El plan para apurar la reactivación abre riesgos de inflación o de empleo

En el interior del Gobierno, conviven dos pulsiones. Un sector está interesado en que la economía muestre antes de fin de año algunos síntomas más vivos de reactivación. El otro no quiere dar lugar a un nuevo salto de precios.
Estos registros forman parte de las noticias de las últimas horas. Antes del encuentro tripartito con gremios y cámaras empresarias que se celebrará hoy, funcionarios del Poder Ejecutivo ratificaron a varios interlocutores del sector privado que ven con buenos ojos el otorgamiento de un plus salarial para fin de año. No se hará por decreto: su ideal es que cada sector ayude a compensar las pérdidas de salario real.


El BCRA, en paralelo, decidió mantener inmóviles las tasas de interés. Si bien varios indicadores auguran que la inflación núcleo continuará en descenso (porque no computa el nuevo cuadro tarifario del gas aplicado desde octubre), ayer prefirió adoptar una dosis de prudencia mayor a la habitual.


No hay dos gobiernos detrás de estas decisiones, sino dos visiones que comparten objetivo pero no receta. Como definió el economista Juan José Cruces, "unos quieren hacer el asado bien, y los otros, rápido". La pregunta que nadie quiere responder en voz alta en la Casa Rosada es qué sacrificarán las empresas que no tengan margen de satisfacer el pedido oficial y la presión gremial. Para seguir la metáfora, por ahora avanzan los que quieren llegar a fin de año con la parrilla llena. Los costos de tomar este sendero (más político que económico) quedarán para 2017.

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