Cruce y agresiones entre policías y trapitos cerca del Monumental

Policías impidieron el ingreso de cuidacoches al entorno del estadio por lo que debieron correrse hasta Cabildo. Hubo agresiones a agentes de tránsito.

Anoche hubo una muestra cabal del plan integral de seguridad que el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y su ministro del área, Martín Ocampo, pretenden aplicar para garantizar el tránsito y recuperar el orden público. Su objetivo no fueron esta vez los piqueteros, para los que el Gobierno nacional exige una respuesta más sólida. Esta vez, el objetivo fueron los manteros y los trapitos.

Sin previo aviso, el Gobierno montó un operativo especial en las inmediaciones del Monumental para evitar la venta ambulante de camisetas de la Selección y la instalación de puestos de comida en las adyacencias del estadio.

Los efectivos de la Policía de la Ciudad, acompañados por agentes de la Secretaría de Transporte y del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, "rastrillaron" el barrio para remover a los trapitos. Algunos de ellos ellos optaron por correr su actividad fuera del alcance  a policial, hasta la  y avenida  Cabildo. A Otros decidieron aguantar e incluso  agredieron a los agentes de tránsito, lo que motivó la intervención policial.

No es la primera vez que la fuerza metropolitana actúa de ese modo con los trapitos. En febrero, durante la serie de la Copa Davis, en Parque Sarmiento, hubo un despliegue similar. Y lo mismo se viene repitiendo cada viernes y sábado en las principales zonas gastronómicas y de bares, como Las Cañitas y Palermo.

El corrimiento de los trapitos es uno de los puntos del “Agenda de Ordenamiento del Espacio Público , un documento elaborado para convivir con los lineamientos generales del plan de seguridad que se maneja con hermetismo y del que poco trascendió, más allá de las declaraciones del Jefe de Gobierno en respuesta al incesante malestar social que provocaron en las últimas semanas los cortes de calles y piquetes.

El plan de convivencia aspira a atacar a “las mafias de trapitos y a disuadir a los cuidacoches que actúan de manera individual sin recurrir a prácticas extorsivas. Para estos últimos, incluso, se evalúa alguna especie de reconversión de su actividad.

Más allá de las elucubraciones políticas, en el entorno policial reconocen que el código contravencional vigente y la inoperancia de las fiscalías hacen imposible atacar el problema de raíz. También en esa línea el Gobierno porteño está dispuesto a avanzar.

Res, non verba, inmortalizó Napoleón. Con hechos, y no con palabras, es que el Gobierno porteño pretende responder a las críticas que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y otros funcionarios nacionales vienen marcando a la Ciudad por los cortes de calles y los piquetes, a los que el mismo Larreta debió contestar asegurando que no emplearán la represión, sino el diálogo.

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