El próximo miércoles, la Cámara de Diputados será escenario de una de las sesiones más tensas y determinantes del año.

La oposición pidió formalmente una sesión especial con un temario recargado que combina la insistencia sobre varias leyes vetadas por Javier Milei -como la emergencia en discapacidad, el bono extraordinario para jubilados, la prórroga de la moratoria previsional y la emergencia para Bahía Blanca - con proyectos de fuerte impacto fiscal para las provincias, entre ellos la coparticipación de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la reforma en la distribución del impuesto a los combustibles.

Lo que parecía un frente opositor consolidado comenzó a mostrar fisuras en los últimos días. En el plenario de comisiones de Presupuesto y Hacienda y Energía y Combustibles, la unidad de los gobernadores se quebró cuando dos mandatarios clave, Alfredo Cornejo (Mendoza) y Marcelo Orrego (San Juan), se alinearon con la Casa Rosada y sus legisladores firmaron un dictamen alternativo junto al oficialismo y el PRO, que quedó en minoría.

Esa jugada debilitó el bloque de 23 gobernadores que había empujado en conjunto la incorporación de los ATN a la masa coparticipable y abrió una ventana de oportunidad para el Gobierno, que busca evitar una derrota en el recinto.

El oficialismo se aferra a esa estrategia de alianzas selectivas. A los apoyos de Cornejo y Orrego se sumaron señales de cercanía de Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco), además de entendimientos con el macrismo porteño. Con ese armado, Milei intenta bloquear los dos tercios necesarios para insistir en los proyectos vetados y, al mismo tiempo, reducir el margen de la oposición en las votaciones de mayoría simple.

Para insistir con un proyecto vetado por el Poder Ejecutivo, la Cámara de Diputados necesita reunir una mayoría especial de dos tercios de los votos de los presentes. Esa exigencia eleva la vara para la oposición, que no sólo debe mantener la unidad de sus propios bloques, sino también sumar adhesiones de sectores aliados o legisladores que se distancien del oficialismo.

Del lado opositor, la apuesta es clara: sostener la mayoría obtenida en comisión e intercalar los temas de interés de los gobernadores con los propios, para asegurar la presencia de los legisladores provinciales que no responden directamente a bloques nacionales.

Los números, sin embargo, están en el aire. Hay confianza en que la oposición logre reinstalar la emergencia en discapacidad y avanzar con la conformación de la comisión investigadora de la criptomoneda Libra, donde aseguran tener más que la mayoría simple necesaria. En cambio, el rechazo al veto de la moratoria previsional y la insistencia con la suba de haberes jubilatorios aparecen en terreno más incierto.

El antecedente inmediato preocupa a la Casa Rosada: desde el 1° de marzo, La Libertad Avanza ganó apenas una votación en Diputados y perdió 26, incluidas 12 consecutivas en la última sesión. La posibilidad de que la agenda provincial vuelva a imponerse por sobre las diferencias partidarias es el principal temor del oficialismo, que sabe que otra derrota resonante en el recinto podría profundizar la sensación de debilidad parlamentaria.

Con el cierre de listas nacionales para 2026 en marcha, se abre además un condimento político adicional: los diputados del PRO y la UCR que queden marginados podrían actuar con mayor libertad frente al oficialismo. Rodrigo De Loredo, jefe del bloque del radicalismo, anunció este viernes que decidió no competir para renovar su banca en un acuerdo con LLA en su provincia.

El miércoles, todas esas variables se pondrán a prueba en una sesión que promete extenderse por varias horas y donde cada voto contará. Será una pulseada de alto voltaje político, en la que Milei intentará mostrar capacidad de resistencia y la oposición buscará confirmar que tiene la llave para imponer su agenda en Diputados.