Es clave aprovechar los avances tecnológicos en defensa del asegurado

Es momento de profundizar las regulaciones financieras a fin de evitar situaciones tales como las generadas recientemente en las puertas de los bancos, con miles de personas queriendo realizar un trámite. Billeteras virtuales, mecanismos de pago y cobranza digital, transferencias electrónicas, son algunas de las soluciones que están al alcance de todos.

Vemos como millones de argentinos han podido utilizar aplicaciones y los sistemas para obtener excepciones al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Abuelos y niños usan Whatsapp, Instagram y Twitter, por ejemplo. La penetración de los teléfonos inteligentes, el acceso digital y el comercio electrónico son una realidad. Estamos preparados para la tecnología, lo que contribuye a la formalización de la economía y la inclusión financiera.

En relación con la actividad aseguradora muchos asegurados aún dependen de realizar el pago de la prima de seguro de manera presencial y en efectivo. El ciudadano se ve obligado a optar entre quedar sin cobertura o dirigirse a la oficina para abonar, con riesgo de contagio.

En los últimos años se realizaron importantes avances regulatorios y tecnológicos con beneficios tangibles en el camino hacia la desburocratización, transparencia y efectividad del control del sistema asegurador. Estos cambios redundan en una mayor protección del asegurado por parte del supervisor. Todas las empresas de seguros y reaseguros están obligadas a presentar sus balances de manera trimestral ante la Superintedencia de Seguros de la Nación.

Nadie hubiese imaginado hace muy pocos años que la presentación de balances pueda realizarse de manera 100% digital. Otros sistemas tecnológicos a disposición del mercado asegurador y el Estado son los que denominamos "GDE Cloud" y "Libros Digitales". Mediante estas herramientas se implementó el intercambio de información sustancial de la emisión de pólizas de las aseguradoras a través una plataforma digital.

De esta forma, el organismo de control cuenta con la información necesaria para realizar un análisis profundo de la actividad y conducta de mercado, cruzamiento de datos para conocer posibles desvíos en la registración de pólizas y facturación, por ejemplo, además de nutrir las bases de las excelentes aplicaciones como son Mi Argentina y Mi Seguro.

La implementación de la cobranza electrónica fue todo un acierto, fundamentalmente por los tiempos que corren. Se promueve el desarrollo de los medios modernos de pago, incentivando la sustitución de las operaciones en efectivo. De tal modo, se logra la trazabilidad de los fondos involucrados en las transacciones por medio de los canales de cobro electrónico, cumpliendo asimismo con las normas en materia de Prevención de Lavado de Activos y Financiamiento al Terrorismo.

Estas medidas oportunamente adoptadas, si bien otorgan herramientas al Estado y al mercado asegurador para que cada uno de ellos cumpla mejor su rol, de ninguna manera resultan suficientes, subistiendo la necesidad de su profundización e impulso para su permanente mejora y evolución. Cualquier suspensión o prórroga de ellas significa un retroceso, ir para atrás.

El organismo de control recientemente prorrogó la presentación de los balances de cierre al 31 de marzo, con vencimiento al 15 de mayo. Pareciera que el aislamiento obligatorio decretado el 20 de marzo no resulta fundamento suficiente para demorar la presentación de los estados contables, dado los altos intereses comprometidos que de ellos derivan.

Una buena medida hubiese sido la de permitir la presentación de los balances a todas aquellas aseguradoras en condiciones de hacerlo -que seguramente son la mayoría- y controlar mediante la presentación de reportes y requerimientos específicos a aquellas que necesitaran demorarlos.

Resulta indispensable que el rol de supervisión del Estado se cumpla aún en situación de pandemia y para ello cuenta con las mencionadas herramientas tecnológicas.

Es hora de profundizar la regulación para que esté a la altura de la tecnología disponible. Toda flexibilización de requisitos regulatorios en cuestiones tecnológicas tendrá como consecuencia el desconocimiento y la ignorancia respecto de quienes nos aseguran y su solvencia para protegernos frente a los siniestros.

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