Impacto local: con un ojo en la demanda china y con el otro en la inflación

La depreciación de la moneda china en el marco de la guerra comercial con Estados Unidos, impactó en los precios de las materias primas y puede derivar en una caída de las exportaciones. pero no se descarta inundación de bienes chinos y aceleración de la inflación

Tras la suba de aranceles impuesta por el presidente Donald Trump a productos de origen chino en las últimas semanas, el gigante asiático dejó de lado la parsimonia y, sin declaraciones públicas, actuó con fuerza. Impulsó una inesperada devaluación del yuan, que perdió en una jornada más del 1,4% de su valor. De este modo, el dólar pasó a tener un valor siete veces mayor a la divisa china por primera vez desde 2008.

Para la economía mundial el principal riesgo es una escalada del enfrentamiento entre ambas potencias, que transforme la guerra comercial en una guerra de monedas. Además, el fortalecimiento del dólar tendrá impacto a la baja en el precio internacional de las materias primas y, como parte del mismo proceso, la debilidad del yuan podría ralentizar el crecimiento de la economía china y afectar los negocios con ese país.

Aunque por el momento, en Argentina las derivaciones de la medida decidida por Beijing están limitadas a un deslizamiento del tipo de cambio, los analistas alertan sobre el impacto que podría tener en la economía real, por una eventual menor demanda china y la aceleración inflacionaria.

Vista desde Argentina la guerra comercial "genera mucho más problemas que beneficios, en especial ésta que es una guerra geoestratégica, no de balanza comercial", asegura Marcelo Elizondo, director general de la consultora DNI.

Para el analista, una guerra comercial genera volatilidades, en términos cambiarios, pero también en la cotización de las empresas y volatilidad en los precios internacionales. Considera que "es inexorable que caiga el valor de las empresas involucradas en negocios afectados" y explica que "en nuestro país pueden verse perjudicadas, quizás no empresas argentinas, pero sí compañías extranjeras que operan en el país, como las dedicadas a los agronegocios".

Para Gabriel Caamaño, economista de Consultora Ledesma, el primer impacto es negativo, "hay un mundo más incierto, inversores con menos ganas de estar expuesto a riesgo emergente, y teniendo en cuenta que superado 2020 Argentina necesita volver al mercado mundial de capitales, no es un buen mundo para un país que necesita financiamiento", tanto para el sector público como las empresas.

"La principal novedad hoy es estar pasando de una guerra comercial a una guerra de monedas", sostiene Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina. La devaluación del yuan puede tener efecto en dos planos, por un lado, menor demanda si China se desacelera, pero también afecta a industrias sensibles. "Textiles, calzados, sectores volcados al mercado interno, que ya vienen muy golpeadas por la caída del consumo, pueden verse perjudicadas por la inundación de productos chinos si esta devaluación se sostiene", asegura.

Fausto Spotorno, economista de Orlando Ferreres y Asociados, considera que la primera reacción puede darse en el precio de los commodities porque "al devaluar va a tener menos dólares para importar commodities". Y alerta que "una guerra de monedas no es buena para nadie y menos para Argentina porque está tratando de combatir la inflación".

En este contexto, Elizondo dice que el principal problema para Argentina es que todas las monedas emergentes se devalúan, por lo tanto tendría que devaluar, pero Argentina tiene menos margen para hacerlo por las sensibilidades locales".

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