Brasil usará gasoductos argentinos para importar gas de Bolivia
Con la llegada de Bolsonaro a la Argentina, los equipos técnicos firmaron un memorándum por el que Brasil utilizará el sistema de transporte de gas local para que funcione una central térmica.
Los presidentes de Argentina y Brasil, Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, motorizaron hoy la firma de distintos acuerdos sobre energía, con motivo de la visita del líder brasileño a Buenos Aires.
El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, firmó junto al ministro de Minas y Energía de Brasil, Bento Albuquerque, un Memorándum de Entendimiento (MDE o MOU) sobre el intercambio de energía.
Lo más importante, pese a las oportunidades de negocios, es que Brasil utilizará los gasoductos argentinos para importar gas de Bolivia.
Así evitará un complejo y costoso transporte entre Santa Cruz de la Sierra y San Pablo hasta que llegue al extremo sur del país.
Además del gas de Bolivia, Brasil también está comprando gas de Argentina, producido en Vaca Muerta.
Esto abre a las petroleras la posibilidad de encontrar demanda para el gas que producen y no tener que cerrar la inyección en los pozos convencionales.
Además, el canciller argentino, Jorge Faurie, suscribió con su par brasileño, Ernesto Araújo, la Declaración Conjunta sobre Política Nuclear, en ocasión de los 25 años de la entrada en vigor del acuerdo tripartito que ambos países firmaron en 1979.
Faurie también acordó con Araujo un MOU sobre cooperación en el Área de Bioenergías, que incluye a los biocombustibles.
El Cronista accedió en exclusiva a los dos memorándums concernientes a energía.
Integración energéticaEn el contexto de este memorándum, Brasil importará gas de Bolivia a través de los gasoductos argentinos y pagará por los costos que esto genere.
Al igual que la Argentina, Brasil tiene un contrato de importación de gas con Bolivia. El producto saldrá de Santa Cruz de la Sierra y entrará a la Argentina a través de Campo Durán, en Salta, donde nace el Gasoducto Norte, que opera Transportadora de Gas del Norte (TGN).
Ese caño se extiende a través de 1454 kilómetros hasta la planta compresora de San Jerónimo, en Santa Fe.
Desde ahí, nace otra rama del sistema, que recorre 200 kilómetros hasta la ciudad de Santa Fe, cruza el río y termina en Paraná, Entre Ríos.
En Aldea Brasilera, que está en las inmediaciones de Paraná, nace el gasoducto de Transportadora de Gas del Mercosur (TGM), que se conecta con Brasil a 437 kilómetros, en Uruguayana.
Según la letra del acuerdo, "resulta conveniente" poder suministrar el gas a la central térmica ubicada en el municipio de Uruguaiana (UTE Uruguaiana), en el estado de Río Grande do Sul, "que actualmente se encuentra inactiva por falta del combustible mencionado".
Cuando resulte indispensable que esté prendida la central térmica de Uruguaiana, el Ministerio de Minas y Energía de Brasil se lo hará saber con anticipación a la Secretaría de Energía de Argentina.
Éste organismo "permitirá, con el alcance previsto en las regulaciones locales, el libre tránsito de gas natural brasileño en la red de transporte de gas natural argentino hasta el punto de interconexión ubicado entre las ciudades de Paso de los Libres (Corrientes) y Uruguaiana.
La entrega de energía de UTE Uruguaiana, que opera la empresa AES, beneficiará a ambos países.
La cartera que conduce Lopetegui se comprometió a "estudiar la modificación de la metodología de cálculo de los costos asociados al libre tránsito de gas natural en territorio argentino, entre los que se encuentran el importe cobrado por el sistema de regasificación, los aranceles de transporte y el volumen de gas de uso del sistema de transporte de gas natural".
Argentina habilitará esta operación siempre que no se perjudique la seguridad de abastecimiento interno.
Si como consecuencia de esta operación, las centrales térmicas locales tuvieran que usar combustibles líquidos (gasoil o fuel oil) para su funcionamiento, Brasil se comprometió a hacerse cargo del costo extra.
Por otro lado, Argentina y Brasil intercambiarán electricidad no solo en situaciones de emergencia, sino también como exportación de excedentes.
Brasil tiene una matriz eléctrica muy dependiente de las represas hidroeléctricas; si hay sequías prolongadas, peligra su abastecimiento (por eso en los últimos años avanzaron con inversiones en energías renovables).
El costo del gas en el país vecino es muy alto. En el cinturón industrial de San Pablo, el gas puede costar más de u$s 10 por millón de BTU (/MMBTU) en algunos momentos del año.
La electricidad argentina puede suplir necesidades de generación en Brasil.
Al mismo tiempo, la importación de electricidad desde Brasil permitirá a Argentina -un país dependiente del gas- reemplazar compras en el exterior de combustibles fósiles como gas licuado (GNL), gasoil y fuel oil, más caros.
El suministro de energía eléctrica "se llevará a cabo bajo la condición de no poner en riesgo la seguridad energética brasileña y/o argentina", y después de tomar "las medidas necesarias para evitar producir costo adicional a los agentes sectoriales y para la reducción de costos al consumidor".
El máximo a intercambiar, por la infraestructura existente, es de 2100 MW de potencia, a través de la Conversora de Frecuencia de Garabí o de la Conversora de Frecuencia de Uruguaiana.
BioenergíasEl segundo memorándum fue sobre bioenergías y biocombustibles, en el que hay menos certezas y más manifestaciones de voluntad.
"Este Memorando de Entendimiento expresa la voluntad de los dos Estados para cooperar en el área de bioenergía, incluyendo los biocombustibles", dice el acuerdo.
Argentina y Brasil convinieron "hacer sus mejores esfuerzos para promover la producción y el uso de la bioenergía, incluyendo los biocombustibles, en ambos países, y su inserción en mercados internacionales".
Los dos países más importantes de Sudamérica intercambiarán información sobre la producción y el uso de biocombustibles y cooperarán para "promover la utilización de tecnologías en el área de bioenergía, incluyendo la cogeneración de bioelectricidad a partir de los residuos agrícolas y agroindustriales, y la producción de biocombustibles líquidos".
Además, impulsarán una "facilitación y promoción de la cooperación con la industria automotriz y con productores de otras tecnologías de uso final relevante para promover el uso eficiente de biocombustibles, en particular el uso del bioetanol y del biodiesel; así como sobre posibles desarrollos en materia de biocombustibles sostenibles para el transporte aéreo y marítimo".
Ante la carencia de iniciativas concretas y tangibles, Argentina y Brasil acordaron formar un Grupo de Trabajo interministerial.
La idea más ambiciosa es hacer converger las normas técnicas y los porcentajes de mezcla de biocombustibles en naftas y gasoil, en donde Argentina viene más atrasada.
La semana pasada, Lopetegui dejó trascender en Córdoba su rechazo a una mayor participación de los biocombustibles, que por estar exentos de impuestos o tener una política fiscal favorable, representan un "costo tributario para una Nación quebrada".
Esas declaraciones llevaron a la ira de los productores, expresada a través de un comunicado del Centro Azucarero Argentino.
Represas hidroeléctricasEn tanto, y como anunció El Cronista, Argentina y Brasil impulsarán la Comisión Técnica Mixta para el aprovechamiento de los recursos hídricos compartidos del Río Uruguay, que se centrará en definir la oportunidad y los mecanismos que permitan profundizar los estudios requeridos.
En concreto, se retomarán los estudios de factibilidad para construir las represas Garabí y Panambí, que costarían unos u$s 5100 millones.
El comunicado de Itamaraty (la Cancillería de Brasil) es vago y elusivo, fundamentalmente porque no hubo acuerdo entre Bolsonaro y Macri sobre este punto.
Brasil está mucho más interesado que Argentina y Bolsonaro se lo hizo saber (y lo dejó expuesto) a Macri en la conferencia de prensa en Casa Rosada.