Macri cede a la presión radical para revivir el consumo en año electoral

Atento a la caída en encuestas, el Gobierno abre la puerta a medidas que pretenden contentar a la base electoral y a sus socios políticos a fin de evitar un quiebre en la alianza

Como aquél frenético domingo en Olivos en que se resolvió achicar la plantilla de ministerios, el Gobierno nacional volvió a abrirle la cancha a sus socios radicales y a otras figuras de consulta habitual en momentos de aprietos, que le piden medidas de alivio para los sectores más golpeados por el alza de los precios y la pérdida de poder adquisitivo acontecida por el atraso en los salarios, atendiendo el impacto que esto tuvo en la consideración de la gestión nacional y del proyecto político que está siendo sometido a prueba en cada comicio provincial y lo será también en las presidenciales del 27 de octubre.

Pese a los recurrentes mensajes del propio presidente y sus ministros sobre la confirmación de que "este es el camino para salir adelante", finalmente el presidente Mauricio Macri se rindió ante la evidencia de las encuestas y de la queja de sus socios en la coalición electoral para avanzar en medidas que procuran devolverle un poco de respiro a la base electoral de Cambiemos, la clase media, y a los sectores más postergados.

En esta jugada no solo participaron los gobernadores radicales, los más activos en procurar acciones de fomento al consumo, sino también el diputado Martín Lousteau. Afiliado a la Unión Cívica Radical (UCR) desde diciembre de 2017, el ex ministro de Economía de Cristina Kirchner, a quien dentro del centenario partido ciertas corrientes postulan junto a Macri para la fórmula presidencial, o bien, para competir en la PASO, estuvo reunido ayer más de una hora con el presidente, en la continuidad de un encuentro acontecido la semana pasada a fin de mantener "discusiones técnicas" sobre la factibilidad de los anuncios por realizar el próximo miércoles, justo después de saberse la inflación de marzo y la evolución de precios del primer trimestre del año.

Por la tarde, sin Macri en la coordinación de las deliberaciones, los tres gobernadores radicales, Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes) y Gerardo Morales (Jujuy), con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta como testigos, oficiaron durante unas tres horas de testers del plan elaborado por la Casa Rosada. En el despacho del ministro coordinador, Marcos Peña, recibieron una presentación sobre cada uno de los puntos. Varios de los técnicos designados debieron ir y venir para satisfacer las preguntas de las visitas, que se fueron satisfechas tras ampliar la base de las propuestas craneadas por los funcionarios de cepa PRO.

Al abandonar Balcarce 50, Cornejo elogió la convocatoria y esclareció que el pedido de los mandatarios provinciales fue en línea con lograr "un acuerdo de precios" (bastante diferente a un "congelamiento"). De esta manera, tres alfiles del radicalismo mostraron ayer plena sintonía con la Casa Rosada, a modo de aplacar los rumores de resquebrajamiento de Cambiemos. En esto tuvo su mérito el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en cierto modo "rehabilitado" por sellar una tregua. Entretanto, cualquier discusión en clave político-electoral, como el candidato a vicepresidente o los lugares en las listas, se reanudará a fin de mayo o comienzos junio.

Un dato no menor fue la reaparición en la Rosada, en el ocaso de la tarde, del ex vicejefe de gabinete, Mario Quintana, quien habría prestado oído para ajustar las clavijas de un plan todavía no cerrado y que se conocerá formalmente en cinco días.

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