Salud

Obras sociales: cómo está la situación a tres años del inicio de la pandemia

Según el último informe sectorial de la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (CADIME), el número de beneficiarios de obras sociales nacionales tuvo un aumento interanual del 2,64%, pero todavía faltan recuperar casi 800.000 beneficiarios para alcanzar los niveles anteriores a la pandemia.

Durante la pandemia, el sistema de salud argentino se vio sometido a una tensión extrema, especialmente en el ámbito de las obras sociales, y en la actualidad, el sistema aún no logra recuperarse en términos de la cantidad de beneficiarios, justo en medio de un contexto de inflación.

Según el último informe sectorial de la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (CADIME), el número de beneficiarios de obras sociales nacionales alcanzó los 15.380.000 argentinos en el registro más reciente, correspondiente a marzo de este año. Esto representa un aumento interanual del 2,64%. A pesar de este crecimiento, todavía faltan recuperar casi 800.000 beneficiarios para alcanzar los niveles anteriores a la pandemia.

Guillermo Gómez Galizia, presidente de CADIME, explicó que este fenómeno se debe al deterioro del mercado laboral, consecuencia de la crisis económica y la inflación, especialmente afectando a las pequeñas y medianas empresas. Además, factores como la presión fiscal, las dificultades en el acceso al crédito y el elevado costo del empleo formal también contribuyen a esta situación.

En los últimos doce meses, las diez principales obras sociales nacionales experimentaron un aumento del 3,11% en la cantidad de afiliados. En comparación con el aumento general del 2,64%, esto implica una mayor concentración en la cantidad de afiliados.

En realidad, las primeras diez obras sociales nacionales (OSECAC, OSDE, OSPRERA, UPCN, UOCRA, OSPE, OSUTHGRA, ASE, Mutual Sancor y UOM) concentran aproximadamente el 43% de los afiliados. Si se suman las seis siguientes en tamaño, alcanzan el 50%.

Según el representante de CADIME, esta concentración significa que la mayoría de los beneficiarios del sistema se encuentra bajo la asistencia de obras sociales que no recaudan lo suficiente para cubrir los aportes, contribuciones y el fondo solidario de redistribución, en relación al valor promedio del Programa Médico Obligatorio (PMO).

"El desfinanciamiento de las obras sociales tiene un impacto negativo en los beneficiarios, ya que afecta su acceso oportuno a servicios de calidad y compromete la capacidad de pago a los proveedores de servicios médicos. Esto significa que la atención de la salud de millones de argentinos y la sustentabilidad de las pymes prestadoras se ven comprometida", señaló.

En la actualidad, el valor promedio anual por beneficiario de las obras sociales nacionales es de 6.335 pesos, según el último registro. A lo largo de los últimos cinco años, este valor ha disminuido un 14% en términos constantes.

En CADIME sostienen que no hay indicios de que sea posible recuperar los valores de años anteriores, ya que se han visto afectados tanto por la caída del salario real como por la incorporación de una cantidad considerablemente mayor de trabajadores en regímenes especiales, con un ingreso promedio per cápita más bajo.

En cuanto al costo del Programa Médico Obligatorio (PMO) financiado por las obras sociales nacionales, asciende a 5.257 pesos. Sin embargo, solo el 38% de los beneficiarios de obras sociales nacionales cuenta con una cobertura cuyos ingresos superan el costo del PMO per cápita.

Gómez Galizia señaló que algunos sectores experimentaron cambios significativos en su nivel de actividad y productividad, lo que redujo el número de contribuyentes y se convirtió en un factor crítico, junto con el salario promedio, para determinar los ingresos económicos de cada organización. 

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