LA PRESIDENTA LANZÓ LA SEGUNDA ETAPA DEL PROGRAMA PROCREAR

Cristina pidió a Macri bajar un cambio y acordar plan de viviendas

En medio de cánticos para su re-reelección, convocó al gobierno porteño a dialogar. Sin mencionarlo, con ironía y sutileza, respondió a Chilavert y defendió la movilidad social

Faltando pocos minutos para que Cristina Fernández de Kirchner bajara al Museo del Bicentenario, la hinchada de la juventud K recordó la protesta que llegó hasta las puertas de la Casa Rosada una semana atrás. A dónde están/ que no se ven/ las cacerolas de Callao y Santa Fe, resonó desde el fondo del auditorio, donde por lo general se ubican los militantes de La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina, y las demás agrupaciones. Fue la única vez que cantaron esa estrofa en todo el acto.


Como en el acto anterior, que significó su reaparición pública tras cinco días de silencio, Cristina Fernández de Kirchner volvió a evitar menciones al cacerolazo. Pero de nuevo lanzó un guiño al cerrar del discurso. A diferencia del previo para la mayoría, ayer la mandataria volvió a proclamar que trabaja para mejorar la vida de los 40 millones de argentinos. Y lo coronó con un gesto: le pidió al macrismo bajar un cambio en su disputa hasta ahora sin cuartel para acordar políticas de vivienda en conjunto.


Estoy segura de que vamos a poder reunirnos con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y con los legisladores porteños, expresó la jefa de Estado, antes de añadir: Tenemos que acordar porque hay mucha gente que todavía no tiene casa.


La aparición solapada de Mauricio Macri no fue casual: el acto fue el marco del lanzamiento de una segunda etapa del plan Procrear, que ahora incluirá cinco espacios estatales ubicados en la ciudad (Ver recuadro). Tenemos que bajar un cambio y acordar normativas porque hay terrenos ociosos en Buenos Aires, agregó.


Ante el desconocimiento total del macrismo, el ministro de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera, apenas atinó a replicar a El Cronista: Para definir qué se puede hacer ahí (por los terrenos), primero tienen que pasar por la Legislatura.


No será lo único que ambos gobiernos tendrán que acordar. Según la promesa presidencial, luego de aclarar que lo nuestro no es el negocio inmobiliario, parte de la inversión privada para desarrollar complejos en los barrios de Caballito, Palermo y Liniers, se destinará al soterramiento del ferrocarril Sarmiento, una obra que el kirchnerismo ya le dedicó cinco anuncios, contando el de ayer. Sin vías, esos terrenos también se usarán para viviendas.


El canto contra los caceroleros de la previa fue reemplazado por otro, utilizando la misma melodía, que sirvió de bienvenida y despedida presidencial. Borombombon, borombombon, la Cristina: la reelección. A modo de respuesta, CFK apenas esbozó una media sonrisa.


En cambio, se metió de lleno en la polémica que desató el ex arquero de fútbol José Luis Chilavert, que se opone a la construcción de un barrio de viviendas sociales frente a su casa, en Ezeiza. Cuando escucho algunos comentarios sobre la relocalización de barrios, hay algunos que se creen que provienen de la dinastía de los Romanov, afirmó, en referencia a la familia que gobernó Rusia por tres siglos. Y, enseguida, deslizó una queja que pareció exceder al ex jugador de Vélez Sarsfield: Los que ya llegaron a un determinado nivel económico tienen que entender que hay otros que también tienen derecho.


En pleno debate postcacerolazo, el oficialismo no ocultó su bronca con la llamada clase media, como la responsable de motorizar la protesta en la Plaza de Mayo del pasado jueves.


A mí me encanta recordar mis orígenes, no hay que ocultarlos, se jactó la jefa de Estado, luego de autodenominarse como una hija de un colectivero que fue dos veces Presidenta.


Para firmar los acuerdos con la Anses para la construcción de las futuras viviendas, participaron cinco gobernadores, entre ellos Daniel Scioli. La presentación, a través del micrófono, del bonaerense, derivó en algunos silbidos. Pero la renuencia kirchnerista más se hizo sentir cuando subió al escenario el intendente de Tigre Sergio Massa.


Además, la mención presidencial de un bocinazo camionero también desató chiflidos, en alusión al líder cegetista Hugo Moyano. Pero Cristina Kirchner los acalló al diferenciar: Los trabajadores son trabajadores y saben de las penurias de cobrar un accidente de trabajo, enfatizó, despertando aplausos.

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