EL FRENO SE VE SOBRE TODO EN LOS CRÉDITOS CON GARANT A REAL, COMO PRENDARIOS E HIPOTECARIOS

El crédito en pesos volvió a caer en marzo y se hundió 28% en el último año

Las líneas de financiamiento a las familias fueron las que más sufrieron. En la comparación contra febrero, los stocks también crecen por debajo de la inflación

El sistema financiero sintió el cimbronazo de la devaluación, la caída en recesión y la suba de tasas. Así, el stock de préstamos al sector privado en pesos acumuló el mes pasado un retroceso de 28% en términos reales respecto a lo que se había visto en marzo de 2018. En marzo tuvo una leve caída nominal.

El número surge del último dato disponible en la web del Banco Central y es contrastado con el IPC (Indice de Precios al Consumidor) de febrero, que mostró que la inflación interanual de 51,3%. Para afinar más el lápiz se necesita conocer el resultado del Indec para marzo. Si bien aún no fue publicado, se pueden tomar las estimaciones del mercado, conocidas ayer en el REM, que la calcula en 3,8%.

Doce meses atrás, y exactamente uno antes de que comience la corrida contra el peso, los préstamos volaban, apuntalados con el boom de los créditos hipotecarios UVA como estandarte. El tipo de cambio apenas comenzaba a calentarse y la inflación amenazaba con ser más difícil de combatir que lo que las autoridades de aquel momento del Banco Central esperaban. Hoy la foto es completamente distinta: el stock total de préstamos en pesos cerró el mes pasado con un promedio de $1.512.075 millones, lo que representa apenas un 8% nominal más que hace un año.

Las líneas de financiamiento a los hogares son las que más sufrieron. El freno se vio sobre todo en los créditos con garantía real, como prendarios e hipotecarios. Estos últimos, que supieron ser el driver del despunte del crédito y uno de los primeros "brotes verdes" de la era macrista cayeron alrededor de 32% en términos reales. Así, el stock de estas líneas de financiamiento a la vivienda totalizaba hasta el jueves pasado $211.681 en promedio.

En tanto, los créditos prendarios se hundieron un 33% con respecto a marzo de 2018. El dato no sorprende luego de que se conociera que la caída del patentamiento automotor fue del 55% interanual en el último mes.

La contracción del crédito es lógica en un contexto de fuerte pérdida del poder adquisitivo de los salarios, caída de la actividad, suba de la inflación y aumento de tasas. La línea de préstamos personales se derrumbó 26% en los últimos doce meses.

En tanto, el financiamiento con tarjetas de crédito también se contrajo: un 17% en términos interanuales. Si bien las tasas altas y las falta de cuotas sin interés desalientan el uso de los plásticos para las compras a plazo, las tarjetas siguen siendo la vía de financiamiento más rápida para muchos hogares. Comparado con febrero último, su uso también se mantuvo estable y el stock de esta deuda apenas saltó en $ 3171 millones en promedio, parecido a lo que se había visto en el segundo mes del año.

El desplome del crédito está en línea con las previsiones que los principales bancos habían hecho a principios de año. En la Encuesta de condiciones crediticias que elabora el Banco Central, conocida a mediados de enero, las entidades habían anticipado un primer trimestre restrictivo en materia de crédito, tanto en los segmentos de empresas como de individuos.

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