La separación de Scioli, el divorcio de Vidal y la vida íntima de los políticos

La revelación de la separación matrimonial de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, así como la de su antecesor, Daniel Scioli, volvió a desnudar la hipocresía de las campañas electorales. Hasta pocas horas antes de los comicios de octubre, Karina Rabolini nos pedía con entusiasmo desbordante que confiemos en Daniel como lo hacía ella. Y hace apenas diez días, Ramiro Tagliaferro, intendente de Morón y ahora ex de Vidal, le recordaba su amor por twitter al saludarla en el día de la mujer.

Los analistas dirán que es una ley elemental del marketing político: el amor, los niños y los perros garpan bien entre los votantes. Que lo diga sino el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien jamás logró aparecer en las tapas de las revistas como lo hace ahora con su nueva novia, la actriz Isabel Macedo.

Basta también con mirar al presidente Mauricio Macri y su transformación o "humanización", como dicen en el PRO sin ponerse colorados ocurrida desde que apareció en su vida la bella Juliana Awada. A esta altura nadie duda del amor presidencial ni de la felicidad familiar que en su entorno explotaron y explotan al extremo. Y está claro que mal no le fue. Cuando a Sergio Massa le preguntaron en una entrevista quién había ganado el debate televisivo entre los entonces candidatos Scioli y Macri, el diputado respondió con picardía: "Juliana". El beso apasionado y rotundo que la primera dama le había dado a su marido al subir al escenario había definido la partida.

El amor genera votos, no hay duda. Pero más allá de los reprochables engaños de campaña, o del morbo que causa la desgracia ajena, la pregunta es si debería interesarnos como ciudadanos la vida íntima de un político que no está mintiendo ni violando la ley. ¿Cuán privada es la vida de un funcionario público?

En los corrillos periodísticos, la separación de Scioli y el divorcio de Vidal no generaron sorpresa. Las versiones sobre el carácter artificial de ambas parejas, al menos en los últimos meses, estaban a la orden del día. Recién al momento del blanqueo, se transformaron en un hecho político. Aun así, ¿deben rendir cuentas sobre su vida privada? Si un presidente es infiel o un padre ausente a causa de su trabajo, ¿significa también que será un mal gobernante?

Jorge Rafael Videla tenía una familia como Dios manda, iba todos los domingos a misa y encabezó la más sangrienta y atroz dictadura militar. Raúl Alfonsín fue, en mi opinión, el mandatario más honesto y comprometido con el país y la democracia. Pero es vox populi que mantuvo una relación extramatrimonial por años con su secretaria.

¿Una cosa invalida a la otra? Soy de las que creen que no. Que mientras no se cometa delito, ni se utilice al Estado para beneficio propio, cada funcionario puede hacer en su cama lo que le venga en gana. Siempre y cuando no nos afecte de rebote, claro. Macri no se cansa de repetir que Juliana es tan importante en su vida que llega a ser "su equilibrio personal". Por si acaso, y por el bienestar emocional del Presidente, roguemos a todos los cielos que el amor les dure un buen rato, al menos hasta que termine su mandato.

Las más leídas de Economía y Política

Destacadas de hoy

Noticias de tu interés