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A días de concluir el tercer trimestre del año, empiezan a conocerse las estimaciones de intención de siembra y producción para la campaña gruesa 2021/22, con algunas luces amarillas y la confirmación de que, una vez más, el cultivo estrella será el maíz.
Según proyecciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el grano amarillo alcanzará una producción de 55 millones de toneladas -la campaña 2020/21 fue de de 51 millones- y 7,1% millones de hectáreas sembradas.
Esto supone un incremento del 7,6% en el área implantada y de 8, 9% en la producción total proyectada.

En contraste, la soja será el único cultivo que tendrá un área sembrada menor con 16,5 millones de hectáreas (una baja de 2,4% respecto del ciclo previo) y una cosecha estimada en 44 MTn (-2,1%).
"Es el sexto año consecutivo de reducción de área sembrada y la campaña 2021/22 proyecta la menor superficie en 15 años", sostiene el informe de perspectivas agrícolas de la Bolsa de Cereales porteña, difundido durante el lanzamiento de la campaña gruesa 2021/22 el martes pasado.

Así, en las dos últimas campañas y por primera vez desde que la soja se instaló como líder absoluto entre los granos a inicios de la década de los 2000, la oleaginosa será superada por el maíz en volumen de producción.
Acción y reacción
Dos razones explican este comportamiento, y alimentan el análisis de los productores al momento de planificar la siembra de cara a la nueva campaña, más allá de las necesarias rotaciones que impone la preservación de los nutrientes en los suelos.
Por un lado, incide el factor climático, un dato no menor en un año que nuevamente tiene altas probabilidades de atravesar el efecto Niña, caracterizado por largos períodos sin lluvias. Hace un año la sequía generada por la Niña produjo un impacto importante en los rindes de la soja, teniendo en cuenta que sobrevino en un momento crítico del crecimiento de los granos.
Si bien la Niña afecta a todos los cultivos, sin discriminar entre cereales y oleaginosas, lo cierto es que el maíz ofrece mayores posibilidades de "diversificación de la fecha de siembra, una herramienta para mitigar el riesgo climático frente al escenario 'La Niña'", asegura la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En este contexto, éste será el octavo año consecutivo de expansión del área sembrada con maíz.
Costos y retenciones
Pero tal vez el factor determinante que opera en la cabeza de los productores en la previa de la siembra tiene que ver con los costos y la estructura impositiva de los distintos granos. Allí tallan fuerte la suba de costos de algunos insumos clave en la producción de la oleaginosas como la urea granulada y el glifosato.

Y por sobre todas las cosas, juegan los derechos de exportación aplicados a cada cultivo y derivados. Mientras las exportaciones de poroto de soja tributan el 33% y los derivados (harina, aceite, pellets) el 31%, el maíz y el trigo, pagan un 12%, y la harina de trigo el 7%.
Sólo para tener una idea del impacto de las retenciones, hay que recordar que en diciembre de 2019, al asumir el actual gobierno, las alícuotas aplicadas a la soja y sus derivados estaban en 24,7%, según datos de la corredora de granos Zeni


