Argentina en default: qué pasa tras la decisión de no pagar u$s 500 millones de intereses

El país entró en cesación de pagos. Con las negociaciones en marcha y, según el Gobierno, avanzadas, ¿cuáles son las consecuencias que puede generar este incumpliimiento?

Hoy era el último día en el que Argentina podía pagar los u$s 503 millones de intereses de los bonos Global AA21, AA26 y AA46 para evitar caer en default, algo que se oficializó a las 18 de Buenos Aires, (17 hora de Nueva York) cuando se cumplió el período de gracia de un mes desde el vencimiento del 22 de abril.

A pesar de la posibilidad de un acuerdo, el impago de estos u$s 503 millones constituye técnicamente un default y las calificadoras de riesgo ya le pusieron esta etiqueta a la nota crediticia de la Argentina.

El principal riesgo pasa por la activación de las cláusulas de aceleración como la de cross default, que obligarían al país a devolver del dinero de todos los acreedores. Es decir, el incumplimiento de los u$s 503 millones se extendería a toda la deuda  con esa cláusula.   Pero como estos bonos entran en la propuesta de canje que ofrece el Gobierno, un eventual acuerdo anularía la condición de impago que pueda producirse hoy.

Economistas consultados por El Cronista coincidieron en que la proximidad de un acuerdo que lleve a las negociaciones a buen puerto podría evitar que los bonistas activen las cláusulas de cross default y otras de aceleración por las que reclamen la devolución.

"Desde el punto de vista de los bonos, los precios ya tienen incorporado que se continúa negociando y que hay un acuerdo no tan lejano. Mientras eso no cambie para mal, no veo impacto significativo", explicó Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma.

Fernando Marull, economista de FMyA, señaló que hoy el mercado descuenta que Argentina no va a pagar los intereses por u$s 503 millones, pero también considera que las posiciones en las negociaciones "se están acercando", por lo que considera los tenedores de bonos no van a acelerar para declararlos en default. "Si las negociaciones siguen bien, no debería haber un gran impacto", indicó.

El principal riesgo pasa por la activación de las cláusulas de aceleración como la de cross default, que obligarían al país a devolver del dinero de todos los acreedores. Es decir, el incumplimiento de los u$s 503 millones se extendería a toda la deuda con esa cláusula. 

Matías Rajnerman, de Ecolatina, coincidió con estas visiones y consideró que si se llega a un acuerdo de reestructuración el eventual default habrá tenido consecuencias acotadas. 

"Si hay acuerdo, no es que habrá habido un default anecdótico como dijo Guzmán, pero sí de consecuencias acotadas. Todo pareciera indicar que no se va a ejecutar la cláusula de cross default", dijo.

A través de la resolución 243/2020, el Ministerio de Economía extendió el plazo para la oferta al 2 de junio, aunque reconoce que el acuerdo puede tener lugar antes o que, incluso, puede estirar esta fecha en caso de que la negociación se dilate. En principio, la idea oficial es tener todo listo para antes de junio y desde el Gobierno afirman que este período de negociación, incluso ya con la fecha de vencimiento superada, no generará efectos contrarios para la Argentina dado que se trata algo consensuado con los acreedores.

¿Y si no hay acuerdo?

En caso de que el Gobierno no llegue en los plazos esperados a acordar con los bonistas, las consecuencias podrían ser mucho más graves, dado que existe la posibilidad de que los acreedores pidan activar las cláusulas de aceleración.

En ese escnenario, la Argentina estaría obligada a devolver todo el monto de la deuda que tenga esta cláusula. Se trata una cifra sensiblemente superior incluso que las reservas netas del Banco Central (BCRA ).

Caamaño señaló que en caso de que el arribo a un acuerdo se dilate no ve una aceleración de los bonos, aunque resaltó que la vuelta mercado va tardar más y las condiciones serán peores "cuanto peor sea el default y más se tarde en curarlo".

Marull, por su parte, concidió e indicó que si no hay acuerdo en los plazos en los que espera el Gobierno "puede haber algún ruido" en términos financieros y ecónomicos. "Para que no haya aceleración, la condición es que estén cerca de acordar. De todos modos las calificadoras de riesgo van a declarar que no hubo pago y que Argentina volvió a entrar en default", señaló.

En caso de que no haya arreglo y la situación adquiera avatares más conflictivos, Rajnerman plantea que puede haber una presión en los tipos de cambio paralelos que llevarían al Banco Central a perder reservas para contenerlos o a convalidar la suba del oficial a esos niveles. 

"Si pierde reservas, con la cantidad que perdería, debería extremar el cepo y pasar algunas importaciones de bienes y servicios a los niveles del tipo de cambio paralelo, con lo cual la brecha tendría impacto en los precios. Si sube el dólar oficial, lo mismo, presiona sobre la inflación. Cualquiera de las dos opciones sea más inflación. Posiblemente la decisión sería una combinatoria", explicó.

Y Rajnerman agregó: "En este contexto donde no hay negociaciones salariales por la cuarentena eso implica una caída muy grande del salario real. Eso hace que caiga el consumo y, por ende, se agudiza la recesión y la caída del PBI."

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