Acuerdo UE-Mercosur: qué asimetrías pueden complicar a la Argentina

Un informe de la consultora Invenomica advierte sobre los riesgos que la brecha de competitividad y el déficit comercial en el intercambio de productos industriales implican para una apertura indiscriminada.

En plena época de guerra comercial, proteccionismo y amenazas entre las principales potencias económicas, el acuerdo entre el Mercosur y la UE parece avanzar viento en popa, al menos según insisten en señalar distintos voceros de uno y otro lado del atlántico, en un contexto en que las negociaciones comenzaron hace 20 años.

Sin embargo, un trabajo de la consultora Invenómica advierte que “aunque una mayor apertura económica con semejante socio tiene sus claros beneficios incorporados, no se puede soslayar la magnitud de las disparidades existentes entre el bloque europeo y el Mercosur, y particularmente con la Argentina .

Invenomica señala que “si bien la Argentina tiene un considerable superávit comercial con la Unión Europea en bienes mayoritariamente primarios o con limitado valor agregado (saldo positivo de 6.300 millones de dólares en 2017), tiene un desbalance comercial sustancial en el comercio de bienes mayoritariamente industriales (más de 9.000 millones de dólares de déficit). El déficit comercial industrial se traduce directamente en un desequilibrio concreto en la demanda de empleo calificado y de tecnología asociada en la Argentina .

Además del deficit en el comercio de productos industriales Invenomica subraya también lo que ocurre con la competitividad. Dice que, mientras “los países europeos lideran el ranking global de competitividad (por caso Alemania es la quinta economía más competitiva del mundo, Inglaterra la séptima y Francia la número 21), la Argentina está más cerca de la cola (92 entre 137 países).

“Una apertura inteligente al bloque europeo con seguridad generará oportunidades interesantes para el entramado industrial argentino, que deberá encontrar las condiciones contextuales y desplegar habilidades propias para aprovecharlas. Sin embargo, la diferencia de escala productiva y de tamaño de mercado y la gran brecha de competitividad industrial de la Argentina frente a la Unión Europea, definen un ángulo de la magnitud de la asimetría y explican el potente déficit comercial industrial argentino, y los riesgos que asume la Argentina al iniciar un proceso de desgravación , argumenta el trabajo.

Por eso plantea que “un acuerdo comercial que incluya un sendero de desgravación arancelaria debe ser analizado desde la perspectiva de la balanza comercial y del empleo . Y que “es fundamental un seguimiento minucioso de los términos del acuerdo UE-Mercosur, resguardando el empleo de calidad y asociando liberación de comercio a requisitos de inversiones, empleo, producción e I&D local .

Según Invenómica, “un pacto serio requiere necesariamente definir los sectores productivos que serán lastimados y que medidas compensatorias se realizarán para transformarlos y potenciarlos, a los efectos de evitar impactos sobre la capacidad productiva y, fundamentalmente, sobre el empleo. Las definiciones acordadas generarán efectos considerables en el largo plazo .

“Se está gestando una alianza comercial con uno de los bloques más competitivos y superavitarios del mundo en el terreno industrial, y no se puede delegar ni en jugadores privados ni en Brasil los términos del acuerdo. Argentina debe liderar y no solo acompañar a Brasil en las negociaciones, que tiene sus propios intereses. Por su relevancia como generador de empleo industrial y en sintonía con el persistente déficit comercial externo, el sector industrial no puede ser utilizado como moneda de cambio para obtener alguna ventaja relativa en otro sector .

Según Pablo Besmedrisnik, de Invenomica, a las asimetrías se suma, como dato adicional de preocupación, el contexto global, que “no es precisamente muy natural para el cierre de acuerdos comerciales .

Besmedrisnik recordó que “el ruido comercial que hay entre Estados Unidos y algunos de sus socios estratégicos más fuertes como China y Europa es una evidencia sobre las dificultades que expone el momento.

Además, en lo interno, “la Argentina está atravesando una coyuntura compleja, que marca dificultades no sólo a nivel financiero sino en el terreno de su comercio internacional. Tal como viene quedando en evidencia durante los últimos años, la Argentina adolece de déficit de competitividad en muchos sectores productivos con su correlato inmediato en el rojo comercial externo .

Por eso -según explicó a El Cronista- “la Argentina necesita de una balanza comercial externa positiva o al menos neutra, y para lograr ese objetivo es insuficiente con el aporte del sector agrícola, necesita de otros sectores productivos con capacidad de competir internacionalmente. Y esta cuestión tiene que estar presente con fuerza en los negociadores .

“Cualquier avance tiene que ser bien meditado, incluir análisis de impacto sobre el empleo y el nivel de actividad sectorial. Los efectos no se perciben únicamente en el corto plazo, sino que se extienden fundamentalmente en el mediano y largo plazo. Debe contemplar, eventualmente, medidas compensatorias para los perjudicados, de modo que puedan reconvertirse. Este análisis, identificación de impactos e implementación de políticas compensatorias lo hacen con naturalidad los países desarrollados , explicó.

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