Cepo al dólar, reforma judicial y grieta interna: la señal de que el kirchnerismo explícito entró en el Gobierno

De las críticas a la movilización del lunes, al avance contra la Justicia y el cambio de piezas en áreas estratégicas. El resumen de los días en que la influencia de Cristina ya se hizo notoria y comenzó a generar ruido puertas adentro de la gestión de Alberto.

Cepo al dólar , reforma judicial , marchas convocadas por la oposición, cambios de funcionarios en puestos estratégicos. Lo único que diferencia a la Argentina de 2020 con la de 2013 es la pandemia por coronavirus que domina cualquier conversación desde marzo. Incluso, el Presidente se apellida Fernández. Hoy es Alberto; hace siete años, Cristina. Pero todo, o casi, sigue igual.

La última semana fue el reflejo de la definitiva kirchnerización de la gestión del Gobierno. Se escuchó al Presidente clamar "no nos van a doblegar los que gritan", en referencia a la movilización masiva que se produjo el lunes en contra, principalmente, de iniciativas que surgen desde su gobierno como la reforma judicial, cuestionada por la oposición, por gran parte de la Justicia, que se encamina a ser debatida en el Senado. El tono del mensaje de Alberto disparó la grieta que muchos esperaban viniera a cerrar

La reforma judicial en sí es una apuesta que el Gobierno fue dilatando desde que la anunció en marzo y que cinco meses después le genera dolores de cabeza constantes. El rechazo a los cambios en el Poder Judicial, como sucedió precisamente en 2013 con la llamada "Democratización de la Justicia" que frustró la Corte Suprema, se hizo masivo y obligó a hacerle retoques al proyecto en el Senado.

Fuentes tribunalicias aseguran que es tal el nivel de rechazo de la Justicia a los cambios que se impulsan, que no bien esté en condiciones de resolver sobre la constitucionalidad de una eventual ley, el máximo tribunal ya tiene preparado el lápiz para bochar la tan mentada reforma que, aseguran, fue diseñada por Cristina.

Pero no sólo eso. El intento por diseñar un proyecto afín a los intereses ejecutivos hizo que, en privado, un hombre elegido para un cargo estratégico, advirtiera al Gobierno que en caso de ser promovido fuera de los términos que exige la Constitución, rechazará asumir en el cargo. Se trata de Daniel Rafecas, juez federal propuesto por Fernández para ser jefe de fiscales, quien habló directamente con representantes del Ministerio de Justicia para plantear su rechazo al cargo de Procurador General en caso de que lo designen sin los dos tercios de los votos del Senado y se pretenda, como se insinuó en el  kirchnerismo en los últimos días, hacerlo mediante mayoría simple. "No cuenten conmigo", habría dicho el juez. 

La fuerte versión de un cepo al dólar que circuló desde la semana pasada, a partir de una declaración del propio Presidente, fue el otro foco que hizo recordar a aquellos años de estricto control en el tipo de cambios, con Axel Kicillof de ministro de Economía, cuando se debían completar engorrosos formularios ante la AFIP para que el ahorrista fuera habilitado, si tenía suerte, a acceder a unos pocos dólares.

Según comentó el periodista especializado Guillermo Kohan, volver a aquella antigua receta es una posibilidad que analiza el Banco Central para controlar a los cerca de cuatro millones de ahorristas que utilizan su cupo mensual de u$s 200.

Pero la semana también incluyó dos renuncias de funcionarios de primeras líneas, que hacen pensar que la grieta interna dentro de la coalición de gobierno está más vigente de lo que desde la Casa Rosada admiten. Primero, el miércoles, fue Adriana Puiggrós, la viceministra de Educación, la que dejó su cargo tras ocho meses en los que las diferencias de criterios con su superior, Nicolás Trotta, fueron repetidas. 

Sin embargo, esta mañana se conoció una noticia que trasciende el significado de una renuncia. Sergio Lanziani, secretario de Energía hasta hoy, dejó su cargo luego de hacer equilibrio durante varios meses. Había llegado bajo el ala de Alberto, pero con el tiempo, y a modo de supervivencia, había acercado posiciones con Cristina, que considera el energético un sector estratégico. 

Lanziani pudo irse en enero, apenas asumió, en mayo, pero finalmente dejó el cargo un 21 de agosto, dando lugar a Darío Martínez, un referente neuquino del justicialismo, que presidió hasta hoy la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados.

Detrás de la decisión, aseguran, estuvo la mano de Cristina. Pero sobre todo, esa salida derivó en una novedad que puede tener alto impacto en el corto plazo.

El área de Energía, que empezará a operar desde Vaca Muerta , dependerá del Ministerio de Economía y ya no del de Desarrollo Productivo. Ganó Martín Guzmán , el mimado de todos desde hace un mes, y perdió Matías Kulfas, tal vez el ministro más albertista de un gabinete y un gobierno que en el tiempo ha ido mutando y en el que día a día, la figura de Cristina Kirchner  toma cada vez más relevancia. 

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