Debates que no hacen foco en los problemas reales

El fallo de la Corte Suprema sobre la Ley de Medios se tradujo en un bálsamo para el Gobierno. La derrota electoral del domingo quedó atrás gracias a una decisión del máximo tribunal que reinstaló, en el primer plano de la opinión pública y la política, la agenda dura del kirchnerismo.

La reivindicación de una norma que pone a la libertad de expresión en un segundo plano, y que muestra al Ejecutivo más interesado por ajustar cuentas con un grupo mediático antes que por promover una verdadera democratización de la comunicación, logró que este tema se metiera por la ventana al debate del mediano plazo que debía surgir tras los comicios.

Sin embargo, la coyuntura parece decidida a hacer valer su peso en la balanza. Con un Banco Central que debió desprenderse de u$s 1500 millones en un mes, resignando reservas, el Gobierno deberá definir políticas que le permitan favorecer el ingreso de capitales, en vista del fracaso de los controles como barrera para evitar la fuga.

Algo parecido sucedió con la inflación. Hoy terminará el acuerdo que fijó un congelamiento sobre 500 productos, que en realidad fue inocuo para contener el aumento del costo de vida. Si el destino de los medios se vuelve más importante que las noticias que deben transmitir, algo no funciona bien. A 30 años del retorno de la democracia, no es una asignatura menor.

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