FT: Argentina está "al borde" tras fracaso de las políticas de Macri

Falló la estrategia del gobierno de pilotear la volatilidad de los mercados y mantener contento al electorado a meses de las elecciones presidenciales

Cuando Mauricio Macri fue electo presidente de Argentina en 2015, se lo recibió como un líder pro mercado y pro reformas dispuesto a tomar las difíciles decisiones de política que finalmente encaminarían a la castigada economía del país.

En un contexto de prolongada crisis cambiaria y con el mayor programa del FMI de los últimos tiempos, ha fracasado la estrategia del gobierno de pilotear la volatilidad de los mercados y mantener contento al electorado a meses de la tan importante elección presidencial en octubre.

Ayer el costo del seguro contra un default de deuda argentina subió a su nivel más alto desde que Macri asumió el poder hace tres años y medio, lo que consolidó al país como el segundo acreedor soberano más riesgoso del mundo detrás de Venezuela: los spreads entre los bonos argentinos y la deuda del Tesoro estadounidense aumentaron casi 90 puntos básicos, el rendimiento de un bono con vencimiento a sólo dos años trepó a cerca de 18%. El bono a cien años cayó a un piso récord, y el peso retrocedió casi 4% contra el dólar.

Los pronunciados movimientos se producen al mismo tiempo que se debilitan las perspectivas de reelección de Macri, y los funcionarios del gobierno hacen esfuerzos por contener la inflación récord y la moneda cada vez más volátil, pero han tenido poco éxito.

Una vez más, la última lectura de la inflación causó sorpresa. En marzo los precios al consumidor subieron 4,7% intermensual. Anualizada, la inflación general ahora se ubica cerca de 55%.

Para corregir eso, la administración Macri se inclinó por las políticas económicas no ortodoxas en un intento "desesperado", tal como lo describió un inversor, por tomar medidas drásticas contra la inflación galopante que ha debilitado la recuperación del país desde la crisis cambiaria del año pasado. La más reciente llegó en forma de controles de precios. Si bien esto puede ayudar a anclar las expectativas inflacionarias en el corto plazo, transmite una preocupante señal a los inversores que recuerdan con dolor la inclinación que tenía la anterior administración por la originalidad económica.

Sobre la reciente decisión de Macri de congelar los precios de unos 60 productos, Jan Dehn de Ashmore Group dijo: "Coherente con su larga tradición de mal manejo de su economía, el gobierno argentino la semana pasada abandonó su más reciente intento con la ortodoxia macroeconómica y se inclinó por el tipo de medidas heterodoxas, que han sido las responsables del prolongado historial de pésimo desempeño económico".

El problema de esas políticas económicas "miopes", según Dehn, es que en el corto plazo pueden aliviar los problemas políticos cada vez más urgentes que tiene Macri, pero hacen muy poco para corregir la inflación, una de las principales fuentes de su desaprobación entre los votantes.

A los funcionarios del gobierno también les resulta difícil mantener estable la moneda. Hace una semana, el banco central anunció cambios en su banda cambiaria de no intervención. Si bien la anterior incorporaba una depreciación del peso de 1,75% para fin de año, el banco central planea dejarla sin cambios en entre 39,8 y 51,4 pesos por dólar hasta 2020.

Otra vez, este plan nuevo puede ayudar a contener la espiral inflacionaria durante los próximos meses pero, según Ed Glossop de Capital Economics, podría perjudicar al país más adelante. "Las medidas nuevas aumentan el riesgo de que el peso no caiga lo suficiente para compensar la erosión de la competitividad resultante de la alta inflación interna y del crecimiento salarial. La anterior banda estaba diseñada para que el tipo de cambio real se mantuviera constante o se debilitara modestamente para fin de año", aseguró Glossop.

Para que el peso se mantenga competitivo, Glossop calcula que el tipo de cambio nominal tendrá que debilitarse y ubicarse en la parte alta de la banda cambiaria. Si en cambio se fortalece y se ubica en la zona baja de la banda, podría pasar a estar sobrevaluado respecto del dólar, lo que necesitará luego un ajuste considerable y potencialmente desestabilizador.

No todas las políticas del gobierno han fallado. Con una postura monetaria ultra dura, el banco central efectivamente logró equilibrar la balanza comercial del país, impulsado por una caída de 33,7% interanual de las importaciones. Apenas el año pasado, el país tenía un inmenso déficit de la cuenta corriente de u$s 554 millones.

El problema es que con superávit comercial no se ganan elecciones, comentó el encuestador Alejandro Catterberg de Poliarquía Consultores durante un evento organizado por JPMorgan en Washington DC este mes. "El problema es que muchos de esos fundamentals son básicamente chinos para la gente común y corriente, que no entiende qué significa tener déficit fiscal, que no sabe qué es una cuenta corriente. . . Las variables económicas que influyen en las decisiones electorales son la volatilidad del peso, cuánto hay de inflación, la pobreza y el consumo. En estas cuatro categorías, la gente cree que las cosas ahora están peor que cuando empezó Macri".

Y mientras el presidente no encuentre una manera de avanzar en esos temas, la situación sólo va a empeorar de acá en más.

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