El Gobierno electo sugiere que Macri avala el golpe de Estado contra Evo Morales

Fernández fustigó la carencia de "dignidad democrática" de las principales figuras de la Casa Rosada; en tanto Felipe Solá, que suena como futuro canciller, dijo que la Casa Rosada hizo "una tácita aceptación" de la insurrección cívica, policial y militar. 

En medio de la extrema tensión que se vive por estas horas en Bolivia, las principales figuras del Frente de Todos y que se perfilan para asumir al mando del Ejecutivo nacional a partir del 10 de diciembre salieron a cargar contra el presidente Mauricio Macri por su silencio, primero, y por la falta de condena a lo que el ahora exmandatario del altiplano, Evo Morales, denunció como un "golpe de Estado" contra su mandato, con vigencia hasta enero de 2020.

Este lunes, el presidente electo, Alberto Fernández, fue el primero en desquitarse con los funcionarios nacionales tras fracasar las negociaciones habidas el domingo por la tarde para emitir un comunicado conjunto frente a la crisis boliviana. 

Haciéndose eco del pronunciamiento del diputado del PRO Daniel Lipovetzky, que definió como un golpe de Estado la interrupción del mandato presidencial de Morales, Fernández expresó en su cuenta de Twitter que le tranquiliza "ver que en el oficialismo hay gente con la dignidad democrática de la que otros carecen".

Me tranquiliza ver que en el oficialismo hay gente con la dignidad democrática de la que otros carecen. https://t.co/ugrd97dyhE

— Alberto Fernández (@alferdez) November 11, 2019

 

"Tácita aceptación" del golpe

Horas más tarde, el diputado nacional Felipe Solá, que acompañó a Fernández en cada uno de sus viajes al extranjero y suena como el candidato más probable para asumir en la Cancillería, directamente blanqueó que Macri se negó a condenar la insurrección cívica, policial y miltar, y añadio: “Creemos que hay una tácita aceptación del golpe por parte del Gobierno argentino. Lo está negando. Y es muy grave la posición que ha tenido".

En conversaciones con FM Cielo, Solá dio a conocer que el domingo por la tarde “el presidente electo habló con Macri, le pidió que se mantuvieran abierto los consulados" para asistir a los argentinos en emergencia y a los funcionarios o simpatizantes de Morales que pudieran requerir asistencia, a la vez que Fernández "le pidió que condenara el golpe, pero Macri no lo hizo".

"Nuestro objetivo ha sido en todos los casos de tratar de parar esta locura de violencia desatada, organizada previamente. La respuesta de Macri vino a las 21.30 con un comunicado de la Cancillería mirando para otro lado y dando la impresión de que había que solucionar un problemita nada más, cuando Bolivia está inmersa en un caos , continuó.

Así, el Frente de Todos marcó más distancia de la actual conducción en política exterior, siendo que el canciller Jorge Faurie se negó a considerar el quiebre institucional en Bolivia como un golpe y prefirió, antes bien, evaluar que "no están los elementos para definir esto como golpe de Estado".

A contramano del canciller, en varias capas de la carrera diplomática e incluso la Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (Apsen), el "sindicato" de los embajadores, condenó el cese de funciones de Morales como un "golpe de Estado" y advirtió que sigue con atención la situación de los funcionarios argentinos destinados en el altiplano.

Seguimos con atención la situación de los funcionarios diplomáticos que están asistiendo a los argentinos en la Embajada y nuestros 6 consulados en Bolivia, a raíz de la violencia y el golpe de Estado que depuso al Presidente Evo Morales, el cual condenamos.

— Apsen (@ApsenMre) November 11, 2019
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