La marcha de la economía: mirá cómo cerraron los principales indicadores en el primer semestre

Entre enero y junio, el Indec registró una caída del 1,3% del nivel de actividad. En esta nota, un especial con los resultados de las variables más importantes de la economía. 

Los indicadores económicos del primer semestre evidencian una situación crítica de la economía argentina. Tanto la inflación, como la actividad y el empleo tuvieron entre enero y junio resultados negativos, incluso si se los compara con las proyecciones que había realizado la administración de Cambiemos para indicadores claves. 

El nivel de actividad económica sufrió, según el Indec, una caída de 1,3% y tuvo en junio el peor resultado mensual en lo que va del año, con una contracción interanual del 4,3%. Este achicamiento en los primeros seis meses del año se explica por el desplome de la construcción, la caída de la industria y el consumo. 

"Lo que sucedió en estos primeros seis meses es que se produjo un cambio de régimen", señaló en diálogo con CRONISTA.COM Marina Dal Poggetto, directora Ejecutiva del Estudio Bein, y detalló: "El Gobierno anterior lo que hacía era expandir el consumo basado en el atraso cambiario y tarifario. El actual Gobierno puso el énfasis en una agenda de inversión en el que se busca recomponer los precios relativos y para eso eliminó el cepo y modificó el atraso tarifario". 

Agustín Bruno, economista de la consultora LCG, consideró como "dato positivo" que la administración nacional logró "evitar una crisis mayor". "Había una escenario complicado con mucha interrelación de problemas entre sectores, aunque también hubo subestimación de problemas, como la inflación, que proyectaron en 25% y va a estar en torno del 40", indicó.

En línea con esta explicación, Dal Poggetto consideró que "en el primer semestre se produjo una aceleración de la inflación, que provocó una caída brusca del poder adquisitivo del salario. Combinada con una política contractiva del Banco Central, derivó en un desplome del consumo, que a su vez generó un desarme de stock por parte de las empresas y una caída en la producción".

 

 

 

Resultados sectoriales: construcción, industria y consumo, a la baja

Cualquiera de los indicadores que se relevan de forma periódica, tanto desde los organismos públicos como de consultoras privadas, muestran un derrumbe de la construcción entre enero y junio. El Indec, por ejemplo, relevó un desplome de 12,4% mientras que el índice Construya calculó un 13,6% de contracción interanual de la actividad en los primeros seis meses del año. 

Gran parte de esa caída se explica por el freno a la obra pública, que se expresa, por ejemplo, en la caída del 38,3% semestral en la demanda de asfalto, el principal insumo utilizado en las obras de infraestructura. La obra privada también se frenó como resultado del impacto de la devaluación en los precios relativos del sector.

En el caso de la industria pasó algo similar. Según el organismo que dirige Jorge Todesca, la caída en los primeros seis meses del año fue de 3,3%, datos similares a los relevados por la consultora FIEL (3,6%) y la Unión Industrial Argentina (3,9%).

En línea con la caída de la construcción, los rubros industriales que más sufrieron en estos primeros meses de 2016 fueron los vinculados a la construcción: -14,2% en cemento y -15,% en acero crudo.

La automotriz es otra de ramas industriales más afectadas por el freno de la actividad, ya que la producción bajó un 13,7% según el Indec, que se acerca al 13,1% que relevó ADEFA para el mismo plazo, aunque no está ligado al mercado interno sino con  la crítica recesión que atraviesa Brasil. De hecho, en términos de mercado interno, este primer semestre se registraron resultados positivos, ya que el patentamiento de 0km experimentó en los primeros seis meses un repunte del 6,4% interanual de acuerdo con los datos producidos por ACARA. 

"Hubo financiamiento muy favorable de autos en cuotas e incluso con importantes descuentos para operaciones en efectivo", señaló Dal Poggetto.

En el caso del consumo, el indicador que releva CAME señaló una contracción del 6,4% semestral. El Indec, en tanto, no tiene un indicador especial, aunque sí se pueden rastrear indicios de qué pasó con las ventas minoristas si se miran dos relevamientos: el de centros de consumo y supermercados.

En ambos casos, la suba de las ventas (medidas en pesos) fue del 27%, dato que, al contrastarlo con inflación, se puede determinar si subió o bajó respecto del año anterior. Como el avance de los precios fue del 29,2% entre enero y junio según la Dirección de Estadística porteña, las ventas cayeron en promedio dos puntos respecto de la apreciación de los precios.  

 

La inflación, sin dudas, es uno de los temas más sensibles para la administración nacional y cómo controlarla motiva visiones encontradas sobre la política económica en el gabinete. El aumento de los precios superó en el primer semestre en más de cuatro puntos (29,2%) las expectativas de 25% para este año, según había pronosticado el propio ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay.

"Hubo subestimación del problema que genera la inflación. Se decía que los precios estaban atados al blue y que si se corregía el tipo de cambio no se iban a producir un traslado porque ya estaban en un valor superior al dólar oficial, y esto no fue así", consideró Bruno.

 

 

 

La estrategia del Gobierno nacional se centró en la contención de la inflación vía política monetaria impulsada por el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Esto llevó a la entidad a fijar tasas que tocaron un máximo de 38% en abril, que luego fueron descendiendo a medida que la autoridad monetaria registró bajas de la inflación núcleo, aunque, según los especialistas, con una postura contractiva más lenta que la baja de los precios.

 

¿Y el empleo?

El freno de la actividad tuvo consecuencias directas en materia de empleo y otros indicadores sociales. Desde diciembre del año pasado a junio de 2016 se perdieron 115.281 puestos de trabajo registrados, que representa el 1,84% de la masa total de trabajadores que había en el último mes de 2015. En el desagregado semestral, junio fue el peor mes en lo que va del año, con una merma de un 1,35% interanual en los puestos de trabajo en blanco en la Argentina. 

"La economía argentina, por el crecimiento poblacional, necesita la creación de 100.000 puestos de trabajo anuales. No me queda claro que el año que viene, por más que haya crecimiento económico, se produzca una recuperación total del empleo que se perdió este año", consideró Dal Poggetto. Es que para poder absorber los trabajadores que perdieron su fuente laboral este año, la economía argentina debería generar el año que viene alrededor de 250.000 puestos genuinos.

La tasa de desempleo, entonces, se vuelve central. Después de haber discontinuado durante dos trimestres la medición de este indicador la "emergencia estadística" decretada en diciembre pasado, el Indec difundió que entre abril y junio de este año la cantidad de personas que no encuentran trabajo alcanzó al 9,3%. La situación es crítica también para los trabajadores informales, que son aproximadamente el 30% del total de la masa obrera. Las zonas más afectadas por la falta de puestos laborales son los grandes centros urbanos, como el Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mar del Plata.

La situación laboral de jóvenes menores a 29 años es alarmante, ya que la tasa de desocupación alcanza el 18,9%. Las mujeres, al igual que los jóvenes, son también las más afectadas por problemas de empleo, ya que registran grandes diferencias respecto de los varones tanto en la tasa de actividad, como de desempleo y subocupación. 

Aunque no solo la falta de empleo es una de las consecuencias de la recesión económica, sino la pérdida del poder adquisitivo. Ninguna de las paritarias negociadas estuvo por encima de las proyecciones de inflación, que cerraría 2016 con una suba aproximada del 40%. Los aceiteros fueron los más beneficiados, con una recomposición del 38% para este año, mientras que los trabajadores de la prensa porteña quedaron rezagados con el peor acuerdo salarial de 2016.

 

Aún sin números de julio del indicador global de actividad, las estadísticas en las ramas clave no dan buenas pistas hacia adelante, porque tanto la construcción como la industria y el consumo continúan con desplomes importantes. 

 

El primer semestre para el campo

Una de las apuestas fuertes de la administración nacional fue estimular, a través de la disminución de la presión fiscal vía eliminación total o parcial de retenciones y un tipo de cambio más competitivo para el sector, la producción agrícola-ganadera nacional. La pregunta que surge, entonces, es cómo vivió el campo los primeros seis meses del año. 

En términos de indicadores económicos, no hay un relevamiento que engoble el total de la actividad, dada las diferencias entre los diferentes tipo de producciones.

En el caso de la agricultura intensiva, especialistas consideran que es el sector más beneficiado. 

"En el caso del agro pampeano, se recuperaron más de 1 millón de hectáreas para el sembrado de maíz y trigo y esto en sí mismo es algo muy positivo", dijo  a este medio Iván Ordoñez, economista especializado en agronegocios de I+E consultores. 

Félix Piacentini, de la consultora NOAnomics, coincide con esta lectura, aunque considera que, tras la apreciación del tipo de cambio y la eliminación de retenciones, ese sector sigue teniendo los mismos problemas estructurales, como los costos de transporte y la inflación.

"Solo el 7% de los granos que se producen se transportan en tren, el resto depende del camión y eso eleva costos", consideró el especialista.

En el caso de la Ganadería, se produjo en esta primera parte del año una retención de animales, y esto también indica un mejoramiento del ánimo de los productores para apostar a aumentar la producción, con miras a recuperar mercados externos. 

La situación, en cambio, no es tan buena para los productores de las economías regionales. Si bien los especialistas mencionan como positivo la proyección internacional del Gobierno y la búsqueda de nuevos destinos para los productos nacionales, mencionan que la dependencia de ciertas producciones con pocos países compradores deja expuestos a los productores argentinos a la coyuntura externa.

 

 

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