Llega a Washington el 'vamos por todo' y presagia más choques con Estados Unidos

La designada embajadora en Washington responde directamente a Kicillof, conocido por sus posturas más radicalizadas . En Cancillería creen que esto se traducirá en un endurecimiento de las relaciones con el país del norte

El detonante fue una pelea territorial con el secretario de Comercio Guillermo Moreno. Perdieron los dos, porque Jorge Argüello fue desplazado de la embajada en Estados Unidos, pero la sede diplomática más codiciada quedó en poder de una discípula de Axel Kicillof.
Cecilia Nahón, designada embajadora en Washington, responde directamente al viceministro de Economía, ya conocido por sus postura radicales en la política, y esto, coinciden en la Cancillería, se traducirá en términos diplomáticos en un endurecimiento en las relaciones argentinas con los Estados Unidos.
Comienza una nueva administración para Obama y cambiará la agenda y los interlocutores para los dos países, explicó un funcionario del Palacio San Martín a El Cronista.
Y es que Nahón viaja a Washington con una impronta economicista: la situación de YPF y la búsqueda de nuevos inversores, la pelea con los fondos buitres en el escenario judicial que disparó el juez Thomas Griesa con su fallo favorable a los bonistas que no ingresaron al canje, la crisis energética y la concreción de acuerdos comerciales centrada en mayores presiones para los productos argentinos con dificultades de ingreso a territorio norteamericano. Habrá choques, presagian funcionarios que conocen a la nueva embajadora, y hacen la diferenciación sobre el origen interno de Nahón, quien si bien integra La Cámpora, lo hace desde la visión económica, y no desde el fragor de la política que, por ejemplo llevó a su jefe, el diputado Andrés Cuervo Larroque, a llamar narcosocialistas a los seguidores de Hermes Binner.
Es cierto que Obama asumirá su segundo mandato el próximo 21 de enero, y lo hará con gabinete renovado, una oportunidad perfecta para Nahón, si es que quiere estrechar lazos políticos con la administración estadounidense. Justamente, la salida intempestiva del ahora ex embajador Jorge Argüello responde a cortocircuitos varios con la Casa Rosada, todos signados por un denominador común: su estilo demasiado dialoguista con políticos y funcionarios de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional.
A Argüello el Gobierno le factura primero haber incorporado a la agenda del viaje anual a Naciones Unidas, dos disertaciones con preguntas incómodas a la Presidente Cristina Fernández de Kirchner en las universidades de Georgetown y Harvard. Y luego, no haberle advertido a tiempo a Buenos Aires el fallo adverso del juez Griesa.
Además, el canciller Héctor Timerman receló desde un principio el contacto directo entre el embajador y la Presidente. Incluso, Argüello manejó hasta ayer todo lo concerniente al reclamo argentino por Malvinas ante Naciones Unidas. La propia embajada había sido un premio por su desempeño en la sede neoyorkina.
Aunque para Argüello, un peronista porteño, quizás haya pesado más cierto halo de independencia política, un pecado mortal para el ultrakirchernismo actual.
Si la única verdad es la realidad, hay que decir que justo enlos tiempos del vamos por todo, La Cámpora llegó a Washington.

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