La contracción económica está generando una paradoja en la Argentina: mientras los asalariados sienten que con un sueldo no alcanza para llegar a fin de mes, las industrias que compiten cada vez más con importaciones, perciben los costos laborales en dólares como excesivamente altos.
"Con la inflación a la baja, aunque todavía persistente, los precios en Argentina están altos medidos en dólares", advirtió un informe de IDESA y marcó los riesgos que podría traer inducir una devaluación del peso.
Por un lado podría hacer bajar los salarios en dólares, dándole competitividad a las exportaciones y a las industrias que compiten con importaciones, sin embargo, empeoraría la situación de la gente por la licuación salarial.
"En sentido contrario -agregó- ceder a las presiones gremiales permitiendo que aumenten los salarios podría mejor la capacidad de compra de las remuneraciones, pero a costa de agravar los problemas de competitividad".

Frente a esta encrucijada, el informe compara la situación actual del salario y la productividad en los últimos 8 años, según datos del Ministerio de Economía y observa que el primero cayó 29%, mientras que el segundo descendió pero 7% menos.
En el 2017 el salario privado registrado era de u$s 1500 mensual y el PBI por asalariado privado registrado era de 124.000 dólares por año.
En el 2025 el salario privado registrado es de 1060 dólares y el PBI por asalariado privado registrado es de u$s 97.000. "Esto implica que el salario en dólares cayó un 29%, mientras que la productividad -PBI por asalariado privado registrado- se redujo un 22% respecto al 2017", describe.
"Estos datos muestran que respecto al 2017 -que fue el año previo al desencadenamiento de la crisis cambiaria, cuyos resabios todavía se están sufriendo- se redujeron significativamente tanto los salarios como la productividad", indica el documento privado.
Por lo tanto, la paradoja de un salario bajo para la gente, pero alto para los productores, se explica porque "cada empleado produce menos". De aquí se deduce que "el principal desafío de la Argentina hoy es mejorar la eficiencia económica de manera que aumente el valor agregado que genera cada trabajador".
Entre otras referencias, señala que a mediados de los '90 el salario medido en dólares se ubicaba también en alrededor de 1000 dólares a precios actuales. Es decir, nivel similar al actual, pero la productividad (PBI por asalariado privado registrado) era un 60% más alta.
En este punto y en busca de mejorar la productividad del sector privado, IDESA alerta de que, "más allá de la legitimidad de los reclamos por mejorar las remuneraciones, en las actuales condiciones el gobierno debería seguir siendo extremadamente conservador en convalidar aumentos de salarios que se deciden en paritarias a nivel centralizado entre el sindicato sectorial y asociaciones empresarias".
En línea con la tendencia que marca el Gobierno nacional al dilatar las homologaciones de las mejoras económicas que negocian sindicatos y empresarios, recomienda que "la actualización de los salarios se defina a nivel de cada empresa a los fines de que sean consistentes con su productividad para no forzar a que se pierdan empleos".
Sin margen
El informe deja ver que la salida a la encrucijada no reside en ajustes monetarios temporales, sino en la implementación de reformas estructurales que impulsen la productividad.

En el primer trimestre de 2025 se registraron cerca de 21 millones de personas con empleo, lo que muestra una de las cifras más altas desde 2016; sin embargo, especialistas advierten que se debe tener en cuenta el crecimiento de la población y la tasa de empleo que se mantiene en los mismos niveles desde 2022.
Además, según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, el crecimiento del empleo fue acompañado por una mayor precarización laboral que aumentó del 40,8% al 42%, con mayor incidenciaentre los trabajadores por cuenta propia (61,3%).
Del otro lado del mostrador, el panorama también es desalentador. Un informe elaborado por Industriales Pymes Argentinos (IPA) reveló que entre enero de 2024 y enero de 2025 dejaron de operar más de 12.000 pequeñas y medianas empresas en Argentina. La cifra representa una caída significativa en el tejido productivo nacional, que ahora genera 499.371 empleadores frente a 511.630 registradas un año antes.
Tres recomendaciones
En esa línea, para lograr que los salarios mejoren en simultáneo con mayor nivel de competitividad señala que "es fundamental generar un entorno más favorable a la producción".

Y, si bien la agenda "es muy amplia", se enfoca en tres elementos "esenciales y urgentes".
En primer lugar, apunta a la infraestructura productiva y la necesidad de mejora en los tres niveles de gobierno; luego, a los impuestos y propone que el súper IVA absorba Ingresos Brutos provinciales y tasas a las ventas municipales; y por último, sobre las regulaciones laborales, sugiere el "desenganche" de las pymes de los "viejos convenios colectivos firmados centralizadamente por los sindicatos sectoriales y asociaciones de empleadores de dudosa representatividad".
Según el análisis, existe una tendencia entre los economistas a exagerar la importancia de la política cambiaria y a hacer referencias superficiales y genéricas sobre las políticas de productividad.
"Revertir estos sesgos contribuirá a que desde los tres niveles de gobierno se asuma una actitud menos pasiva respecto a las reformas que son vitales para que las remuneraciones y la competitividad de la producción nacional aumenten simultáneamente", concluye.




