% entre enero y julio, 4 p.p. por encima del nivel general del IPC-, principal motor del precio de los alimentos, y en un contexto de fuertes regulaciones a la suba de algunos bienes básicos (programa de Precios Máximos)".

El documento recuerda que, como en los últimos años la sociedad ha tendido a sofisticar su consumo hacia bienes con un mayor componente importado y servicios privados, "el histórico carácter regresivo del tipo de cambio en la suba de precios se fue atenuando".

"En consecuencia, si bien la devaluación tuvo un impacto regresivo hacia el interior de la sociedad, ya que los sectores medios y altos pueden ahorrar, y mayormente lo hacen en divisas, protegiendo su riqueza de los saltos cambiarios, esta característica no se repitió hacia adentro del proceso inflacionario", subraya la consultora fundada por Roberto Lavagna.

El trabajo de Ecolatina también apunta a que hubo algunas decisiones gubernamentales que atenuaron el impacto regresivo de la inflación, aunque se pregunta sobre su sostenibilidad. 

 

Entre ellas señala  la decisión del Banco Central de que algunas empresas importadoras de bienes “no esenciales , como ser electrodomésticos y artículos tecnológicos, debieran usar dólares propios para operar. Esto tuvo un impacto directo en su nivel de precios, que afecta más a los hogares de mayores recursos, quienes destinan en este tipo de bienes una mayor proporción de su gasto.  

"En sentido contrario, garantizar “dólares oficiales para la cadena alimenticia y la compra de medicamentos atenúa las presiones inflacionarias sobre las familias más desprotegidas. En consecuencia, si bien esta medida puede ser negativa desde el punto de vista de la sostenibilidad o los incentivos al crecimiento, es progresiva en términos distributivos", explica. 

Ecolatina también recuerda que el congelamiento en las tarifas de servicios públicos también tiene un componente progresivo en materia de precios: su consumo es ineludible y representa un porcentaje mayor del gasto de los hogares de menores recursos. "Por este motivo, más allá de su sostenibilidad o progresividad fiscal -en el primer semestre, los subsidios económicos representaron más de 1% del PBI-, esta decisión tiene un componente igualitario sobre la inflación en el corto plazo. No obstante, si se subsidiara solo a quienes más lo necesitan, esta decisión se volvería más progresiva no solo inflacionariamente, sino también en materia de gasto público", apunta.   

Ahora bien, -continúa la consultora- el descongelamiento de “Precios Máximos impactaría más sobre alimentos y bebidas y, por lo tanto, en los hogares de menores recursos. Sin embargo, el esfuerzo fiscal para atenuar los efectos negativos de la pandemia y la cuarentena sobre los hogares de menor poder adquisitivo está compensando parte de esta dinámica regresiva sobre el “bolsillo . De esta forma, se comprende por qué el consumo masivo es uno de los menos afectados por la crisis actual. 

"En resumen, gracias a que se adoptaron estas medidas en los últimos meses la brecha de la inflación entre el decil 1 y el decil 10 no fue mayor a lo que efectivamente terminó siendo. Sin embargo, es importante remarcar que, pese a que las políticas atenuaron parte del carácter regresivo de la inflación, su costo económico no es posible de saltear. En consecuencia, habrá que ver qué parte del importante esfuerzo de gasto público que viene realizando el Estado Nacional se sostiene pasada la cuarentena -o, al menos, en qué magnitudes-.  

Como resultado, aun cuando el tipo de cambio no se mueva de manera abrupta o no haya un salto de las tarifas de servicios públicos en el corto plazo, no descartamos que el carácter regresivo de la inflación se acentúe en los próximos meses, impactando negativamente en la incipiente reactivación de la economía. 

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