FUE DESPUÉS DE DIEZ D AS DE DECLARACIONES CRUZADAS CON FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO NACIONAL

Industriales lograron hoja de ruta para sus demandas y negaron ser opositores

La reunión entre la UIA y el Gobierno descomprimió el tenso clima de los últimos días. Industriales esperan ahora avanzar con temas pendientes de la agenda sectorial

El Gobierno recibió ayer a la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) en una reunión que tuvo como principal objetivo bajar el nivel de enfrentamiento que había escalado la última semana con acusaciones cruzadas de "llorones" por parte del Ejecutivo a los empresarios y de "bravucones" de estos últimos a los ministros nacionales.

El encuentro, que duró más de lo previsto cerca de una hora, tuvo un contenido mucho más político que técnico, al punto que el propio Miguel Acevedo, titular de la UIA, reconoció que "no sacó" de su carpeta los documentos que había llevado.

Fuentes del entorno de los que participaron del encuentro explicaron a El Cronista que la reunión estuvo comandada por el Jefe de Gabinete Marcos Peña quien estuvo acompañado por el ministro de Producción Francisco Cabrera. Por el lado de los privados estuvo Acevedo secundado por el vicepresidente 1´ de la UIA, Luis Betnaza (Grupo Techint) y el vicepresidente 2´, Daniel Funes de Rioja (Copal).

"Fue una reunión política con la intención de bajar el tono, hubo un buen diálogo y el Gobierno pidió no discutir a través de los medios", mientras que los industriales respondieron que "no son ni oficialistas ni opositores", pero que "no se puede controlar que no se filtre nada en una reunión de Junta Directiva".

Aunque todo hacía prever que los hombres de negocios se iban a encontrar con un discurso duro de parte del Gobierno, fuentes industriales señalaron a El Cronista que "hubo una actitud componedora. Aunque hubo una demanda de mayor apoyo públicamente Cabrera dijo que no se obligaba a ningún empresario a invertir si no tiene rentabilidad hubo un reconocimiento de parte de algunos de los problemas que enfrentamos. Hay sectores que arrancaron, que son los que están ligados a la construcción, a la obra pública, y otros que están más postergados".

Acevedo había llevado el último informe de nivel de actividad (CEU), que deja en claro una tenue recuperación, y además bastante heterogeneidad entre sectores ganadores y perdedores, pero no llegó a mostrarlo. Sí hizo lo propio con otro material que habían preparado en el seno de la patronal industrial referido al acceso al crédito y las líneas de financiamiento.

"Hay preocupación porque desaparecen líneas importantes para los sectores que están más lentos para arrancar, y eso fue el reclamo que se llevó", agregó otra fuente.

La respuesta fue la esperada. Cabrera prometió empezar a armar "mesas de trabajo" en donde la agenda pone en el tope el financiamiento, los costos energéticos para las pymes y el análisis de las cadenas productivas.

A pesar del buen clima del encuentro, entre muchos industriales sobrevuela la idea que muchos repiten en off the record: "Son abiertos, escuchan, pero después los resultados no llegan. Es una sensación que venimos teniendo hace largo tiempo".

De cara a las próximas sema

nas, se espera reactivar el diálogo con el Gobierno en las mesas de competividad sectorial, como por ejemplo el acuerdo sobre textiles y calzado, que "es el que menos resultados ha tenido hasta ahora", precisaron desde la sede fabril.

Desde principios de 2017 con el llamado modelo Vaca Muerta, que abrió el convenio colectivo de trabajo y juntó en la mesa a empresarios petroleros y sindicatos, ya se firmaron siete acuerdos de competitividad sectorial. Al mencionado de exploración y explotación de hidrocarburos no convencionales shale oil y gas se sumaron luego el Plan Un Milón en el sector automotriz, la construcción, la industria de motos, el sector biotecnológico, la mesa foresto-industrial de la madera y el mueble, y los sectores textil y calzado.

En la mayoría de los casos se establecieron metas a mediano plazo, con compromisos de inversión y ciertos cambios a nivel de contatación de personal, o cambio de normas aduaneras como en el caso de las motos, donde se grava la importación de unidades terninadas, privilgiando la integración de partes y piezas locales.

Hay que decir en este sentido que, a diferencia de los primeros acuerdos, en el caso del sector foresto-industrial, textil y calzado los resultados hasta el momento son bien modestos. En parte, porque son industrias mano de obra intensivas y orientadas al mercado interno. Un dato a tener en cuenta frente a un consumo que aún no reacciona.

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