Las provincias rechazan discutir paritarias con cláusula gatillo

Envalentonados con la prédica del presidente, varios gobernadores dieron señales de convocar al diálogo por la recomposición de haberes sin indexar por inflación. Otros, más holgados, aprovecharían para bajarse.

En pocos días más, el Gobierno nacional y las provincias lanzarán conversaciones con los representaciones gremiales de sus empleados para fijar las expectativas salariales del año, sin un escenario claro de acuerdo a corto plazo frente al contexto económico incierto, hasta tanto emerjan certezas sobre la renegociación de los vencimientos de deuda y el Presupuesto. La discusión podría patearse a cambio de otorgar una vez más sumas fijas.

Frente a la inesperada inflación acumulada en 2019 y la incógnita de qué puede deparar a la economía en los próximos meses y, por ende, su impacto en las recaudaciones de las 23 provincias, varios gobernadores ya han dado señales de tirar por la borda la indexación de salarios a través de la famosa "cláusula gatillo", que para esta altura implicaría -haciendo honor a su nombre- un disparo a los pies del fisco.

Acaso para bajar expectativas y apaciguar los ánimos, el mismo presidente Alberto Fernández criticó "la indexación de la economía", vía cláusula gatillo, al sugerir que el Estado nacional podría echar mano a otra suma fija para postergar la discusión de fondo sobre el salario de bolsillo hasta tanto "se normalice la economía".

En el club de los que echaron por la borda la actualización automática de haberes atados a la inflación se anotan abiertamente los gobernadores de Córdoba, Juan Schiaretti, y Mendoza, Rodolfo Suárez, aunque el tucumano, Juan Manzur, y el santafesino Omar Perotti juegan veladamente esa carta.

Schiaretti, un peronista no alineado a la Casa Rosada, reconoció en agosto pasado que la recaudación había caído y que, por lo tanto, no podía mantener la actualización salarial que finalmente eliminó en noviembre, ya reelegido en el cargo. El intendente de la capital Martín Llaryora, también bajó la cláusula que le dejó el radical Ramón Mestre.

Suárez, en tanto, le avisó a los estatales mendocinos que no habrá gatillo tras pagar este la última cuota de la paritaria firmada por su predecesor, Alfredo Cornejo, quien se sinceró sobre el "error" que implicó esa fórmula adoptada al calor de la contienda electoral.

Manzur, en tanto, suspendió por decreto la aplicación de la cláusula para los estatales norteños y congeló una recomposición del 10,5% a la par que activaba un plan de ajuste pensado para ahorrar hasta $ 600 millones mensuales.

En el entorno del santafesino Perotti, que heredó una deuda flotante de alrededor de $ 15.000 millones y debió pagar los haberes en enero con un cronograma extendido, reconocen que el esquema fijado por el socialista Miguel Lifschitz "es imposible", por lo que el diálogo con los gremios emulará la pauta que marque el Gobierno nacional. La misma situación podría registrarse en la provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof tiene la soga al cuello frente al riesgo de defaultear su deuda.

Otros distritos, con discusiones por abrirse a la brevedad, prefieren jugar al misterio y no revelar sus cartas. Es el caso de Neuquén, donde el gobernador Omar Gutiérrez ya arrancó las negociaciones; de Salta con Gustavo Sáenz, que custodia los detalles "bajo siete llaves". Otros territorios, con finanzas estables, como La Pampa o San Luis, igual avisan que de haber una caída generalizada, acompañarán como gesto político a la Casa Rosada, pero también para ganar una bocanada de aire en las cuentas.

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