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La venta de dólares en el mercado cambiario, con el objetivo de estabilizar el peso, dejó sorprendidos a empresarios y analistas en Wall Street, Washington y Buenos Aires. Si bien el secretario del Tesoro -Scott Bessent- había avisado sobre la posibilidad de un "swap" de monedas, pocos lo consideraban factible: "puras palabras", objetaban.

El miércoles pasado, por la tarde, entre los traders de Wall Street comenzó a correr un rumor fuerte que habría una ayuda concreta y significativa de Estados Unidos a la Argentina. El jueves, cuando el Tesoro activó las órdenes de comprar "pesos", hubo una mezcla de asombro y alivio, según pudo reconstruir El Cronista con ejecutivos del sector financiero, energético, lobbystas y empresarios argentinos.

El presidente Donald Trump instruyó a Bessent a ayudar a la Argentina con todo lo que tuviera a mano. Según fuentes consultadas, hubo al menos tres factores que pesaron en la decisión del mandatario republicano: Vaca Muerta, amigos de su familia que tienen una visión positiva de Argentina -con ganas de invertir en el país-, junto con una apuesta personal de Trump por Milei, que tiene distintos motivos.

El asombro de la decisión de Bessent fue porque Estados Unidos solo compró monedas extranjeras en tres ocasiones y fueron yenes y euros. Aunque las divisas de Japón y la Unión Europea suelen tener oscilaciones, su volatilidad es coyuntural. En cambio, la debilidad del peso argentino viene siendo estructural.

El secretario del Tesoro dejó una pista sobre Vaca Muerta cuando anunció la ayuda."Entre los sólidos fundamentos de Argentina están los cambios estructurales ya en marcha que generarán importantes exportaciones en dólares y reservas de divisas". Esa definición tiene nombre y apellido: Vaca Muerta.

Las exportaciones argentinas de commodities agrícolas -con la soja como estrella- y economía del conocimiento ya son una fija del comercio exterior. Pero el fenómeno energético es inusual. El país pasó de un déficit crónico (importaciones que superaban las exportaciones en más en u$s 6000 en millones en 2014 y 2022, por ejemplo) a un superávit que ya supera los u$s 4000 millones este año.

"Las empresas estadounidenses que vendieron en Vaca Muerta (como Exxon) ya tenían tomada la decisión de irse desde hace tiempo. Estaban esperando un buen precio para salir, lo consiguieron y se fueron. Pero Chevron todavía está allí y hay algunas más (se menciona a Continental) merodeando y haciendo preguntas. Hay interés en el sector desde varios lados", cuenta un empresario petrolero argentino.

Vaca Muerta está dominada hoy por empresas nacionales. Pero los estadounidenses ven oportunidades por varios lados. Hay contratistas que tienen experiencia en operaciones no convencionales ("shale") en Estados Unidos que creen que podrían llevar sus servicios a la formación neuquina, con valores inferiores a los de proveedores locales.

Por otro lado, el uso de herramientas de inteligencia artificial (IA) en los pozos petroleros y gasíferos crece de forma exponencial. Los principales yacimientos cada vez tienen menos operarios junto a los pozos y mayor cantidad de sensores, que permiten manejar las operaciones desde modernísimas salas de control. Los proveedores de esa IA suelen ser estadounidenses o utilizar tecnología norteamericana.


Aunque Estados Unidos es un gran productor energético, también recurre a importaciones de combustibles y petróleo crudo. Entre sus vendedores se destacan Canadá, Arabia Saudita, México, Brasil y Guyana. Argentina todavía está lejos de esos países, ya le despachó u$s 2300 millones de combustibles hasta agosto y entró en el top 10 de los países que más le exportan a Estados Unidos.

Aunque Donald Trump nunca impuso aranceles al ingreso del petróleo a su país, hay roces irresueltos con socios comerciales. "Con Canada y México hay siempre tironeos con los aranceles en decenas de categorías. Con Brasil, está el apoyo a (el ex presidente Jair Bolsonaro) que también trae chispazos con el presidente "Lula" Da Silva. Con Argentina está todo alineado, y la intención de Trump es comprar más petróleo argentino", desliza un lobbysta que trabaja para empresas estadounidenses y argentinas en esa dirección.


YPF ya anunció proyectos de inversión conjuntos con Shell y Eni. Sin embargo, también hay sondeos con capitales estadounidenses. "Todas las instituciones que pesan en Washington creen que Argentina es una potencia energética. Si el país despega a pleno su potencial petrolero y gasífero, Estados Unidos perderá interés en Venezuela, donde todavía tiene intereses, ya que Chevron está presente allí", coinciden el empresario energético y un lobbysta. "Para la administración Trump es muy tentador que Venezuela pierda relevancia en sus preocupaciones y que ese lugar lo ocupe Argentina", dicen.

Amigos con influencia

El empresario Gentry Beach es uno de los mejores amigos de Donald Trump Jr, el hijo mayor del presidente. Según "The Wall Street Journal", tiene ascendente en el heredero del presidente, con mayor injerencia en este mandato que en el anterior.

Beach trabajó en la industria energética y JP Morgan. Entre su grupo de amigos se destaca Tommy Hicks. Es hijo de otro millonario texano (Thomas Hicks), que -en los 90- tuvo un fondo de inversión muy activo en la Argentina (Hicks, Muse, Tate & First), donde llevó adelante la compra de Cablevisión, una inversión billonaria. Se fueron tras la crisis de 2001-02 (salida de la convertibilidad y devaluación). En esa camada, hay otros nombres ligados a familias dueñas de empresas que se codean con Trump.

Beach y otros amigos de Trump Jr estuvieron este año en Argentina en un viaje de caza y pesca, según "The Wall Street Journal". Quedaron bien impresionados con el país, según lobbystas que fomentan las relaciones entre ambos países.

Eric Trump, el segundo hijo del presidente, desarrolló la Trump Tower en Punta del Este. Estuvo a cargo del proyecto y fue su cara promotora durante dos veranos, en los que quería conseguir clientes para ese edificio de lujo. Si Donald Trump no hubiese ganador la presidencia de los Estados Unidos la primera vez (en 2016), Buenos Aires también tendría una torre Trump.

"Nos gustaría encontrar algo. Pero será en el momento que tengamos la ubicación justa y el proyecto adecuado, Pero es una ciudad maravillosa, en la que estuve muchas veces", dijo en 2017. "Estuvimos muy cerca de hacer una torre Trump en Buenos Aires. A punto de anunciar el acuerdo", argumentó en 2019.

El nombre Trump en un edificio porteño es una cuestión de tiempo, probablemente para después de 2028. Un país estable -y con Javier Milei reelecto- ofrecerá mayores valuaciones de los inmuebles -la industria en la que Trump se hizo rico- que una administración que restrinja el acceso a las propiedades, o con un dólar muy volátil.

La apuesta personal

Los presidentes de los países suelen ser muy cautelosos en las carreras electorales presidenciales extranjeras. No suelen manifestar preferencia por ninguno de los candidatos, por temor a equivocarse y después generar represalias. Pero el presidente Javier Milei apoyó abiertamente a Donald Trump, antes de que fuera electo. Se la jugó y la apuesta parece haberle rendido.

"Trump tiene muy presentes a sus incondicionales (Milei, Bolsonaro) y está dispuesto a ir a fondo para recompensar esas lealtades. Además, admira el ajuste en el gasto público que hizo Milei y le parece ejemplar, ya que detesta lo que llama "deep state" (una administración donde la burocracia y redes de poder manejan el Gobierno)", explica el dueño de un fondo de inversión basado en New York, pero con operaciones en Argentina, Brasil y Estados Unidos.

El empresario financiero -que se considera amigo de distintos integrantes del equipo económico- ironiza sobre las críticas a la ayuda en un artículo de "The New York Times". "Los fondos de cobertura, incluidos los dirigidos por amigos de Bessent, se beneficiarán financieramente de una ayuda económica para Argentina. BlackRock, Fidelity y Pimco están fuertemente invertidos en Argentina, al igual que inversores como Stanley Druckenmiller y Robert Citrone, que trabajaron con Bessent cuando era inversor de George Soros", detalla el diario neoyorkino.

"Blackrock, Fidelity y Pimco tienen inversiones en toda América latina, Europa, Asia. Y Argentina representa un mínimo de su cartera. Están lejos de ‘salvarse' si a Argentina le va bien, como también están lejos de hundirse si la economía argentina colapsa. Son demasiado grandes como para que un país le mueve la aguja. El que cree que se ‘salvan por Argentina' no entiende nada del sistema financiero", acota este empresario. Desconoce la situación de Druckenmiller y Citrone, solo sabe que merodean el ámbito de CPAC, donde Milei posee conexiones.

Mientras que los senadores demócratas siguen despotricando contra la ayuda a Argentina, hay voces republicanas de apoyo: "El presidente Javier Milei es un aliado regional y su compromiso con una política fiscal responsable contribuirá a fortalecer la seguridad económica y la prosperidad a largo plazo de la Argentina", destacó Bill Hagerty, senador republicano.