El doble juego de Macri con Milei, el silencio de Cristina y qué le conviene a Massa
El triunfo del libertario y el reparto del electorado en tres tercios enfrenta a los opositores a un dilema: cómo sumar y diferenciarse al mismo tiempo. Condicionado por la economía pero con más margen político, Massa empezó a jugar su propio juego. El rol de Malena Galmarini para ampliar el espacio y sumar votos de la UCR
Sergio Massa volvió a ser Sergio Massa, el mismo que gobernó Tigre, que plantó al kirchnerismo y que fundó el Frente Renovador. Mauricio Macri se quitó el 'deber ser' para decir casi todo lo que piensa mientras que por el contrario Javier Milei y Patricia Bullrich moderaron su mensaje camino a la elección general.
Obligado a retener votos K el ministro de Economía había asumido el discurso cristinista, fortalecido internamente en su vínculo con la Vicepresidenta y con Máximo Kirchner. Sin embargo el resultado de la PASO del domingo 13 de agosto fue, como lo dijo el propio ministro, un "cachetazo" para el oficialismo y oposición. En Unión por la Patria golpea por igual al Presidente Alberto Fernández y a Cristina Kirchner. Los dos perdieron en los últimos años gran parte de su predicamento.
Algunos esperan, piden, reclaman, que Cristina Kirchner haga un último gesto y salga a movilizar a la militancia para remontar la elección. En cambio en los equipos de UP cruzan los dedos para que Alberto Fernández se mantenga entretenido con su agenda formal. Y Massa otra vez apunta a mostrarse en gestión: está seguro de que es la clave para repuntar sumado a una campaña tradicional con las ideas que lo hicieron crecer cuando dejó el gobierno K una década atrás.
En el búnker electoral de la calle Mitre el candidato a Presidente de UP puso a trabajar a su persona de máxima confianza: Malena Galmarini se instaló para teñir la campaña con el sesgo massista. Ocupa además un lugar central en la rosca política como lo reveló el propio Guillermo Moreno que no superó la PASO y tras una charla con la presidenta de AySA convocó a un peronismo unido y apeló a un acuerdo con la UCR. A cambio al centenario partido se le daría amplio poder en los organismos de control.
A Massa se lo vio más cómodo retomando en los últimos días su discurso sobre seguridad, aquel que lo llevaba a mirar soluciones en Nueva York cuando inauguró el sistema de cámaras en la vía pública que poco a poco le copiaron otros municipios y con los que bajó lograr los índices de delito.
"Se acabó la joda, basta de parar por cualquier cosa", dijo en una entrevista con Crónica TV en la que criticó a Macri y al exministro Martín Guzmán. "Peor que no tener Estado es tener un Estado ineficiente", afirmó en respuesta al clamor de las urnas.
Su problema, además de la mochila que carga en su gobierno, es que aún los aciertos se miran a través del filtro de aquello en lo que falló el oficialismo. Por ejemplo, la oposición reclama al gobernador Axel Kicillof por los días de clases cuando él mismo amplió la jornada escolar. Y si hay un gremialista amigo que lo acompañó fue Roberto Baradel, de Suteba. El mensaje de Massa no era para los propios. Fue para una tribuna hambrienta de castigo.
El 'nuevo' Milei y el lenguaje no verbal de Bullrich
Milei, empujado con su tercio, 30% de los votos, y un triunfo en 16 provincias, debió morigerar su explosividad. En La Nación+ se animó a decir que no recortará planes sociales porque "la gente no tiene la culpa". Pero ante el FMI prometió un ajuste brutal, más profundo que el que pide el organismo internacional, una reforma fiscal y una reforma laboral.
Bullrich se vistió de Presidenta. Como si hiciera falta subrayar que se impuso sobre Horacio Rodríguez Larreta llegó al Jardín Botánico al encuentro del jefe de gobierno porteño, su adversario vencido, vestida de impecable saco blanco con escarapela argentina, un estilo más propio de Cristina Kirchner que de ella. El lenguaje no verbal también cuenta y así como vistió ropa militar como ministra de Seguridad, desde hace un tiempo se muestra impecablemente peinada, maquillada y con las uñas pintadas de rojo sangre.
La candidata necesita retener los votos que cosechó Rodríguez Larreta y debe moderarse. Pero también compite con Milei, lo que la deja en una encrucijada, presionada hasta por Mauricio Macri que se apuró por felicitar a candidato de La Libertad Avanza.
La apuesta de Macri
"Lo soñé muchos años", se deleitó el expresidente sin asumir que parte de la derrota de Juntos por el Cambio se le atribuye. El voto castigo fue para el Gobierno y para los que gobernaron antes, es decir, para él.
Sin embargo Macri tiene algo de razón. Milei expresa sus ideas más radicalizadas ("rancias", las califican heridos internos). Si pierde, no es su candidato. Si gana, podrá mostrarse reivindicado en el fin del gradualismo. Tiene una chance de supervivencia y el pase se lo habilitó el propio candidato de LLA al anunciar que lo convocará como su representante ante el mundo. Antes de esa declaración Elisa Carrió anunció su renuncia como candidata al Parlasur, más molesta por el posible acuerdo con Milei que por sus problemas de salud.
En los tres búnkers mayoritarios reorganizan sus campañas entorno al líder libertario. Nadie imagina un balotaje sin Milei. Algunos temen hasta que gane en primera vuelta
Bullrich por su parte tiene que hacer otro esfuerzo: desmentir un posible acuerdo con el libertario y evitar que se escurran votos de Rodríguez Larreta a favor de Massa.
El futuro de Rodríguez Larreta y la UCR
Ante la posibilidad de que le ofreciera un lugar en un eventual gobierno de Juntos por el Cambio a Rodríguez Larreta, dicen que él anticipó que no aceptaría. ¿Jefe de gabinete?, circuló la pregunta. El jefe de Gobierno porteño no aceptaría, no se imagina trabajando a destajo como hizo en Ciudad durante el gobierno de Mauricio Macri para que otros se saquen las fotos de lo que hacía él. Es más, planea tomarse un año sabático para hacer todo lo que viene postergando y tomaría distancia para reflexionar después de haber perdido la oportunidad que esperó toda su vida.
En Juntos por el Cambio disimulan. Nadie está conforme con el resultado electoral. Ninguno de los dos precandidatos llegó a los 20 puntos. La suma apenas los deja por encima de Unión por la Patria que tuvo en Massa, aún siendo el ministro de Economía, el candidato más votado después de Milei. En ese sentido, aunque no lo digan públicamente, en Juntos por el Cambio ven a Massa con más chances de polarizar con el libertario.
La UCR perdió mucho más que Macri, Bullrich y Larreta. Arrancó el año con fuerte envión pero sus dirigentes apostaron casi todo a perdedor además de que, salvo en Corrientes, Milei les ganó en sus provincias.
Por eso Julio Cobos, padrino político del candidato a vice Luis Petri, se sinceró y dijo que si Bullrich no entrara al balotaje tendría que pensar "mucho" su voto. El gobernador correntino Gustavo Valdés pidió "no votar enojados". Y Gerardo Morales salió a bancar la educación pública y gratuita, una bandera del Gobierno y de la UCR.
En una reunión entre Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Martín Lousteau, Diego Santilli y Miguel Pichetto, ahora en minoría en la interna partidaria, coincidieron todos en un deseo: que en algún momento la gente vuelva a la moderación. "No se puede vivir crispados", se oyó en ese encuentro.
Si se repitiera el resultado de las PASO Juntos por el Cambio perdería 10 diputados nacionales, la UCR unos 24 mientras que La Libertad Avanza llegaría a 40. Si bien la política no es matemática las cifras los alertan. Además, si ganara Milei, ¿quién podría impedir una diáspora en las distintas fuerzas políticas? ¿Si Macri y Bullrich terminaran aliados con el libertario, qué haría la UCR? A ese escenario el kirchnerista Andrés 'El Cuervo' Larroque lo llamó estar "casi en el infierno". Y pidió "reacción".
Sólo en Santa Fe Juntos por el Cambio perdió 306.000 votos, más de la mitad de lo que logró con el triunfo en la PASO para gobernador en la que los radicales alzaron el brazo triunfal de Maximiliano Pullaro. En ese turno electoral, como en San Luis y San Juan, se ilusionaron con el espejismo local que marcó como ganadores a dirigentes más dialogistas, moderados y aliados de Rodríguez Larreta. Fue sólo una sensación.
A Sergio Massa nadie podrá decirle que no haga grandes esfuerzos a pesar de las malas noticias que tuvo que dar como el 20% de devaluación. Como si fuera el Presidente, avisó que en los próximos días presentará medidas para aliviar a los argentinos, acordó congelar el precio de las naftas hasta noviembre, mantener el dólar oficial en $ 350 hasta después de las elecciones y cerró con los supermercados un tope de 5% mensual por 90 días.
Después de la PASO recibió a varios gobernadores y les pidió, como a los intendentes bonaerenses, intensificar el trabajo territorial. Entre todas las provincias que ya votaron Unión por la Patria perdió un millón de votos. Por su oficina pasaron Raúl Jalil -antes de tomarse una semana de descanso y en su caso tranquilo porque Massa ganó Catamarca-, el tucumano Osvaldo Jaldo y el salteño Gustavo Sáenz. Su amigo y ex compañero de fórmula no le falló: "En lo personal a mí y a los salteños nos conviene que sea Sergio Massa el próximo Presidente" aseguró. Y aclaró: "No les pido que apoyen a este gobernador, pido que apoyen a Salta. Tenemos que defendernos entre todos".
Contrario a lo previsible, la izquierda de Unión por la Patria ya mostró fidelidad a Massa. Aunque con condiciones, el primero que le prometió apoyo fue Juan Grabois. Quizás con más miedo que el resto de los dirigentes, el Movimiento Evita convocó a un congreso federal para organizar la pelea voto a voto. Lo mismo hizo SOMOS/ Barrios de Pie que este fin de semana salió por los barrios populares a pedir el voto a favor de Massa.
Tras su encuentro con Malena Galmarini, el exprecandidato Guillermo Moreno mandó un audio a la juventud peronista señalando que "la doctrina ordena" y que la conducción tendrá a su cargo la tarea para "superar el momento de extrema gravedad".
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