Junto a Frigerio y Massot, Monzó desembarcó en la Provincia y ya piensa en 2023

En un acto en Florencio Varela, el ex intendente de Carlos Tejedor anticipó que dedicará los próximos cuatro años a "caminar" el territorio bonaerense. Elogió a un grupo de dirigentes de distintos partidos que, cree, integrarán la nueva generación que gobernará a la Argentina. 

Lo que fue pensado como un acto de despedida por parte de referentes de Florencio Varela derivó en un hecho político: Emilio Monzó desembarcó oficialmente en la provincia de Buenos Aires y anticipó que se dedicará los próximos cuatro años a recorrerlaEl ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se subió al escenario una vez terminado el acto y posó para las cámaras junto al bonaerense. 

Nada se sabía del acto que había sido organizado días previos a aquella sesión en la que Monzó se emocionó hasta las lágrimas. Pero, los aplausos "cambiaron todo", admiten los colaboradores del ex intendente de Carlos Tejedor. Así, el acto comenzó a cobrar cierta notoriedad y hasta comenzaron las especulaciones en torno al futuro del bonaerense.

 

Incluso, a último momento, los organizadores debieron mover el punto de encuentro porque el acto resultó ser más convocante de lo esperado y el escenario se trasladó del salón de Bomberos Voluntarios de Florencio Varela al gimnasio del Club Nahuel, que se ubica en sus inmediaciones, para recibir a las más de 1800 personas que, con remeras y banderas que rezaban "Reivindico la rosca", (aquella frase que pronunció años atrás el propio Monzó en el recinto, y que pasó a la historia) escucharon las palabras de Monzó

Así, el acto que el senador provincial Eduardo Schiavo, el dirigente de Varela Sebastián Pareja y el concejal de ese distrito Maximiliano Bonderenko habían organizado a modo de despedida, se convirtió en la caja de resonancia para que Monzó anunciara sus pasos a seguir.

"Mi compromiso es recorrer la provincia de Buenos Aires de acá a 2023, promoviendo esto: el diálogo y el consenso de todos los argentinos", dijo al cierre de su discurso, que pronunció con un look mucho más descontracturado que el traje gris que viste en el Palacio del Congreso: camisa arremangada, jean y zapatillas. 

Más allá de que estas palabras tengan tono el tono de un lanzamiento para pelear por la Gobernación, el bonaerense aclara que "es una locura hablar de candidaturas" y asegura sólo se dedicará a "hacer política". 

Además, su objetivo es más ambicioso, traspasa los límites de la Provincia, y se asemeja al rol que ocupó en 2015, cuando se convirtió en uno de los armadores clave de la alianza Cambiemos. Aspira a convertirse en uno de los constructores de "la nueva generación" que, en el mediano plazo, gobernará a la Argentina. Y, en el esquema que Monzó tiene en la cabeza, no hay distinción de signos políticos. 

Es más, desde el escenario, anoche anotó dos nombres más a la lista de los referentes que, para él, están a la altura de liderar aquella mesa: a los ya nombrados en repetidas oportunidades Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo, anoche sumó a Sergio Uñac, gobernador de San Juan, Néstor Grindetti, intendente de Lanús, y Omar Perotti, gobernador electo de Santa Fe.

De esta forma, Monzó apuesta a capitalizar sus logros en la Cámara de Diputados, y que propios y ajenos le reconocen: llegar a acuerdos por medio de consensos, sin importar la procedencia

Puentes o trincheras

Desde el escenario, durante el discurso que pronunció, y que no se extendió más allá de los 15 minutos, el reivindicador de 'la rosca' aprovechó para aludir a las críticias que su delfín Nicolás Massot, presente en el lugar, había recibido luego de afirmar, en una entrevista radial, que Máximo Kirchner "tiene cualidades que le hacen muy bien a la política".

Ese hecho le sirvió a Monzó como disparador para reforzar una de las ideas que hace tiempo viene predicando: tender puentes con la oposición no es sinónimo de traición. Es que, para el bonaerense, "no valorar al otro" no hace más que agudizar las trincheras y las divisiones.   

 

 

El público que escuchó estas palabras fue variopinto. A los militantes de Florencio Varela que responden a los organizadores del acto se le sumaron otros de Carlos Tejedor, que siguen a Monzó desde que ocupó la intendencia de la que es su localidad natal, además de aquellos que integran su equipo.

En las primeras filas también se encontraba Sebastián García de Luca, quien desembarcará en la Cámara Baja el 10 de diciembre y es otro de los delfines del tejedorense; Fernando Niembro, cuya candidatura en 2015 quedó trunca tras denuncias en su contra, y una serie de legisladores provinciales, entre los que se encontraba Gabriel Monzó, hermano de Emilio. 

Una de las figuras que se hizo presente en el lugar fue Rogelio Frigerio, ministro del Interior, que tras los discursos de Schiavo, Pareja, Bonderenko y Monzó, se subió al escenario y ambos posaron para las cámaras.

Ante los temores de una sangría dentro de Cambiemos o incluso la conformación de una especie de "subbloque", conformado por una decena de diputados que responderían al bonaerense, desde el monzoísmo le bajaron el tono a la foto y al acto en general.

"No es una actitud de ruptura", subrayaron. Sino que Monzó, tras salir del encorsetamiento que le significaba su rol como presidente de la Cámara de Diputados -además del veto explícito que le había aplicado la gobernadora María Eugenia Vidal en su territorio- está explorando el terreno para un armado dentro de Cambiemos que sea "lo más amplio posible". 

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