El debut fiscal de Alberto Fernández, un diciembre para el olvido

Todavía no está muy clara la prioridad que le imprimirá el gobierno de Alberto Fernández a la salud fiscal. Desconocemos quién será su ministro de Economía, y qué proyecto llevará adelante. Reforzó en campaña su ambigüedad con una definición que, no obstante, fue relevante: aplicará tanto medidas ortodoxas como heterodoxas. Como recuerda el economista Luis Secco, el problema de esta transición es que tanto el Gobierno saliente como el ahora entrante se propusieron, después de las elecciones PASO uno y en tren proselitista el otro, a un sendero de aumento del gasto público.

Casi antes de poder adoptar medidas concretas que afecten los recursos y gastos del Estado, Fernández recibirá de la gestión cambiemos la situación fiscal más comprometida en dos años.

Noviembre registrará la última onda del ajuste fiscal riguroso encarado tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que proyectaba "déficit primario cero" para 2019. De acuerdo con informes privados, hasta noviembre el Gobierno podría reflejar un equilibrio fiscal acorde con el Fondo.

Pero los efectos de la recesión que traen una caída en la recaudación de impuestos, junto con el mayor gasto estacional de la administración pública asociada a los salarios, aguinaldos, jubilaciones y las AUH, harán que este diciembre, un tradicionalmente deficitario, presente un desbalance excepcional. Se le sumarían dos elementos: que el Gobierno adelante a noviembre de ingresos no tributarios por 0,2% del PBI, estimó ayer el IARAF y también las mayores erogaciones dispuestas para paliar la crisis de la devaluación posterior a las elecciones PASO.

El efecto político de estas medidas sería para Cambiemos entregar las cuentas saneadas. Si el primer acto posteriores a las elecciones del presidente electo Alberto Fernández y del gobernador bonaerense triunfante Axel Kicillof fue una denuncia de la pesada herencia, es fácil prever el tono del anuncio -si lo llegara a haber en la nueva gestión- de las cuentas fiscales.

La brecha fiscal en diciembre alcanzaría un punto del PBI, unos $ 200 mil millones. "El próximo gobierno deberá definir de arranque cómo financia este desequilibrio", arriesga IARAF. O si define que el cambio de modelo arrancará por ahí.

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