Una reacción formidable contra la peor de las violencias: la del Estado ausente

Las marchas espontáneas de la sociedad son uno de los símbolos más fuertes del Estado ausente. Varios miles de argentinas y argentinos protagonizaron ayer una formidable manifestación reclamando más políticas públicas contra los femicidios y la tragedia creciente de la violencia masculina contra las mujeres.

Fue una explosión de hastío popular surgida del esfuerzo multiplicado en las redes sociales. Y un mensaje directo a la Presidenta, a los ministros, a los gobernadores, a los legisladores, a los intendentes, a los jueces y a los policías. Todos ellos, y sobre todo el gobierno nacional, cargan con la culpa de que la ley de Protección Integral de las Mujeres lleve más de cinco años sin reglamentarse. Mientras transcurre tanta desidia y se financian eventos innecesarios con fondos públicos, una mujer es asesinada cada treinta horas.


La multitudinaria marcha contra la violencia de género reclama el fin de la impunidad del mismo modo que lo han reclamado medio millón de argentinos el 18 de febrero pasado tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, que sigue sin esclarecerse. Reclaman lo mismo las víctimas de la tragedia ferroviaria de Once y cada marcha del silencio en cientos de pueblos a lo largo del país cada vez que un nuevo asesinato conmueve a una comunidad desprotegida. Si Cristina y el resto de los funcionarios de cada sector político no entienden esto no tenemos destino ni futuro como sociedad.

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