

El 30% de los hogares están bajo la línea de la pobreza y perciben ingresos inferiores a $ 2 millones, según relevó el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica. Además, plantearon que de actualizarse la canasta básica en base a la encuesta de consumo de los hogares de 2017/2018, la canasta básica total sería de $1.942.000, en vez de $1.213.799.
Según esta medición, la indigencia es del 6,8% y la tasa de pobreza es del 36,3%, contra un11,2% y 45,6% de 2024, y una leve diferencia contra el 6,9% y 31,6% que informó INDEC para el primer semestre de 2025.
El informe de la división que conduce Agustín Salvia da cuenta además de la efectividad de la cobertura de programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH). Según revelaron, si se quitaran los ingresos por la AUH y otros programas sociales, estiman que la indigencia sería del doble de la actual y la pobreza un 15% superior. Así, la tasa de indigencia sería del 12% y la de pobreza rondaría el 42%.
En su estudio sobre las condiciones de vida y el ciclo de estabilización, sostienen que este período se apoyó fuertemente en la contracción del consumo y en una inversión privada estancada, que hacia adelante, con una falta de reactivación del crédito ni un shock de confianza, carece de dinamizadores de proyectos productivos que creen empleo.
En este sentido encuentran límites para los mecanismos de inclusión que “amenazan con profundizar la informalidad y la pobreza estructural” si no hay un acompañamiento para la generación de empleos formales.
En este sentido, elaboraron una pirámide social según los ingresos mensuales de los hogares. Allí detectaron que el 10% de los hogares son considerados pobres extremos, con ingresos menores a $800.000, el 20% tienen ingresos bajos no indigentes y perciben entre $800.000 y $ 2 millones. El 20% que componen los hogares con ingresos medios bajos vulnerables tienen ingresos de entre $2 millones y $ 3,5 millones y el medio aspiracional (también 20% de los hogares) con $ 3,5 millones a $ 5 millones.
La clase media integrada (20%) percibe hasta $ 15 millones y los medios altos (7%) hasta $ 30 millones. La clase alta (3%) percibe ingresos desde $ 30 millones en adelante.
Pobreza
El informe reconoce una recuperación estadística de la pobreza “sobre una base metodológica frágil y sin mejoras equivalentes en consumo, bienestar ni capital humano”.
Agregaron que la pobreza estructural, la informalidad y precariedad laboral permanecen en niveles históricamente altos y con un 30% de la población en condiciones crónicas de vulnerabilidad. No ven en el régimen económico actual y los sectores ponderados, como el agro y minero, factores que asistan a la salida de la informalidad, sino que profundizarían el autoempleo de subsistencia y la dependencia a la asistencia estatal.
Estimaciones en base a datos de INDEC dan cuenta de que la pobreza en el segundo trimestre de 2025 fue del 31,8%, una baja de 9,5 puntos respecto del segundo trimestre de 2023.

Sin embargo, desde el Observatorio plantean que los relevamientos de INDEC se sustentan en la declaración de ingresos, que últimamente ha mejorado su precisión, lo que permite que hoy la Encuesta Permanente de Hogares capture ingresos 17% más altos de los que captaba en 2023.
De ajustarse esa medición al resto de la serie, la reducción de la pobreza habría sido de 2,1 puntos porcentuales respecto del segundo trimestre de 2023, cuando habría sido de 33,9%.
Si bien la medición da cuenta de que hubo una baja real de la pobreza monetaria, “la caída en las cifras oficiales con respecto al período anterior al ajuste estaría sobrestimada por la medición, de tal forma que es posible que en torno a ¾ partes de la caída desde los niveles de 2023 se deban a un efecto estadístico”.
Otro factor que suman es la actualización de la canasta con la que se mide, por ejemplo, el índice de precios. Según Salvia, la canasta básica total sería de $1.942.000, en vez de los $1.213.799 que informa INDEC si se actualizara la composición de la misma, ya que reflejaría mejor el impacto del encarecimiento de los servicios en la segunda mitad de 2024, pero también daría cuenta de un aumento menor en la devaluación de diciembre de 2023 y una reducción más lenta en los trimestres posteriores.
La incidencia de la asistencia social se tradujo en que la pobreza tuvo una reducción más pronunciada en los estratos más bajos y se mantiene en niveles similares a los de 2022/2023 y 2018/2019.
Empleo
“Sin una estrategia explícita de inversión —interna y externa— orientada a expandir el tejido pyme, profesionalizar la economía informal y fortalecer el capital humano, la estabilización macro podría derivar en un orden social más desigual, con menor movilidad ascendente, mayor fragmentación y una sociedad disciplinada por la supervivencia más que integrada por oportunidades”, sostienen.
Es allí que encuentran que la tasa de empleo se recortó en los últimos dos años, con un incremento de la desocupación en los hogares de estratos bajos, mientras que en los hogares medios bajos se perdió calidad en el empleo pero incrementó el nivel de ocupación. Los segmentos medio altos no mostraron cambios en su situación laboral.

La estabilización trajo consigo una recuperación salarial que se estancó en 2025 y sumó diferencias entre los sectores. Los ingresos promedios están todavía por debajo de 2023, pero la dinámica es dispar entre ellos. Los grandes perdedores son los trabajadores públicos, mientras que los registrados privados se acercaron a los niveles de dos años antes.
En el caso de los asalariados no registrados, la tendencia es muy positiva, lo que genera dudas sobre la capacidad de captación de ingresos de la encuesta.
En paralelo, encontraron que en los últimos dos años, el 47% de la población sufrió de estrés económico (la percepción subjetiva de insuficiencia de ingresos para cubrir necesidades básicas), por encima del piso histórico del 35%. Esto es mayor entre los hogares de estratos bajos o con niños.
Por último, detectaron que la capacidad de ahorro se mantiene estructuralmente baja, y sostienen que entre el 8% y el 16% de la población declara poder ahorrar, con una tendencia descendente en los últimos 15 años. En 2024 y 2025 hubo un rebote pero acotado hasta el 10,2% de la población.
La diferencia entre los estratos socioeconómicos es marcada: mientras que el segmento medio alto concentra alta capacidad de ahorro (31,5% puede ahorrar), en el muy bajo es de 1,5%. Algo similar ocurre en los hogares con o sin hijos: en los primeros, la capacidad de ahorro es del 7% de los hogares, mientras que en los sin hijos salta al 16,7%.

