Macri pide gestos a la oposición, pero insiste en echar culpas afuera

El Gobierno refinancia deuda para calmar al dólar y llegar a diciembre, al tiempo que pide gestos de colaboración a la oposición para "socializar" los problemas que él mismo generó. El Presidente insiste en culpar por la debacle a su derrota en las PASO.

El Gobierno nacional anunció ayer ni más ni menos que aquello que los mercados ya se veían venir y hacían notar con su nerviosismo desde la brutal derrota electoral que Mauricio Macri sufrió a manos del peronismo en las elecciones PASO del 11 de agosto: la posibilidad de un nuevo incumplimiento del pago en tiempo y forma de los compromisos de deuda asumidos por la Argentina.

Esta vez, hay que decir, el incumplimiento de "la Argentina de Macri", con todo el componente simbólico que ello implica: la del Presidente que prometía haber llegado al poder para cambiar la historia, recuperar la confianza del mundo y hasta hacía gala de sus relaciones internacionales que le permitieron obtener el mayor préstamo en la historia del FMI, u$s 57.000 millones para, siempre según el relato M, salvar al país de la crisis.

Lo cierto es que el Presidente deberá enfrentar la elección de octubre con una economía en llamas, peores números macroeconómicos que los que dejó su antecesora y actual candidata a vice por el Frente de Todos Cristina Kirchner y una nueva amenaza latente de default que, según los principales diarios económicos del mundo, podría estar a la vuelta de la esquina.

Sin ir más lejos, el periódico británico Financial Times escribió hoy que el nuevo plan para “reperfilar la deuda argentina probablemente constituya "el noveno default soberano en la historia del país".

Luego de las nuevas medidas económicas anunciadas por el ministro Hernán Lacunza, Macri reapareció esta mañana en público para intentar llevar “tranquilidad poco antes de la apertura de los mercados. Dijo que decidió "hacerse cargo del problema del tema de la deuda para defender la estabilidad cambiaria en el corto, en el mediano y en el largo plazo y que no especula electoralmente, aunque le envió un claro mensaje a su rival Alberto Fernández, al sostener que recuperar la estabilidad “no depende de un solo gobierno .  

“Los argentinos estamos viviendo a partir del resultado de las PASO un clima de preocupación y de angustia. Se ha generado una incertidumbre política con estas PASO; que han tenido consecuencias económicas , insistió.

El mensaje presidencial asoma como mínimo contradictorio, hay que decir. Por un lado, Macri asume el problema de la deuda que su propio gobierno generó, al decidir él iniciar negociaciones para postergar los vencimientos aunque, por el otro, sigue insistiendo en que la actual debacle es producto de su derrota en las PASO y hasta pretende embretar tardíamente a la oposición en la búsqueda de soluciones, nada menos que en pleno proceso electoral.

Está claro que la estrategia de enviar al Congreso el proyecto para “reperfilar la deuda pública busca exponer a la oposición y obligarla a tomar partido, pero principalmente a su principal rival Fernández, que no quiere, por razones obvias, ser copartícipe de las consecuencias económicas de los errores que el macrismo no termina de asumir con todas las letras.

En un gesto de prudencia, Fernández se llamó anoche a silencio para no generar mayor incertidumbre, aunque es dudoso que esté dispuesto a asociarse con Macri y "cogobernar" en la debacle, máxime cuando ni siquiera tiene la legitmidad de un presidente electo, es apenas el candidato más votado en las PASO. Y busca ahora cómo salir de ese brete.

Del discurso de Macri, tampoco queda claro si sigue en modo "candidato", convencido de que aún está a tiempo de dar vuelta el resultado de las PASO, o empieza admitir que solo le queda tratar, como Presidente, de administrar y ordenar la transición lo mejor posible para llegar entero a la entrega de mando el 10 de diciembre.

Claro que para eso tiene que atravesar primero la elección de octubre y es difícil adivinar con qué argumentos saldría a buscar el voto del electorado en la actual difícil coyuntura. Ya no puede apelar al gastado y remanido argumento de la "herencia recibida", porque luego de casi cuatro años de gobierno, la mala administración de la economía y sus resultados están a la vista y son para la mayoría de los argentinos -que se lo hizo notar el 11 de agosto- su principal legado.

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