Por el viaje de Alberto, el PJ pospuso una cumbre y abre la incógnita sobre su futuro

El mandato de Gioja vence en mayo. Alberto Fernández dejaría de lado la tradición y no aspiraría a esa silla. ¿Puede impulsarse una "sorpresa" como Máximo Kirchner? La idea superadora de Capitanich

Durante el año pasado José Luis Gioja le transmitía a variados interlocutores partidarios que su máxima aspiración era ser el presidente del PJ Nacional que logró devolver la Casa Rosada al peronismo. El sanjuanino puede tachar ese deseo. Con un mandato que vence en mayo, la duda ya resuena en las carpas playeras donde veranea el pejotismo: ¿Continuará al frente o habrá recambio?

Con la tarea cumplida, el PJ se tomó un descanso. Pero el cronograma que viene es inevitable. El viaje de Alberto Fernández a Israel, al que se sumó el gobernador Axel Kicillof a la comitiva, obligó a postergar la clásica cumbre del peronismo bonaerense de cada enero en Santa Teresita. Su titular, el intendente Gustavo Menéndez (Merlo), suspendió el peregrinaje a La Costa para febrero, después de que el Presidente regrese de Roma de ver a otra pieza relevante del tablero del movimiento autóctono: el Papa Francisco.

En 2017 el cónclave playero ya se había suspendido. Su entonces presidente Fernando Espinoza acusó a la lluvia pero la tormenta que oscurecía al partido por aquella época era la eventual candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, con un extinto Grupo Esmeralda de intendentes que visualizaban la jubilación de la ex Presidenta y después fueron al Instituto Patria a buscarla. Alberto Fernández terminaría de jefe de campaña de Florencio Randazzo. Escenas de otro país muy distinto al de hoy.

El año pasado el encuentro sirvió para reeditar un viejo anhelo de los jefes comunales: pretender ungir a uno propio como candidato a gobernador. El huracán Kicillof en su Clío los pasó por encima. Como premio consuelo, ya hay intendentes proto-albertistas que apuntan a la Federación Argentina de Municipios (FAM), órgano revitalizado en el primer kirchnerismo que Verónica Magario logró retener ante el fallido avance del macrismo.

Me gustó mucho este video que pasaron hoy los compañeros y compañeras del peronismo de la provincia de Buenos Aires en el encuentro de Santa Teresita. Quiero compartirlo con ustedes.

Como decía Néstor en ese mismo lugar en 2010: “No dejemos que nos hipotequen el futuro . pic.twitter.com/4AFdSkAeRu

— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) January 26, 2019

El verano marca el prólogo de la incógnita sobre la jefatura pejotista que se vienen. Con calendario aún tentativo, que deberá ser validado al regreso de las vacaciones, se estima que en febrero ese reúna el Consejo partidario para convocar a un Congreso, órgano presidido por el histórico gobernador Gildo Insfrán, para marzo o abril. Al filo del fin de los mandatos actuales, ese será el encuentro que fijará la futura conducción justicialista a partir de mayo.

En plena campaña, post-PASO con el traje de próximo Jefe de Estado ya medido por un sastre, el candidato del Frente de Todos avisó que él no tenía ningún interés en asumir otra presidencia. "El peronismo tiene jefe y se llama Alberto Fernández", lo ungió el tucumano Juan Manzur. Hay una tradición, no siempre respetada, que quien ocupe la Rosada también ocupa el principal despacho de Matheu 130.

Néstor Kirchner, que imaginaba una política con dos categorías antagónicas (un polo nacional y popular y otro de centroderecha) se puso al frente del PJ ya reemplazado por Cristina. Desde Chaco, el gobernador Jorge Capitanich lanzó la idea de reeditar esa visión del patagónico, creando un suprapartido, con el PJ como columna vertebral pero que incluya a los demás sellos del frente electoral.

"Máximo es un articulador entre todos los espacios, con la experiencia que vivió con lo que fue el Frente para la Victoria", resumen cerca del hijo de Néstor y Cristina Kirchner, para desestimar una hipótesis que resonó verosímil: afiliado desde los 18 años, con su madre que apenas pisó la sede partidaria y Alberto sin aspiraciones, el líder camporista podría acceder a la jefatura del PJ.

Sin salidas disruptivas, considerando que con el PJ en la Rosada el partido suele quedar en segundo plano (Hugo Moyano supo renunciar al grito de que era una "cáscara vacía"), todo se encamina a una consensuada reelección de Gioja. Pero la Argentina siempre sorprende.

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