IR JUNTOS O POR SEPARADO A LAS PASO, LA GRAN DUDA

El peronismo busca unirse con vistas a 2019, pero lo divide Cristina Kirchner

Como en 2017, los intendentes hacen un operativo clamor para que la ex presidenta sea la candidata. En el PJ Alternativo hay quienes apuestan a que no se presente

Antes de que definiera que fuera su esposa la candidata a sucederlo, Néstor Kirchner colmó de interrogantes la futura postulación con una famosa dicotomía: "Será pingüino o pingüina". Para reeditar el tradicional misterio K para 2019, su hijo Máximo, en cambio, apeló al lenguaje inclusivo. "Están tratando de instalar que hay un miedo de los inversores a que gane un candidate de este espacio político", reprochó el diputado camporista.

La incógnita alrededor de Cristina Fernández de Kirchner para este año, una remake de "El Día de la Marmota" con la campaña legislativa de 2017, vuelve a ser el quid de la cuestión, al dividir aguas en el peronismo. La ex Presidenta cercó el principal distrito del país (con 4 de cada 10 electores) gracias a los intendentes bonaerenses encolumnados en su Unidad Ciudadana. Son los mismos que ya la fueron a buscar al Instituto Patria hace casi tres años para imprimir su nombre en la boleta, tras postular un postkirchnerismo sin frutos (ni votos).

Con la provincia de Buenos Aires como campamento, la senadora buscó durante los últimos meses nacionalizar el sello de Unidad Ciudadana, incluso volviendo a hablar con los primeros desencantados K, de Alberto Fernández a Hugo Moyano. El Operativo Clamor para que se postule para una tercera presidencia está en marcha. Paradójicamente, su candidatura también es ansiada por el duranbarbismo de la Casa Rosada.

Enfrente, en el espacio opositor, comenzó la aglomeración del PJ Alternativo. Mientras los gobernadores fluctúan de bando en bando, al desdoblar sus comicios para evitar la polarización dentro de la polarización, a los esperables resquemores mutuos se suma uno definitorio para la supervivencia del rejunte el año que viene: Cristina Kirchner. Mientras unos (como el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey) están seguros que la ex presidenta invariablemente será candidata, otros (como Sergio Massa) creen que no.

El consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, ex estratega de la primera parte de la campaña de Unidad CIudadana, empezó a trabajar con el líder renovador y lo convenció de que ella no se presentará. Es una reedición del fallido plan 2017 de Florencio Randazzo, cuando el ex ministro también jugaba con su eventual ausencia en las urnas. Confiado en una victoria ante un "delfín K", con el antecedente brasileño de la escasa transferencia de votos de Lula a Fernando Haddad, en su renovado discurso Massa postula "una nueva mayoría", en la cual en un escenario de tercios (siendo generoso) sí o sí precisa seducir al electorado K.

No es el único que se imagina como un "puente" entre peronismo y cristinismo. Un optimista de los regresos como Daniel Scioli y Felipe Solá prosiguen la misma estrategia.

En medio de todo esto: ¿podrá surgir un cisne negro, un "tapado"? Gremialistas y empresarios hacen causa común para entronizar a Roberto Lavagna, primero patrocinado por Eduardo Duhalde. El imprevisible ex ministro de Néstor Kirchner mantiene su histórico bajo perfil. En un reciente acto porteño de Massa, en el que se destacó su hijo Marco perfilado como postulante en la Ciudad, reapareció. En una precario filmación dentro de un auto. Parecía una video-llamada de WhatsApp (aplicación que no usa).

¿Cuál es la base electoral de cada uno de ellos? La política no es una ciencia exacta pero al menos permite dar una idea. En las PASO 2017, Cristina Kirchner obtuvo 3.229.194 votos bonaerenses en la categoría a senador, poco más de 20 mil más que Esteban Bullrich, quien luego en la general la venció.

Massa hoy no es el Massa de 2013 que le ganó al kirchnerismo: en su último round electoral, con su nombre ne la boleta, obtuvo 1.451.688 en la primarias bonaerenses. Si bien su espacio perdió ante Cambiemos en la legislativa, en 2015 Urtubey fue reelecto con un contundente 47% en su provincia: ese guarismo representa apenas 292.311 salteños. Y el otro ya lanzado, el senador Miguel Ángel Pichetto, perdió por segunda vez la gobernación de Río Negro en 2015 con 123.772 votos, el 33% del padrón.

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