Ingrid Robeyns, profesora de Ética de las Instituciones

"Distribuir la riqueza requiere de gobiernos no corruptos"

La experta de la Universidad de Utrecht visitó Buenos Aires, habló de la experiencia peronista y de las claves a seguir sobre la lucha contra la pobreza

Ingrid Robeyns, profesora de Etica de las Instituciones en la Universidad de Utrecht, es una economista que se dedicó a la filosofía y que estudió el problema de los super ricos.

De visita en Buenos Aires para participar de una conferencia, organizada por la UCA en colaboración con Flacso, la experta de la HDCA “Desarrollo humano e inclusión social en un mundo crecientemente urbanizado habló con El Cronista, consideró que la super riqueza está reñida con la ética y propuso la redistribución de la riqueza. Pero al ser consultada sobre la experiencia del peronismo en la Argentina, respondió que para lograr el objetivo se necesitan gobiernos que no sean corruptos, ni semidictaduras ni estatistas.

-¿Por qué cree que es antiética la riqueza?

-No estoy en desacuerdo con que la gente sea acomodada, pero los super ricos usan su dinero de modo que no responde a ninguna necesidad, sino a satisfacer deseos de lujo y a demostrar estatus. Dado el mundo que tenemos, la respuesta es que se debe haber un límite para la riqueza, y usar ese dinero para levantar el nivel de los más pobres.

-¿Qué medidas propone para poner un límite a lo que puede poseer una persona y para una mejor distribución de la riqueza? En Argentina hemos tenidos gobiernos peronistas que tendieron a eso, sin muchos resultados en acabar con la pobreza...

-Una cosa es lo que uno se debe plantear en el plano filosófico y otro es el de lo que se puede hacer. En la práctica, se trata de darle mayor progresividad a los impuestos, que no es poner un límite a la riqueza pero va en esa línea. Para tender a una mejor distribución de la riqueza se necesitan gobiernos que no sean corruptos y que sean eficientes; que no sean semi dictaduras o tengan una tendencia estatista. En un país puede ser necesaria la reforma agraria y en otro no.

-¿Por qué propone limitar el derecho a la herencia?

-Si no se pone un límite a la herencia que puede recibir un niño, se recrean desigualdades a través de las generaciones. Esto es una idea pero es algo que no va a pasar.

-En algunas provincias argentinsa y en otros países existe el impuesto a la herencia. Aquí es bastante gravoso porque hay que pagarlo antes de que termine la sucesión...

-La experiencia argentina puede requerir reformas metodológicas, pero la idea es la correcta. La alícuota de 8% a 15% es todavía muy baja; debería ser mucho mayor. En Estados Unidos, el impuesto a los ingresos va del 17% al 53%, mientras que el impuesto a la herencia también es más bajo. Y no tiene lógica, porque los super ricos tuvieron que trabajar para obtener esas rentas, pero para los hijos es sólo una cuestión de haber tenido la suerte en la vida de nacer de esos padres.

-¿Hacer hincapié en la distribución de la riqueza no puede acarrear problemas económicos a largo plazo?

-El problema de que algunos tengan riqueza en demasía es que otros tienen hiper pobreza. Este esquema se viene agudizando de principios de los años 70, cuando el desarrollo no logró limitar la tendencia creciente a la desigualdad económica.

-¿A qué se debe esto?

-A varios factores: la globalización, a que el capital se mueve más rápido que el trabajo, a que creímos que el progreso era indefinido y que de ciudadanos, nos convertimos en consumidores, y nos olvidamos que teníamos obligaciones éticas y políticas...

-¿Cuál es su propuesta en materia impositiva?

-Propongo que los muy ricos paguen más impuestos que la clase media y que sus empresas también tributen más dinero al país.

-¿Por qué esto parece difícil?

-Esto es debido a que la existencia de la super riqueza atenta contra la democracia. Los ricos apoyan a los políticos en sus campañas, y después logran imponer sus deseos en la agenda política. Como también suelen ser los dueños de las empresas, también consiguen leyes que benefician a sus compañías. Un ejemplo ocurrió en Holanda, donde se fijo un impuesto a los dividendos de las empresas y se recaudaron 2000 millones de euros, pero el partido político decidió abolirlo. Al preguntarle porqué lo hacía, confesó que lo había prometido a las , aunque esto no se había debatido para nada en las propuestas electorales.

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