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Nicolás Massot fue presidente del bloque PRO en Diputados durante el gobierno de Cambiemos -luego Juntos por el Cambio- en un contexto adverso: Mauricio Macri jamás tuvo mayoría en ninguna de las dos Cámaras. Finalizado su mandato, el bahiense volvió al llano, se dedicó a la actividad privada y, dos años más tarde, retomó la actividad pública: desde 2021 es concejal de Tigre.

"Empecé a desarrollar una política más inmediata, más de trinchera, que es la política local en el municipio donde vivo", le explicó a El Cronista. Allí encabeza un espacio de vecinos dentro de Juntos por el Cambio.

Ahora, el alfil de Emilio Monzó apuesta a volver al Congreso: es el tercer precandidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires en las listas de la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. "Yo quiero estar cerca de Patricia, ya sea en el Congreso o eventualmente en el Gobierno, para ayudar a destrabar la Argentina", relató.

En un mano a mano con El Cronista, el precandidato aseguró que en un eventual mandato de 'La Piba' no permitirán que "ningún tipo de protesta motorizada políticamente interrumpa un programa de gobierno".

Además, anticipó cuáles deberían ser las primeras medidas que debería impulsar la próxima gestión y auguró que, en caso de un triunfo de Juntos por el Cambio en las elecciones nacionales, la fortaleza parlamentaria y en el interior del país será "dos o tres veces la que tuvimos en el gobierno anterior".

También hizo un análisis sobre los resultados en Santa Fe, donde se impuso el candidato de Horacio Rodríguez Larreta, Maximiliano Pullaro, y aseguró que es el triunfo del candidato es "muy alentador pensando en la elección de Patricia".

Por último, opinó sobre la candidatura de Sergio Massa y aseguró: "Lo han buscado porque es el más parecido a lo que propone la oposición". Y acotó: "Tiene que ser filocomunista para ganar la PASO y, el día después, tiene que ser filo neoliberal".

-¿Por qué quiere volver al Congreso de la mano de Bullrich? ¿Qué lo acercó más a ella que a Horacio Rodríguez Larreta?

-No me gusta esta idea de antagonizar. Acá se discute quién lidera, no quién está. Estar va a tener que estar todo Juntos por el Cambio y mucha más gente de la sociedad civil, que vamos a necesitar incorporar porque la tarea no es sencilla. En un próximo gobierno, Horacio va a tener una tarea muy importante, si él quiere. Pero Patricia tiene atributos más necesarios en esta época. No es que una persona es mejor a otra per se, sino que puesta en un determinado contexto, sus atributos adquieren otra relevancia. Creo que la Argentina de hoy requiere un liderazgo como el de Patricia por la convicción que infunde.

-¿Cómo definiría ese liderazgo?

-Lo que más infunde Patricia es esa certeza de que va a dar las peleas que la sociedad quiera hasta el final. Ella interpretó como nadie el ánimo social de la cuarentena, cuando muchos se subían a la cuarentena irrestricta, al cierre excesivo de escuelas, de comercios. También dio una pelea muy importante en la campaña anterior, sin siquiera ser candidata, por el control del Senado. Ha demostrado en los últimos tres años una intuición independiente de los focus group y las encuestas que le da una cercanía con el electorado. Eso que produjo en el electorado también lo produjo en la dirigencia y a mí me cautivó desde ahí.

-En su spot de campaña planteó que "en un país normal" se necesitaría un administrador, un economista, pero, en la Argentina actual, se necesita a alguien que tenga fuerza para llevar adelante estos cambios. ¿Coincide en esto? ¿Qué sería tener "fuerza"?

-Me llama la atención que genere tanta discusión. Habla de combatir tres cosas: el narcotráfico, la corrupción y las mafias. En ese orden, dice, hay que ir a fondo. ¿Cómo se hace para no ir a fondo contra la corrupción o contra el narcotráfico? No conozco otra manera. Eso no es extrapolable a otros ámbitos, es extrapolable a lo que el spot dice: que es para combatir alguno de los flagelos más graves de la Argentina, es todo o es nada. Y en eso, por supuesto, estamos de acuerdo.

-En el Gobierno de Cambiemos hubo muchos problemas no se resolvieron, ¿por qué ahora la sociedad los volvería a votar? ¿Se aprendió algo de esos cuatro años? ¿El contexto es otro?

-Se aprendió que hay que atenerse a un rumbo. La experiencia anterior no estuvo exenta de errores. En ese momento yo hablé públicamente al respecto y Patricia fue una de las pocas voces disidentes, junto con Rogelio Frigerio, que alzaban la voz en las reuniones de Gabinete y advertían sobre determinados rumbos que no parecían adecuados. Se ha aprendido que la Argentina tiene que hacer una tarea en la que no hay que inventar nada: hay que defender el valor de nuestra moneda; estabilizar nuestro presupuesto público, hacer un achicamiento gradual del Estado para poder reducir la presión fiscal que no deja crecer a nuestras compañías o las empuja a la informalidad. Es decir, un Estado que se muestre como socio y no como poseedor del fruto del trabajo y la inversión de los argentinos.


El Congreso que imaginan en Juntos por el Cambio

-¿Con qué sectores se imaginan trabajando en el Congreso para llevar adelante las transformaciones que quieren implementar? En su momento, se habló de incorporar al Schiarettismo -finalmente no pasó-: en caso de ser gobierno, ¿lo ve viable?

-Vamos a estar mucho más cerca del quórum y de la mayoría propia que en nuestra etapa anterior. Ya acarreamos cuatro elecciones en las que o ganamos o salimos segundos, muy cerca del triunfo, con lo cual eso nos da un piso parlamentario de 115 diputados y probablemente 30 senadores. Nos da una posición de fortaleza que nunca tuvimos. Además, se correlaciona con la cantidad de provincias que vamos a gobernar. Ya se está viendo lo de San Juan, lo de San Luis, lo de Neuquén; la probabilidad de producir el cambio en el Chaco, en Chubut; la probabilidad cierta de gobernar en Entre Ríos y Santa Fe. Estamos hablando de una fortaleza política parlamentaria y en el interior que es dos o tres veces la que tuvimos en el gobierno anterior. Eso no nos exime de la búsqueda de acuerdos que por supuesto son importantes para darle sobre todo sustentabilidad a las medidas y ahí que nuestra aspiración. En ese orden, tenemos mucha expectativa en los diputados y los senadores del interior del país que están muy asociados con determinadas economías regionales que son las que hoy tienen el ojo puesto como posibles pedales de la inversión y el empleo.

-¿Cómo vio los resultados en Santa Fe? ¿Se puede nacionalizar?

-La lectura nacional que pueden tener los resultados en las provincias se divide en dos. Una es la proyección o la lectura nacional que se puede hacer de los apoyos que cada candidato tenga. Pero eso tiene una muy limitada proyección electoral, porque ya sabemos que los candidatos no direccionan votos por otra persona. Y la segunda proyección nacional que en este caso puede tener la elección de Santa Fe es la absoluta preeminencia de la seguridad y el combate contra el narcotráfico y la delincuencia como directriz principal del pueblo santafesino. Y eso fue lo que más benefició a Pullaro, y es muy alentador pensando en la elección de Patricia, que es precisamente lo que reflejan las encuestas en Santa Fe. Una gran ventaja de Patricia en la interna y en la general, impulsado principalmente por la confianza que la gente le tiene a la hora de combatir el narcotráfico y mejorar la seguridad.

-¿Cuáles deberían ser las primeras medidas que Bullrich tendría que impulsar en el Congreso?

-Creo que un fortalecimiento del Banco Central, plasmado en una reforma de su carta orgánica, que le limite la capacidad de financiar al Tesoro, que le dé mayor independencia a su directorio y, por ende, lo desvincule de la coyuntura del Tesoro y lo vincule a la defensa del valor de la moneda. El Banco Central tiene que estar preocupado por el bolsillo de los argentinos y porque no pierdan su poder adquisitivo; no por el bolsillo del gobierno. También habría que impulsar una modernización laboral.

-¿Y cómo sería esa modernización?

-Las normativas del empleo tienen que responder y adecuarse a los incentivos y a las realidades de cómo el empleo es hoy. Hay muchísimo por discutir, para agregarles derechos a los trabajadores, no quitarles. Hace falta una modernización laboral, que no es ni una flexibilización, ni una reforma, ni nada de todas estas cuestiones peyorativas que quieren infundir aquellos que han fracasado en generar empleo formal, que son principalmente algunossindicatos que hoy defienden un status quo que ha demostrado no ser exitoso.No somos capaces de incluir ese trabajo en la formalidad, de darles derechos previsionales y de sostener los derechos previsionales de nuestros actuales jubilados. Frente a ese fracaso, tenemos que tener una visión moderna que contemple las particularidades del empleo hoy, que no tiene nada que ver con el empleo hace 40 años. Eso tiene que ser adaptado, no solamente en la legislación laboral, sino en los convenios colectivos de trabajo, en donde empresas y sindicatos -con la participación indirecta del gobierno- tienen que también poder modernizar regulaciones que en algunos casos son de la década del 60 o el 70.

Massot encabezó el bloque del PRO y Monzó la Cámara de Diputados durante el gobierno de Cambiemos.
Massot encabezó el bloque del PRO y Monzó la Cámara de Diputados durante el gobierno de Cambiemos.

-En general, cuando se plantea este tema, desde el oficialismo se lo tilda de "flexibilización laboral" y se retrotraen a los '90. Uno imagina que puede crecer la conflictividad en la calle. ¿Le temen a eso y cree que, justamente por eso, Patricia Bullrich es el perfil adecuado para gobernar?

-En general, en la Argentina,la conflictividad que aflora primero es la políticamente organizada y motivada. Y le vamos a responder con la sociedad, con la legitimidad que vamos a haber obtenido en las urnas y que vamos a sostener con nuestro accionar de gobierno. No vamos a permitir que ningún tipo de protesta motorizada políticamente interrumpa un programa de gobierno que va a buscar recuperar el valor de nuestra moneda y de los ingresos, y que la inflación empiece a decrecer. El tipo de protestas que vamos a enfrentar cuando queramos llevar adelante nuestro plan de gobierno, que va a ser a las semanas, a los meses de haber llegado,no van a tener nada de legitimidad social. Nosotros ya lo sabemos, como fue en el pasado, como quedó demostrado aquel diciembre fatídico, donde no había un solo jubilado preocupado por la reforma previsional, había todos empleados públicos, empleados municipales o gremiales a sueldo, llevados a la fuerza, sin tener demasiada idea de por qué iban a protestar y con formas absolutamente inaceptables. Ahí hay que volver a ser firmes.

-¿Las fuerzas de seguridad están preparadas para desactivar ese tipo de movilizaciones?

-Por supuesto que están preparadas, lo que no están es respaldadas. Nosotros ya vimos en la gestión de Patricia, como ministra de Seguridad, cómo cambia la realidad de las fuerzas de seguridad cuando tienen el respaldo necesario, el respaldo político primero y judicial después. La gran batalla está ahí. Las fuerzas de seguridad están entrenadas y están preparadas, están bastante bien equipadas también, lo que no están es respaldadas.


El "gran problema" de Sergio Massa

-¿Les preocupa que Unión por la Patria vaya a las PASO con prácticamente un único candidato que sintetiza todos los socios que integran su coalición?

-A mí no me preocupa porque no creo que sea así. Yo creo que Sergio Massa tiene un gran problema que es que ha quedado envuelto casi en una postura esquizofrénica porque fue elegido porque es el único exponente de Unión por la Patria que habla bien y tiene buena relación con el FMI, que considera que hay que reducir el déficit fiscal y ajustar las cuentas del Estado, que es lo que viene haciendo; que considera que el país necesita achicar la brecha, porque viene devaluando mes a mes; que considera que el país tiene que alinearse internacionalmente con socios afines a nosotros, y no con Nicaragua, Venezuela u Honduras. Es decir, que lo han buscado porque es el más parecido a lo que propone la oposición y le han puesto en la PASO al más distinto de todos, que es Juan Grabois, que no cree en la propiedad privada, que impulsa una reforma agraria y una intervención directa en la cadena de abastecimiento de los supermercados. A Massa le han dejado la tarea bastante complicada: tiene que ser filocomunista para ganar la PASO y el día después tiene que ser filo neoliberal para tratar de ser competitivo en la primera y la segunda vuelta. Es un menudo problema.