CASHTAGExclusivo Members

Todo bien con la novela, pero los precios acechan el rebote

Asumámoslo: hay más chances de que se junten Zelensky y Putin y sellen la paz en Ucrania que de que Alberto y Cristina le pongan fin a la interna interminable del Frente de Todos.

Estamos en un nivel que no pasaría el filtro de Netflix por inverosímil: el Presidente sale por radio a hablarle a la vice, porque por algún motivo que explicarán los psicólogos los responsables de gobernar el país en un momento muy delicado no se dignan a hablar por teléfono, o juntarse o aunque más no sea a mandar emisarios como los delegados de Kiev y Moscú cuando se sientan en Turquía.

Si no fuera porque después de todo hay un país, daría para comprar pochoclo. Empieza a asomar una pregunta que nadie quiere hacerse: ¿en qué momento la dinámica de remarcaciones carcome tanto el salario que puede empezar a frenar la recuperación que arrancó en 2021? La firma EcoGo, de Marina Dal Poggetto acaba de proyectar que el PBI este año se movería apenas un 0,8%, y hay que pensar que había quedado un arrastre de 2,5%. En el último trabajo, ubica el costo de vida para diciembre en 61,4%.

Para seminario de centro de estudios: ¿cuánto alejaría una economía que se para las chances de un armisticio en la coalición de gobierno si lo que prima es el cálculo para ver cómo quedo parado de cara a la próxima elección o para el sueño falopa de "qué va a decir la historia"?

En la tercera semana de marzo, esa misma consultora reflejó que los alimentos subieron un 4%, cuando venían al 2, con incrementos de hasta el 16% en el caso del pan, y saltos generalizados en sólo siete días en huevos, frutas, leche, harina, fideos y hasta cortes de carne. Ya se sabe que el tercer mes del año va para un costo de vida de arriba del 5% y las proyecciones son una incógnita: todas las velas prendidas a que llegue la calma en Europa del Este, se estabilicen los precios de las materias primas y entonces pasemos de la disparada exógena a nuestro desafío estructural sin solución pero más conocido.

Porque de lo contrario lo que hoy llega a los celulares del poder son informes sobre la posibilidad de entrar en "otro régimen inflacionario", como dicen los economistas, o bien, o para traerlo a tierra, en un momento donde todo se empieza a convenir por períodos más cortos, a volverse más inestable. La inestabilidad no es amiga de los gobiernos.

El Sindicato de Empleados de Comercio dio una muestra, cuando se inclinó por negociar una pauta salarial por trimestre. El Twitter del Corralón Ciudadela, muy divertido en su registro del día a día de la actividad de la construcción, copió un chat esta semana con un proveedor que le mandaba precios nuevos el martes 22 de marzo, apenas ocho días después del listado anterior. "Así estamos", era el breve texto que introducía la imagen.

El mayor ritmo de las remarcaciones se dio en paralelo al preanuncio el martes pasado de que se venía la guerra contra la inflación a partir del viernes. Al día siguiente del aviso del Presidente, por ejemplo, La Serenísima mandó un ajuste del 11% en todos sus productos. Y en la Secretaría de Comercio Interior a cargo de Roberto Feletti se volvieron locos por algunos relevamientos privados que habían detectado saltos importantes de arriba del 20% en productos también de Arcor y Molinos, entre otras firmas, que las compañías dijeron tener justificados por el contexto. Además, apuntaron faltantes que detonaron el duro mensaje del funcionario.

Como sea, las armas del Gobierno para hacer frente a este panorama hasta ahora han sido pocas y están bastante gastadas en un país acostumbrado a la inflación. Imaginate que el plan de Feletti por estas horas es reeditar algunas decisiones del año pasado. Al igual que cuando asumió post PASO, da pelea con nuevas listas de precios de referencia y escraches para retrotraer valores y garantizar abastecimiento. 

Además, reflota aquello de llevar productos de referencia a los comercios de cercanía. Da ganas de llorar: es el plan Súper Cerca que su antecesora Paula Español puso en marcha en abril 2021 sin que nunca funcionara del todo.

Entre debilidad e hipocresía

El combo se completa con la gestión del comercio exterior para anclar algo los precios de la comida, una apuesta que surfea un mar de debilidad e hipocresía.

El aumento de dos puntos de retenciones a los derivados de soja del 31 al 33% que ya pagaba el poroto que hizo el Ministerio de Agricultura con el tono de quien está un poquito embarazado habla de un gobierno tipo María Seoane: que haría una cosa pero también la otra, como la reconocida periodista que firmó tanto la carta de intelectuales que apoya a Alberto Fernández como la que lo critica.

Ese intento moderado para subsidiar la bolsa de harina para el pan hizo brotar incluso a los productores que no se ven afectados por la medida pero que reaccionan a tractorazo limpio porque ven que la Casa Rosada está más asediada que Mariúpol.

"Al final, hubiéramos puesto retenciones fuertes al trigo, si la protesta iba a ser la misma", rezonga un funcionario hinchado nivel Dios entre los cascoteos propios y los problemas que su administración no resuelve. Igual, en el fondo se replantea que no tenía los votos para que el Congreso le aprobara una medida así. Correlación de fuerzas mode on.

Lo loco es que enfrente, Juntos por el Cambio y la Mesa de Enlace se mueven con eslóganes sin pasado. El portal Bichos de Campo recordó que fue el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, en la presidencia de Mauricio Macri, quien había defendido la idea de que toda la exportación de soja tenía que pagar el mismo derecho de exportación, porque ese diferencial era un subsidio injustificado a los exportadores por u$s 500 millones.

En aquel momento, el planteo de igualar las retenciones para todos los productos fue celebrado por la Sociedad Rural en un contexto de baja de alícuotas. Siempre los productores habían denunciado que las Cargill de este mundo les descontaban a ellos el 33% pero luego vendían al exterior aceite y entonces pagaban el 31%. 

Ahora, que la medida es la misma pero en el marco de una suba transitoria de impuestos por una guerra, el mensaje del ruralista Nicolas Pino es hermoso: dice que también le parece bien eliminar ese privilegio, pero que en el fondo el problema es la desconfianza que genera un gobierno que tiene dentro a Cristina Kirchner, por más que el ministro del área, Julián Domínguez, haga esfuerzos y les caiga bien. Qué mala leche la de Alberto: Cristina es la principal oposición que tiene en el Gobierno pero afuera le facturan el solo hecho de estar junto a ella.

Ahora, si la presencia de una figura define todo, en la alianza opositora tiene un rol fulgurante nada menos que el senador Martín Lousteau, que fue el padre de las retenciones móviles como ministro de Economía en 2008. No se lo ha escuchado, pero aún hoy sostiene que todas las herramientas -incluso los derechos de exportación- tienen que estar sobre la mesa y más en una emergencia. Uno que no se tatúa la demagogia de "no voy a subir impuestos" que repiten los legisladores del macrismo por miedo a que Javier Milei les robe votos.

Temas relacionados
Más noticias de Alberto Fernández

Las más leídas de Economía y Política

Destacadas de hoy

Noticias de tu interés

Compartí tus comentarios

¿Querés dejar tu opinión? Registrate para comentar este artículo.