Macri se encomienda a Maquiavelo para el desafío de quebrar dos veces al peronismo

Hoy temprano, cuando se confirme el veto presidencial a la ley de doble indemnización que pergeñaron los gremios, el kirchnerismo y la izquierda, Mauricio Macri se zambullirá en una experiencia política impredecible. Intentará experimentar ese dogma que acostumbran a ilustrar los ideólogos Jaime Durán Barba y Marcos Peña: el gobierno de Cambiemos no es un gobierno de coalición. La tríada del macrismo sueña con una gestión apuntalada políticamente por sus alianzas con la UCR, los cívicos de Elisa Carrió y los peronistas descarriados que vienen surfeando la ola desde hace una década. Pero darían el alma por no tener que incluir en el activo PRO ni a Sergio Massa, ni al peronismo sin jefatura y mucho menos al kirchnerismo residual que se aferra como puede a los arrebatos todavía eficaces de Cristina Fernández.


El problema para Macri es que la alianza Cambiemos no cuenta con los legisladores suficientes para sostener el peso de la iniciativa política. El acuerdo con los holdouts y el primer freno a la ley antidespidos K necesitaron de los votos renovadores de Sergio Massa, más el apoyo estratégico de los legisladores de algunos gobernadores peronistas. Esa coalición (vade retro para Durán Barba) será mucho más difícil de reconstruir ahora que la decisión maquiavélica del veto presidencial manchó el escenario de la bondad institucional montado por el macrismo. Ahora las cosas serán a cara de perro y al enojo coyuntural de Massa habrá que sumarle un casi seguro segundo paro nacional de los gremios.


Aún con la inflación por las nubes y la actividad productiva en coma, Macri se siente confiado como para acometer el 2017 electoral y decisivo en una confrontación directa con casi todo el peronismo. Cree que las contradicciones y las divisiones internas de sus adversarios serán suficientes como para que su gestión supere las debilidades actuales de la economía real y acompañe a sus candidatos con la fuerza suficiente para ganar las imprescindibles elecciones legislativas del año próximo. Además de Maquiavelo, deberá contar con un enorme viento a favor que le ayude a concretar el desafío de quebrar dos veces al peronismo que no pudieron llevar a cabo ni Raúl Alfonsín, ni Fernando de la Rúa.

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