En menos de una semana, el domingo 31 de agosto, Corrientes irá a la primera vuelta de las elecciones que podrían darle esa misma noche al primer gobernador de 2025, el sucesor de Gustavo Valdés. Unos comicios con terminales nacionales pero cuyo ganador, paradójicamente, podría no tener un padrino político, alguien que levante la mano del triunfador.
Por una intervención federal a fines del siglo pasado, Corrientes elige hasta la actualidad a la cabeza de su Ejecutivo un año después que el resto de las jurisdicciones y que la propia Nación. En este caso, será para ungir a quien reemplazará al radical Gustavo Valdés.
La actualidad provincial está signada por ser la primera en producción forestal y arrocera, con números en alza en ganadería pero con un índice de Desarrollo Humano por debajo de la media nacional que, según los políticos opositores, se vio impactado de manera contundente por diversas medidas del gobierno nacional. La caída de la construcción repercute, por ejemplo, en la industrialización de la madera, uno de los principales motores económicos.
La política correntina, con fuerzas partidarias propias de larga data, venía marcada por una polarización que, por primera vez, promete fragmentarse en al menos cuatro alianzas competitivas. Aunque las encuestas hablan de la posibilidad de un triunfo en primera vuelta para uno de los espacios, la dispersión hace que algunos se animen a soñar con un balotaje.
El oficialismo local lleva como candidato a Juan Pablo Valdés, hermano del gobernador, acompañado en la fórmula por el actual vice, Pedro Braillard Poccard, exsenador nacional y un hombre de vasta experiencia en la política correntina.
Ese sector representa a una parte importante de la UCR en alianza con más de una docena de partidos. El actual mandatario ganó elecciones con el 78% y una de las pocas dudas está en si habrá una transferencia automática de votos hacia su hermano.
La fuerza gobernante supo tener una alianza táctica con el Gobierno nacional en el Congreso, donde facilitó la aprobación de algunas leyes a la administración Milei. Sin embargo, no hubo acuerdo para conformar un único espacio en estos comicios. Algunos afirman que, de hecho, esa predisposición del mandatario correntino con Milei "no tuvo buen pago".
Según relataron analistas políticos locales aEl Cronista, la negociación la llevó adelante el propio gobernador con Eduardo "Lule" Menem. Esas mismas fuentes señalan que no hubo acuerdo por las exigencias de la Casa Rosada.
"Querían que sea violeta y que se llame La Libertad Avanza. Pedían cargos en las listas provinciales y querían encabezar todas las listas municipales", explicó un analista correntino, que añadió: "Si vos venís de sacar casi 80 puntos, no necesitás pintarte de ningún color".
Tal vez, quienes se puedan subir al escenario sean los gobernadores de Provincias Unidas, aquel frente que integran Martín Llaryora (Córdoba), Carlos Sadir (Jujuy), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Claudio Vidal (Santa Cruz) e Ignacio Torres (Chubut). Gustavo Valdés no fue de la partida cuando se conformó el espacio, pero podría acercarse a ellos Juan Pablo.
Es claro que, de ganar el oficialismo provincial, no será Milei quien levante la mano del vencedor. De hecho, el Presidente apuesta a su primer candidato en una elección ejecutiva: el diputado Lisandro Almirón. Las encuestas previas no son alentadoras para el dirigente, aunque algunos esperan que exista un voto subterráneo que mejore sus chances, tal como ocurrió en 2023.
Lo cierto es que Almirón llegará a las urnas acompañado por Encuentro Liberal, un partido que antes supo apoyar a Valdés. Pero quizá lo más relevante es que enfrentará la voluntad popular en un momento complicado para Milei, por las denuncias de coimas en la Agencia de Discapacidad que investiga la Justicia y cuyos efectos -políticos y electorales- están aún por verse.
Otro espacio está conformado por una escisión de la UCR y un sector del peronismo. La fórmula la integran el exgobernador Ricardo Colombi y el senador provincial Martín Barrionuevo. Se trata de una unión que reúne a dirigentes de peso que quedaron afuera de los armados oficiales locales.

Colombi, tres veces gobernador radical, intentó sin éxito ser él mismo el candidato del oficialismo para suceder a Valdés. Barrionuevo, en tanto, representa a los que fueron marginados en la "normalización" del partido que, según propios y extraños, lleva la firma de Cristina Fernández de Kirchner. Desde ese espacio aseguran que detrás del armado kirchnerista correntino está José Ottavis, radicado desde hace años en Paso de los Libres.
La propia expresidenta ya jugó fuerte en Corrientes: días antes de ser detenida, participó de un acto junto a quien es el restante candidato, el peronista kirchnerista Martín "Tincho" Ascúa.
Quienes conocen el territorio afirman que Cristina sabe contener votos, pero ubican a Ascúa disputando el segundo lugar con Colombi. Por eso, la expresidenta podría quedar lejos de celebrar, al menos el próximo domingo por la noche.
La campaña, en tanto, fue definida por la prensa local como repleta de "malas artes". Se espera que, al tratarse de una elección ejecutiva, la participación alcance niveles del 70%, un número alto en comparación con lo registrado en distritos como Salta o Santa Fe donde solo se midieron bancas legislativas y municipales.
Más allá de las encuestas, el oficialismo sostiene que tiene chances de quedarse con la victoria el domingo. Para lograrlo, un candidato debe superar el 45% de los votos, o alcanzar más del 40% con una diferencia de diez puntos sobre el segundo. Las demás fuerzas reconocen el escenario adverso y apuestan a forzar la segunda vuelta.



