De vuelta en campaña, el albertismo aceita contactos con los EE.UU.

Enviado especial, Washington D.C. (EE.UU.).- Cerca del candidato buscan puentes de comunicación con la administración Trump y establecer lazos con agencias gubernamentales y think tanks que influyen en las decisiones de la Casa Blanca.

Luego de la negociación política que desembocó en un pronunciamiento oficial del gobierno estadounidense sobre el futuro de la relación bilateral con el Gobierno que asuma el 10 de diciembre, el candidato más votado en las elecciones primarias, Alberto Fernández dio el visto bueno para una primera misión exploratoria, de carácter informal, con el objetivo de tender puentes hacia la Casa Blanca.

El enviado a esta misión especial, ajustada a la coincidencia de otros eventos paralelos, es el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, uno de los primeros y más comprometidos promotores del binomio Fernández-Fernández, allá por comienzos de junio, y que ayer ofició de anfitrión en la provincia para el relanzamiento de la campaña del postulante del Frente de Todos.

Manzur llegará a los Estados Unidos el sábado y el lunes por la mañana visitará el prestigioso Woodrow Wilson Center, una institución académica público-privada con estrechos lazos en el gobierno federal. Por la tarde mantendrá un cóctel en la embajada argentina, y al día siguiente se entrevistará con las autoridades del Departamento de Estado, entre ellos Bruce Friedman, jefe para el Cono Sur del ministerio de Relaciones Exteriores, según pudo saber este diario desde la capital estadounidense.

Manzur llega a Norteamérica como titular de la Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur (Zicosur), una plataforma que congrega a gobiernos subnacionales atravesados por el Trópico de Capricornio, promovida en gran parte por Bolivia. Por el lado argentino, participarán Manzur; el gobernador salteño y candidato a vicepresidente, Juan Manuel Urtubey, y el gobernador electo de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, entre otros.

Aunque la agenda oficial de Manzur tiene como prioridad suscribir un memorando con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), que habilitará un mecanismo de participación formal para gobiernos regionales a nivel continental, su estrecho vínculo con Alberto y Cristina Kirchner no pasa desapercibido por el gobierno norteamericano, que tiempo atrás admitió a este diario haber mantenido encuentros con el tucumano e incluso estar en busca de nuevas citas.

Desde Washington, Manzur se desplazará a Nueva York, donde tiene previsto hablar en el Centro Colin Powell del City College sobre la delicada situación argentina. Algo similar hará, por su cuenta, el gobernador Juan Manuel Urtubey, que permanecerá en Washington invitado por el Wilson Center.

Días atrás, el Departamento de Estado, a cargo de las relaciones exteriores, afirmó que el gobierno del presidente Donald Trump está dispuesto a trabajar con cualquier presidente que "sea electo democráticamente, gobierne democráticamente y encare nuestras relaciones diplomáticas con buena voluntad", lo cual fue una señal de distensión y tregua, al menos por el momento.

Tal declaración fue una maniobra elaborada desde la Cancillería argentina, que inmediatamente conocido el apabullante resultado en favor del Frente de Todos en las elecciones PASO, improvisó gestiones ante la Casa Blanca para contener un eventual cambio de perspectiva para con el país y -más temible aún- una declaración unilateral del mismo Trump en el verborrágico estilo que plasma en Twitter.

Tanto en Washington como en Buenos Aires asumen que pese a las públicas y notorias diferencias ideológicas entre Trump y Fernández, la relación podría mantenerse en un alto nivel, basada en el pragmatismo, dado los intereses recíprocos.

Los Estados Unidos ve a la Argentina como un aliado importante en la región para expandir su influencia y su abordaje de la crisis humanitaria, social y política en Venezuela (algo difícil de pensar en que no varíe si Fernández llega a la Rosada, siendo que ya avisó que adoptaría una postura más conciliadora con Caracas), pero también quiere mantener su posición favorable en la explotación hidrocarburífera de Vaca Muerta.

En la otra vereda, éste y el próximo gobierno necesitan del apoyo de todas las potencias que son accionistas del FMI para asegurarse un eventual reperfilamiento del préstamo por más de u$s 57.000 millones, y el pago de u$s 5400 millones esperado para septiembre, pero cuyo desembolso todavía se mantiene en el terreno de la incertidumbre.

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