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La disputa salarial docente complica el presente educativo y horada el futuro de la sociedad

La esperanza del gobierno bonaerense de alcanzar ayer un entendimiento con los gremios docentes en torno a una propuesta ya rechazada públicamente, parecía destinada al fracaso antes de iniciar la reunión. La administración provincial diseñó gráficos en los que muestra como el acuerdo salarial de 2016 superó a la inflación en el distrito durante la mayor parte del año. También que el salario inicial de $ 9801 es cobrado por apenas 7% de los docentes, la mayoría de ellos solteros que cumplen 4 horas de turno, por lo que su ingreso supera la línea de pobreza individual, que el Indec ubica en $ 4312. Y remarcó que un nuevo acuerdo basado en un aumento trimestral de 4,5%, que subirá automáticamente si la inflación supera ese guarismo, garantizará el mantenimiento del poder adquisitivo durante 2017.

Pero los gremios descreen de esas mediciones tanto como los funcionarios de la intencionalidad política de los sindicalistas. La provincia utiliza el índice BCRA para medir la inflación, que promedia indicadores de la Ciudad, Córdoba y San Luis. Los gremios bonaerenses eligen la porteña, ocho puntos más alta que la anterior.

En el equipo de María Eugenia Vidal consideran que el titular de Suteba, Roberto Baradel, se juega en la negociación su presunta ambición de conducir la CTA. Lo creen parte de una ofensiva kirchnerista que encuentra en el sindicalismo un ariete para avanzar sobre el Gobierno en un año electoral.

Sin embargo, el paro docente es una medida que va más allá de las banderías partidarias. De hecho, ya se repitió más de un centenar de veces durante la última década y suele agitarse en la recta final de cada negociación antes del inicio del ciclo lectivo, lo que configura un escenario que solo contribuye al deterioro de la calidad educativa y a la expulsión de alumnos de la escuela pública.

Según un informe de la Universidad de Belgrano, en el período 2003-15 la matrícula escolar primaria estatal se redujo un 12%, mientras que los cargos docentes aumentaron 19%. Con un detalle importante, un 23% de los docentes estatales no ejerce funciones en el aula, cifra que trepa al 33% en la provincia de Buenos Aires. Hoy, la atención del país está puesta en la resolución del conflicto de un distrito en el que uno de cada tres maestros no da clases. Y en el que los otros dos, amenazan con no hacerlo. En el medio, como siempre, quedan de rehenes los alumnos.

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