Pymes apoyan la moratoria pero piden aliviar la presión tributaria para la pospandemia
Coinciden en que la iniciativa oficial "es una buena medida" pero observan con cautela la caída de la actividad, las tasas variables de la moratoria a partir de enero y cómo afrontar su deuda financiera y con proveedores.
La moratoria impositiva que el Gobierno lanzó para las Pymes a fin de enero y que ahora busca ampliar sus alcances incluyendo a grandes empresas y personas humanas, no es más que una tabla de salvación pero no resuelve el problema de fondo.
En concreto, les permite a las empresas mantenerse a flote en medio del naufragio pero no será suficiente para hacerlas llegar a la costa.
Palabras más, palabras menos, éste es el sentimiento que sobrevuela al entramado de pequeñas y medianas empresas, en momentos en que el Congreso de la Nación debate el proyecto de ley enviado días atrás por el Ejecutivo para generalizar los beneficios de la moratoria a todas las empresas y particulares que adeuden tributos nacionales, aduaneros y previsionales con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Hay un acompañamiento general a la medida, que ven como una decisión clave para paliar una situación de caja de las empresas que, en muchos es crítica por la pandemia, y puede definir la continuidad o no de esa unidad productiva. Sin embargo, es una medida necesaria en la coyuntura pero insuficiente para enderezar el barco.
Es que a los efectos negativos de la recesión, que viene profundizándose hace más de dos años, se sumó ahora el golpe del parate por la cuarentena establecida para contener los contagios de Covid-19.
Tres aspectos reflejan las preocupaciones de los pequeños y medianos empresarios, más allá de que todos coinciden en que la moratoria es una buena medida. Por un lado, cómo estará la actividad económica y en particular las ventas hacia fines de año, cuando llegue el momento de empezar a pagar las primeras cuotas de la moratoria impositiva.
En segundo término, cuál será la tasa de interés (variable) que habrá que afrontar a partir de enero de 2021, tras las primeras cuotas a tasa fija del 2% mensual. Y por último, cómo hacer frente al resto de los compromisos con proveedores y el sistema financiero, tras la brutal caída de ingresos que las empresas están registrando este año.
"Ahora la moratoria le saca la guillotina de la cabeza a las Pyme pero no resuelve el problema de fondo, que es la altísima presión impositiva", sostuvo Pedro Cascales, vocero de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), y agregó que "preocupa la tasa variable que habrá a partir de enero de 2021", que no sabe de cuánto será.
Cascales recordó que hay 60.000 empresas que cerraron o están por cerrar, por lo que un 10% de las Pyme está en situación crítica".
Marcelo Fernández, titular de la Confederación General Económica (CGERA), apuntó que la entidad "fue la primera que pidió una moratoria, cuando se puso la cuarentena no podíamos el IVA por las ventas del verano, que se liquidan a 90 días".
El objetivo es salir de la cuarentena cuando se retome la actividad "con las deudas regularizadas para poder ser sujeto de crédito de los bancos", señaló.
Consultado sobre si las empresas podrán hacer frente a las cuotas de la moratoria si la actividad no levanta, Fernández consideró que "en abril, mayo y junio no hubo grandes vencimientos porque no hubo actividad, y cuando arranquemos hay 90 días para pagar el IVA", por lo que se genera de hecho un período de gracia hasta el momento de empezar a pagar. Y cerró: "Al Estado no podemos pedirle más".
Un mediano empresario, con asiento en el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina, aseguró a El Cronista que "la moratoria es buena pero con eso solo no va a alcanzar por las grandes distorsiones en materia impositiva que tiene el país".
Alrespecto, pidió un horizonte de expectativas económicas para poder seguir. "Para pagar las deudas del pasado tengo que tener futuro", disparó con crudeza.
Para Florencia Vitale vicepresidenta de Carmahe, la cámara que reúne a fabricantes de bienes de capital, la moratoria es "una herramienta útil" para atravesar esta crisis, en especial para aliviar la carga en materia impositiva y previsional.
Consideró que el primer pago previsto para el 16 de noviembre "está muy próximo" en un contexto muy difícil, con "empresas que han cerrado y otras que se encuentran atravesando momentos muy complicados" para el pago de sueldos, complicaciones en cadena de pagos y dificultades para potenciar ventas.
Por su parte, Pedro Reyna, vicepresidente de Faima (cadena foresto-industrial), explica que "se necesita un puente hacia una mejora en la actividad productiva, la moratoria en sí misma no sirve como única política", y reclamó crédito para capital de trabajo y en paralelo, "un fideicomiso integral para la deuda de las empresas con proveedores y el sistema financiero".
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