Acuerdo entre Macri y Alberto Fernández: no invitarán a Maduro y Añez al 10D

La administración entrante y la saliente comenzaron a enviar las invitaciones formales, y acordaron no convocar a ninguno de los dos mandatarios. Tampoco participarán a Juan Guaidó.

Trece días antes del traspaso de mando, el gobierno de Mauricio Macri y el equipo de transición de Alberto Fernández comenzaron a girar las invitaciones formales para la ceremonia de jura e inicio del mandato del quincuagésimo cuarto presidente de la Argentina, con algunas sorpresas en la lista.

Como es habitual, las invitaciones corren a cuenta de la Cancillería, que envía las invitaciones a los ministerios de Relaciones Exteriores de la mayoría de los países con los que el Estado tiene relaciones diplomáticas y de los que se espera una presencia para el acto.

Otras invitaciones especiales, que no son dirigidas a los Estados, sino a personalidades de la política, como ex mandatarios, también empezaron a salir este miércoles, siguiendo una minuciosa lista confeccionada en las oficinas de transición que el Frente de Todos montó en Puerto Madero.

Sin embargo, en el complejo escenario que atraviesa la región, el gobierno entrante y saliente convinieron en "no convocar al traspaso de mando a representantes de los gobiernos de Venezuela y Bolivia".

Así, el presidente electo evitó entrar en una polémica respecto a la legitimidad del presidente Nicolás Maduro, ni dar lugar al titular de la Asamblea Nacional y autoproclamado "presidente encargado", Juan Guaidó, a quien el macrismo reconoció como legítima conducción de la nación petrolera, e incluso dio cartas credenciales para su representante en el país.

Sin embargo, Fernández ya dejó en claro que no reconocerá a Guaidó ni a sus representantes, y por el contrario dará lugar a un restablecimiento de relaciones con el régimen chavista, aunque es un interrogante si acaso enviará un embajador o mantendrá la sede vacante y administrada por un encargado de negocios, como es el caso actual con el embajador de carrera Eduardo Porretti.

Gracias a @NicolasMaduro por sus felicitaciones. América Latina debe trabajar unida para superar la pobreza y desigualdad que padece. La plena vigencia de la democracia es el camino para lograrlo. https://t.co/2i2rzYkaUf

— Alberto Fernández (@alferdez) October 29, 2019

Por el lado boliviano, ambas administraciones coincidieron en evitar un convite a la senadora Jeanine Añez, convertida en mandataria de transición tras el golpe de Estado contra Evo Morales. Oficialmente, el Estado argentino no la reconoce, pero un funcionario de la embajada en La Paz asistió días atrás a la Cancillería para acompañar la presentación de la ministra de Relaciones Exteriores interina, Karen Longaric.

Aunque Fernández y Macri no coincidieron en definir el quiebre institucional en el altiplano como un golpe, ambos líderes conversaron recientemente sobre la situación del vecino país, e incluso el Gobierno en funciones facilitó la llegada al país de los dos hijos del ex mandatario, que está asilado en México.

Añez, por su parte, reclamó al Gobierno argentino "ser más específico" en cuanto a su reconocimiento como gobernante de transición, siendo que ella nunca ocultó su simpatía por la administración macrista. Incluso celebró el triunfo de Cambiemos en 2015.

Tiempos de cambio en Argentina!!! Vamos Macri!!!

— Jeanine Añez Chavez (@JeanineAnez) November 22, 2015

Días atrás, Evo Morales manifestó su deseo de venir a la Argentina el 10 de diciembre para acompañar el regreso de Alberto Fernández y Cristina Kirchner a la Casa Rosada.

Junto con el boliviano, se aguarda la presencia del ex presidente brasileño Luiz Inácio "Lula" Da Silva; el ecuatoriano Rafael Correa, y los uruguayos José "Pepe" Mujica y Tabaré Vázquez, entre otros.

Como señal de la política que Alberto se propone trazar para Venezuela, el listado de invitados incluye al ex canciller uruguayo Enrique Iglesias, a quien la Unión Europea (UE) encomendó mediar en Caracas como carta del Grupo de Contacto Internacional (GCI), que a contramano del Grupo de Lima (apoyado por Estados Unidos y el propio Macri) busca una salida institucional al problema en la nación caribeña.

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