Melconian: "Para no tener tanta inundación, emitamos dos tercios de pesos y un tercio de una coronamoneda"

Así como el Gobierno se trazó una hoja de ruta sanitaria para la pandemia, Melconian sostiene que ahora falta pensar cómo evitar las consecuencias del esquema extraordinario de asistencia que demanda la crisis.

Para Carlos Melconian, la Argentina tenía por delante un año de transición con metas modestas, crecimiento mínimo e inflación superior a 35%. Pero el coronavirus se transformó en un golpe durísimo para una economía maltrecha que venía de años de estanflación. “Se nos cayó un piano en la cabeza , grafica con su habitual estilo coloquial. En ese camino, ve con preocupación que el Gobierno no tenga una hoja de ruta clara sobre cómo seguir después de que se termine la cuarentena. Le preocupa la gigantesca inyección de pesos y piensa que una “coronamoneda puede ayudar para que el país no resuelva ese exceso con una licuación inflacionaria.

- ¿En qué estado estábamos cuando apareció el coronavirus?

El gobierno arrancó con un PPP, un “Programa Peronista Puro , que tenía un objetivo modesto y discreto, que era que la economía quede en 0 y la inflación en 30 y pico, donde la comparativa siempre era vengo de dos años de -3% de PBI y 50% de inflación. Entonces la medida era esa. Digo para simplificar. Era un programa donde los temas centrales semiheredados eran el cepo y la deuda. Y del cepo lo que querías rescatar era que el Banco Central volviera a comprar dólares, en una magnitud equivalente a los pagos que la Argentina –aún sin pagar deuda a bonistas- va a tener que cumplir. Eso per sé generaba una emisión monetaria de 40% anual. Era más que suficiente para el objetivo de poner un poco de plata en la calle pero mantener una inflación debajo de 40%.

El desequilibrio fiscal se intentó combatir con el llamado impuestazo y quedaba pendiente la idea de querían respetar la deuda local en pesos y que eso requería roll over. El programa requería tener la emisión que demanda el sector externo por la compra de dólares , lo que te queda de deuda sin bonistas, bajar la tasa de interés, no tener conflicto monetario y avanzar de -3% de PBI a 0 y de 54% de inflación a 39%. Y caminando por la calle se te cayó un piano en la cabeza que es la pandemia.

- El Gobierno trató de maximizar la lubricación de la actividad en esta cuarentena. Pero con una capacidad de respuesta fiscal muy distinta a la que tienen otros países. Con esta restricción, ¿qué se puede hacer para que la economía sobreviva al golpe del piano?

El mundo está comprobando que el efecto helicóptero de tirar plata a lo Lehman Brothers tampoco alcanza, porque hay problemas de focalización y gestión. Por supuesto me estoy circunscribiendo a lo económico. El mundo también tiene que dar la respuesta sanitaria, que no estuvo clara y no terminó. Están tratando, más allá de los resultados conseguidos hasta ahora, de flexibilizar las cuarentenas. Y no se sabe si a futuro viene la inmunidad, la vacuna o una doble vuelta del virus.

En el caso de la Argentina, somos un país que no tiene mercado de capitales, no tiene moneda, no tiene fondo anticíclico. Y antes de pensar la economía, vino una decisión política que para mí es un dato: vino la visión sanitarista, en donde la voz más escuchada fue la de los epidemiólogos y expertos en infectología. No digo que esa visión está crujiendo, pero está claro que la versión argentina del sanitarismo fue achatar la curva y tirar para adelante. Aún con las prevenciones que surgen en el área metropolitana, donde no está claro si está logrado el triunfo del achatamiento o en algún momento se te empina. Pero lo que está claro es que dado el trade off indiscutible entre cuarentena y situación económica, a la Argentina le viene el momento del crujido también.

- ¿Cuánto aguanta el cuerpo de la economía?

Tengo la impresión de que vamos a una continuidad de cuarentena obvia en lugares obvios,  como en un espectáculo deportivo o el teatro, pero a mirar para otro lado en los casos no obvios, a los efectos de decir hasta acá llegamos. Porque está visto en el mundo que al final la situación te va desbordando y va quedando en manos de la responsabilidad de cada persona y su capacidad de administrar su propia economía. Viene entonces toda esta reacción de ayuda del Estado, pero dejame decir esto: con mi socio salimos a la cancha -aún antes de la cuarentena- a decir: “miren muchachos, no hagan barullo ni todos aquellos que se van a preocupar por la emisión o el gasto, ni se pongan contentos por el triunfo heterodoxo o keynesiano . Lo importante es tener en claro los objetivos y focalizarnos en hacia dónde ir, con la emisión que de cualquier modo va a venir. Entonces, gastémosla como corresponde y no tirando por tirar, con perdigones. Hay un camino intermedio, que es: guarda que les dijimos a los bomberos que vengan con el agua porque no hay otro remedio, pero después tenemos que descubrir la fórmula de cómo se recupera ese agua. Porque salvo que venga un milagro, la gente va a rechazar el agua.

Después vemos que la ayuda viene lenta. Primero arrancamos viendo que los sueldos los iba a pagar el sistema bancario cobrando 24% de tasa; después los Repro; después el que se anota le dan el 50% del salario, y ahora vemos que si facturaste febrero contra febrero más que el año pasado, no te lo dan. Es un proceso en el que más vale que vayan más rápido, porque está crujiendo la economía real. Cómo viene la liquidez en el sistema bancario es otro tema, porque bajo el formato que se le dio, los bancos están pidiendo garantías en términos de saber qué voy a prestar y a quién, porque si no abrís la cuarentena, por más que tengas la carpeta bien hoy no la vas a tener bien dentro de tres meses.

- En el camino también se habla de más impuestos

Sí, hay gente que quiere usar a los bancos para colocarle deuda pública, diputados que quieren que la crisis la paguen los ricos. Le queda pendiente a la Argentina algo que ni empezó: todavía no desarmamos la cuarentena y no lubricamos con la emisión. Porque emisión no es lo que ocurrió en marzo, es lo que está en el camino de ida. Pero simultáneamente a pensar cómo se apaga el fuego, hay que ir pensando como mínimo otras dos cosas: cómo se va a evacuar el agua, y cómo se recupera la capacidad de producción, cómo es la reconstrucción posterior. Porque si por arte de magia hoy viniera un mago y te pusiera en marzo antes de la pandemia, la pregunta de por dónde va a crecer la Argentina después de 12 años de estanflación sigue vigente. Digo esto porque el ministro de Economía habló en un reportaje el fin de semana de la recuperación post pandemia. Esto no es rebotar de lo que vas a caer. Si te pongo en el punto de partida, venías con el PBI per cápita del 2011.

- Hay que preocuparse por sacar el agua, pero hay otros que dicen que se van a morir de sed. ¿Cómo se corrige ese flujo?

Lo que pasa es que inicialmente nuestra economía tiene desequilibrio, no equilibrio. Hay fuego. ¿Y cómo se apaga el fuego? Con agua. Emití. No hay otra manera. Pero cuidado que este país no tiene alcantarillas para que el agua se vaya. Tiene que venir alguien que la evacúe. Vos en el PPP querías emitir solo 40%, pero ahora podes llegar a 150%. Entonces es real que me digas ‘vos querés preocuparte por la evacuación pero el agua todavía no llegó’. Yo quiero preocuparme por las dos cosas. Acá hay un problema con la focalización y la gestión. Y para darle la derecha y que ningún funcionario se sienta ofendido, es un conflicto de carácter internacional. Porque la propia Reserva Federal ha tenido que crear canales adicionales al efecto helicóptero. Porque ese efecto de Bernanke para su momento fue todo un descubrimiento de una persona que había estudiado crisis financieras monetarias, bancarias y de mercado. Y era: vos emitís, rescatás papeles públicos e hipotecas, y el derrame se ocupa. Pero esto es más que eso, es cómo le llego a la pyme, es qué hago con los cheques.

- A juzgar por lo que dicen las empresas, eso todavía no está sucediendo.

Ahí el punto es ver cómo focalizo y cómo llego. Eso tendrá otra dinámica y otra velocidad, pero es un tema a resolver. Este camino para mí no se agota en mayo ni en las formas que veamos de abrir la cuarentena. En la cronología es: emití, focalizá, llegá, da la liquidez, el cheque. Pero todo esto va a empezar a inundarse. Y hay que tener cuidado porque hay algo que se llama la brecha y otra cosa llamada inflación, y estamos metiendo unos chorros de agua fenomenales. 

- ¿Cuáles son los elementos evacuadores de esa agua?

Para semejante cantidad de agua no hay un solo instrumento. Estamos buscando instrumentos evacuadores, pare que la gran evacuadora argentina no se haga cargo, que es la tasa de inflación. La inflación te dice “correte, déjame que yo lo resuelvo, yo entiendo de esto . Esa sería una evacuación a lo Celestino Rodrigo, a lo Erman González. Pero mejor tratemos de que no sea una licuadora de ese tipo, ya vimos esa película.

- ¿Hay opciones menos dañinas?

Nosotros propusimos una suerte de coronamoneda. Es plantear lo siguiente: “¿por qué no tiramos un poco de este otro tipo de agua? . Es una moneda que no sé si es senior contra el peso, depende de la jerarquía que le dé el Gobierno para que valga y que sea rescatada en tres o cuatro años, diciendo desde el primer día cuándo va a suceder. Y todos aquellos que se preocupan por la emisión monetaria, van a decir que esto es como el peso. Y si es como el peso es mejor, porque entonces no fue una cuasimoneda. Será que la gente aceptó más agua de la que yo creía: mejor. Y si la gente no la acepta, que la primera que se licúe es la coronamoneda. El esquema podría ser emitamos dos tercios de pesos y un tercio de coronamoneda. Cada uno recibe un poquito de coronamoneda.

De manera que la inundación de moneda que va al sistema bancario porque tiene efecto multiplicador sea de dos tercios, y no de tres tercios. La coronamoneda tiene 100% de encaje. Pero además está la Leliq. En el 2015 el kirchnerismo uso vender dólares para absorber pesos. Ahora sería un mercado mucho más genuino vendiendo en el contado con liqui, en lugar de traer a la Gestapo del tipo de cambio.

- ¿Quién recibiría coronamoneda?

Tiene que ser universal, lo emite la Nación, de ninguna manera las provincias. Y sirve para el total del gasto público en el cual se va a empeñar en este momento la Nación. Porque íbamos a emitir $ 800.000 millones y ahora pueden ser $ 3 billones. ¿Y todo lo vas a tirar ahora? Y sí, porque si no todo no llega. Pero el punto sería no hacerle pagar el sacrificio inflacionario a 44 millones de argentinos en seis meses, sino distribuirlo en el tiempo. Cuando viene la ayuda de salarios al sector privado, ¿es parte del gasto público? Sí, también.

De repente en lugar de aportar 50% dale 70% y te pongo la diferencia en coronamoneda. O agarrá parte del gasto público y ponelo en coronamoneda. Lo hace la Nación, se ocupa el Tesoro, no tiene que ser todo, se distribuye en los meses, es un poquito a cada uno y termina siendo un sacrificio inferior a decir “te lo corto , que es peor y menos realista. Vos pensá que este es un gobierno que parte del preconcepto de que en estos períodos no hay ajuste del gasto público. Entonces podés tener la coronamoneda como un elemento más. No nos concentremos en eso.

- ¿Cómo queda el gasto público hacia adelante?

Eso es algo recontraimportante: el gasto que estamos generando es transitorio. No te olvides que en el 2008 y 2009 Argentina tenía superávit fiscal, entró en un incremento de gasto como el resto de los países, pero terminado Lehman Brothers quedó el gasto en el 2010 y 2011. Es como que falta política macroeconómica.

- ¿Qué se puede hacer con la deuda financiera que las empresas no pueden cubrir por el bimestre de facturación que no tuvieron?

Cuando en el estudio razonamos esto, previo a la cuarentena, decíamos que había que ir por dos o tres medidas. De los salarios, vía Repro o por el sistema que quieras, es algo fiscal y se va a ocupar el sector público. Logística es un problema de la compañía; impuestos es un problema de la compañía, y capital de trabajo es tema del Banco Central. Pero en la Argentina, el Banco Central también es el gobierno, más en estas circunstancias. Entonces, dejame ver toda la vuelta de cheques que tenés en el pipeline hasta el 18 de marzo (quién dio un cheque después de eso? Nadie).

Si el BCRA se ocupa de garantizar esa vuelta, entonces garantizo el puntapié inicial de lo que tenías a pagar y el capital de trabajo. Y después, o porque no hay consumo o porque viene el parate, sé responsable de lo que pagues y otorgues de ahí en adelante. Pero hay, de alguna manera, una fórmula de redescuento o liquidez a tasa cero, de la cual se ocupa algo más que el Fogar, porque es algo más que un apalancamiento que no termina dando abasto. Y porque dada la pérdida de valor que tiene la economía, no hay activos que respalden esas cosas. Entonces, ¿por qué no evaluamos cuánto es el circuito de cheques dado hasta el 18 de marzo y nos hacemos cargo de una masa que sea el capital de trabajo? Por supuesto que esto requiere gestión y tiene enorme grado de discrecionalidad. Requiere dosis masivas de honestidad en el manejo de la cosa pública, muy superior de la que se requiere habitualmente. 

- ¿Vamos a tener una nueva normalidad productiva? ¿Cómo vamos a estar en seis meses?

Esta respuesta va a depender de cómo se vaya liberando la economía. Yo creo que algún nivel de rigurosidad en el área metropolitana va a quedar. Está claro que los eventos públicos con gente el Gobierno no los puede autorizar. ¿Vos firmas que el 1 de enero de 2021 estemos en una situación relativamente normal? Yo sí. Cuando consulto esto con médicos, me dicen: normal va a ser cuando esté la vacuna. ¿Y eso cuando puede ser? Muchos te dicen el año que viene. Ahora la nueva normalidad va a depender de si el país como un todo que tiene capacidad de emitir y llegar y de evacuar el agua que inyectaste, y dentro de ese esquema, si tiene la capacidad de recrear crecimiento. ¿De qué va a depender? De que hayamos mantenido en pie la capacidad productiva, que hayamos mantenido en pie a la formalidad de los trabajadores. Que podamos auscultar que el tejido productivo está intacto. Porque he escuchado a algunos funcionarios que descansan en el rebote de la capacidad ociosa. No es una cuestión de capacidad ociosa. Es ver, en este primer round, como logro llegar al punto en el cual estaba cuando se nos cayó el piano.

Hay otra cuestión: cómo va metaformoseando la visión política de este gobierno respecto a la producción. Quiero ver si se puede recuperar el concepto de productividad de los factores, que no es solo el trabajo, es también el capital. Quiero ver como la Argentina recupera su capacidad de generar el valor destruido por la pandemia y también durante los últimos diez, doce años, o veinte años. El sector privado acá no crea empleo neto desde 2007.

- Eso implicaría un diagnóstico que mire el presente pero que se haga cargo del pasado.

Cuando nos preguntemos qué reflexión nos va a dejar a futuro la pandemia, tenemos que ver en qué despelote nos metió, pero tratemos de distinguir qué profundizó, qué venía de antes y que nos abra la cabeza para repensarlo de nuevo. Si hubo un crecimiento laboral, fue todo informal. Tenemos que repensar que 3,6 millones de personas iban a ir a buscar 10.000 pesos y al final fueron 8,5 millones. Hay que atender el tema de la confianza (que está muy influido por lo que hagas con la deuda). Y si hay un tema tributario, es porque mostraba una presión fiscal que ya era insoportable.

Si tengo el problema inmediato se arregla con agua, el día después ya lo tengo que estar macerando en la cabeza. Porque si bien va a ser un día a día, un paso a paso, va a ser muy dependiente de alguien que tenga pensado cómo seguir esta historia.

Tengo la impresión de que cuando los epidemiólogos rodearon al Presidente y le dijeron “metete en cuarentena ya , deberían tener en la cabeza esto más allá de la evolución del virus y de lo que pasa en el mundo. Sin entrar en ese dogmatismo, copiemos a los epidemiólogos y tengamos una hoja de ruta.

- Así como Alberto Fernández se rodeó de médicos especialistas, te parecería apropiado tener un comité de consulta con economistas?

No me puedo oponer a una cosa así. Todo lo que suma es bienvenido. Aunque sea para dar ideas, pero siempre que tengan los pies sobre la tierra y no termine en charlas de café. Con la cuarentena fue un circuito: el Presidente escuchó y luego ejecutó. No es algo fácil, pero hay que llegar a un equilibrio. Pensá que en poquito tiempo la Argentina pasa por un conjunto de profesionales que endeudan al país hasta una situación insoportable y viene otro conjunto de profesionales que dice no paguemos. O viene un conjunto de profesionales que dice liberá el cambio, que los precios ya están al tipo de cambio flotante y no pasa nada, y viene otro que profundiza el cepo. Porque con la comunicación del viernes pasado te diría que ya es más que machazo. Armemos todo el conjunto de epidemiólogos de la economía, pero sepamos que la Argentina tiene que salir de ese péndulo.

- ¿Qué otro factor estructural más queda para corregir dentro de las respuestas que hay que dar después de esta primera ola de la pandemia económica?

Está claro que el tema de la moneda y el tema de los mercados de capitales es un conflicto. Porque si pesificás de prepo y no pagas la deuda, no vamos a sacar una moneda del mercado de capitales. Si no lo que haces es poner el carro delante de los caballos. La historia es cómo se hace un país respetuoso de los contratos y sin inflación. ¿Cómo voy a pretender tener moneda si no tengo controlada la inflación? Soy respetuoso de la unidad financiera (UF) chilena, pero cuando las inflaciones son de 50% no hay UVA. Yo me opuse como presidente del Banco Nación para el UVA para el crédito. Por qué? Porque significa un hedge fenomenal, pero hacer algo de ese tipo hay que bajar la inflación.

La tasa de inflación es una cosa muy confusa este año. ¿Es la del primer trimestre, que es rara; la del segundo, que es más rara todavía o la que va venir a partir de la evacuación monetaria?

- Para cerrar, qué perspectiva tenés de la reestructuración de la deuda bajo legislación extranjera?

Lo veo en manos del Presidente y de su instrucción al ministro de Economía respecto a encontrar una solución o no. No le he visto al Presidente desde hace un tiempo. La persona que yo había visto era una persona que prefiere no tener default. Ahora ha pasado tiempo y además se nos cayó el piano en la cabeza, y tiene un exceso de gente diciéndole que post pandemia, hagamos de país pobre y vayamos a mendigar. ¿Quién se va a quejar hoy por un default? Esa para mí es una visión equivocada. Hay que dar la pelea y poner sobre la mesa las circunstancias internacionales pero no hay que ir a dar lástima. Ahora, hay que tener cuidado.

Hoy volví a leer un artículo de Paul Krugman, de diferenciación de la bolsa americana y el nivel de actividad de EE.UU, o lo leo a Stiglitz, por ejemplo. Son ideólogos del mundo, yo no quisiera que tomen a la Argentina de chanchito de la India. Si quieren probar la nueva modalidad de patear el tablero y no pagar, que usen a alguno de esos países a los que el Fondo les está regalando plata por pobres. Tengamos orgullo de saber que si hubo un equipo que hizo una macana, vos tenés que ir y arreglarla. El Presidente tiene por delante fechas emblemáticas: el 8 de mayo, el 22 de mayo, el 11 de mayo la provincia de Buenos Aires. O sea que tenemos quince días para resolver esto. Creo que el formato de la oferta que hizo la Argentina es la de un canje, no la de un cambio en las condiciones de los bonos tal cual rezan las cláusulas de acción colectiva. Es el intento de decir “me saco aquello y te entrego esto . Lo que se hizo en el 2005 es incomparable por el período que te tocó, y porque el ajuste previo te lo había hecho otro. Margen para encontrar una solución hay. Pero la Argentina fue tan a un extremo que ahora cualquier cosita en función de mejorar no puede ser vista como una derrota del Presidente.

Lo que queda es recuperar el equilibrio político. Siguiendo lo que ha ocurrido en el 2003-2005 y en la democracia en general, los oficialismos se imponen en la primera elección de término medio pero empiezan las oposiciones dentro del mismo partido, una cuestión casi permanente. Porque a veces la oposición tarda en armarse, o porque esto había nacido relativamente desequilibrado. Pero urge ahí recuperar los equilibrios, algo que Néstor Kirchner logró en dos años pero con una economía que crecía al 9%.

Y ahí hay un tema para ordenar que hace a la confianza y a la credibilidad, y a la idea de tener un equipo económico en el que se note quien conduce. Este planteo lo hago con la autoridad de haberlo presentado como un déficit en el arranque del gobierno de Mauricio Macri. Hoy la pandemia lo puso arriba de la mesa con una virulencia que no tenía y se venía venir. Pero es una obviedad.

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