Por un guiño de Cristina, en la CGT se impusieron los moderados

No habrá movilizaciones contra el Gobierno en la antesala de las PASO. Sectores de la conducción sindical apuestan a retomar el diálogo con la Casa Rosada

El salvavidas llegó del lugar menos pensado: la orden de Cristina Fernández fue decisiva para bajar la movilización contra el Gobierno que un puñado de gremios afines a la ex presidenta promovía para el 7 de agosto. Así los sectores moderados de la conducción de la CGT se hicieron del argumento perfecto para contener la presión de la tropa sindical más combativa, que pugnaba por retomar la ofensiva contra la administración macrista. El triunfo del ala "prudente" de la central obrera se traducirá en la decisión de no avanzar con protestas ni movilizaciones previo a las primarias del próximo 13 de agosto. La reunión del consejo directivo de la entidad, por ahora prevista para mañana, oficializará esa línea de acción.

"Hay que evitar que cualquier medida quede politizada por la campaña. Hay reclamos, pero no es el mejor momento", se sinceró un dirigente de la primera línea cegetista para justificar la determinación sindical de guardarse por un tiempo. Otro de sus colegas compartió la idea y hasta admitió el "favor" que significó para el debate puertas adentro de Azopardo 802 el pedido personal que CFK formuló a Hugo Yasky y Sergio Palazzo para dejar en suspenso la marcha que organizaban para el Día de San Cayetano.

La explicación electoral es apenas una de las razones por la que los sectores moderados de la conducción cegetista, entre los que se inscriben los grupos de los gordos e independientes, recomiendan administrar con prudencia los tiempos de un nuevo ejercicio de confrontación con la Casa Rosada. Todavía, entre unos cuantos dirigentes resuena con fuerza el traspié ante la opinión pública que representó la ofensiva de los principios de año, incluido el primer paro general contra la gestión macrista.

La continuidad del escenario de fragmentación peronista abona la cautela de los caciques cegetistas. Sin un paraguas político para fortalecer un plan de acción temen quedar pedaleando en el aire.

"Hay que esperar el dato de octubre", repiten hasta el cansancio. Por motivos diferentes, suponen que tanto un triunfo de Cambiemos como una victoria del cristinismo en el territorio bonaerense activará un horizonte más permeable al conflicto social. En el primer caso la preocupación se concentra en la posibilidad de una avanzada oficial contra las principales bases del poder sindical. En el otro escenario, con una oposición K victoriosa,"la conf lictividad se aceleraría casi irremediablemente", sospecha un gremialista.

En el mientras tanto que separa julio de las legislativas, las diferencias en la propia interna cegetista se multiplican y agrietan la propia unidad del triunvirato de conducción, que componen Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña. El primero se puso al frente del reclamo por ofrecer alguna expresión de descontento por los efectos de la situación económica sobre el empleo y el poder de compra de los trabajadores.

Pero el respaldo que inicialmente le brindaron los gremios del transporte, con Pablo Moyano a la cabeza, se desinfló con el paso de los días y la definición de la paritaria de Camioneros. En cambio, los moderados, entre los que se anota Daer, prefieren aunar esfuerzos en el objetivo de retomar el diálogo con el Gobierno para resolver los reclamos pendientes, al menos hasta que se abran las urnas.

 

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