Monzó y Cornejo amagan con romper y dar quórum para leyes clave a partir del 10 de diciembre

El titular en salida de la Cámara de Diputados y el presidente del radicalismo desafían un liderazgo monolítico en la oposición parlamentaria bajo la figura de Macri y abren el juego para habilitar un paquete de leyes del nuevo presidente.

No en vano Mauricio Macri arrancó la semana convocando una reunión de gabinete ampliado en la que poco o nada se habló de la gestión. Rodeado por los principales funcionarios de una administración en salida, y con la notoria ausencia de la bancada radical, el por ahora jefe del Ejecutivo procuró reasegurar su liderazgo al interior de Juntos por el Cambio, que es a la vez cuestionado por referentes del espacio que desde el 10 de diciembre pasará del oficialismo a la oposición en el Congreso.

En modo "zen", y antes de entregar los atributos a Alberto Fernández, Macri dejó en claro a los referentes díscolos de su espacio que no está dispuesto a abandonar la arena política pese a volver al llano tras 12 años en la gestión pública. "Hay gato para rato", insistió, tras convocar a "cuidar el Congreso" y conformar una oposición "constructiva, sana y que no ponga palos en la rueda". 

Es que, de acuerdo a las proyecciones del escrutinio provisorio, los cambiemitas podrían retener en la nueva asamblea legislativa 119 bancas de diputados, contra 109 del Frente de Todos. Eso dejaría al actual oficialismo en primera minoría, a menos que logre algunas de las 20 bancas de bloques provinciales. O bien, que aproveche el ruido al interior Juntos por el Cambio

En el Senado, la historia es otra ya que el Frente de Todos contará con quórum propio.

Por estas horas, el hoy presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, coquetea con Sergio Massa, que asoma como su sucesor al frente de la cámara baja, y pese a no permanecer dentro del hemiciclo, negocia el apoyo de hasta una decena de legisladores que serían claves para dar quórum desde el 10 de diciembre.

En efecto, Monzó y Massa quedaron en verse este jueves para afinar los detalles de la transición y, por qué no, conversar sobre la convivencia de fuerzas políticas de distinto signo en los años por venir.

En el arranque de su gestión, Alberto Fernández tiene previsto convocar a sesiones extraordinarias para aprobar con fuerza de ley una serie de iniciativas que impriman carácter al "acuerdo social" que negocia con sindicatos y empresas.

Monzó, marginado de la mesa de toma de decisiones del Gobierno, complicado en su propósito de sobrevivir con un puesto en la Defensoría del Pueblo, protagoniza una lucha encarnizada con el ala que responde al jefe de gabinete, Marcos Peña, empeñado en consolidar la supervivencia política de Macri, y de este modo hace juego con el gobernador de Mendoza y futuro diputado, Alfredo Cornejo, y así obliga al todavía en funciones ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, a redoblar esfuerzos para no sufrir una sangría. 

También el mendocino enturbia los planes del macrismo. Habiendo fracasado en su deseo de ampliar hacia el peronismo la alianza electoral que finalmente cayó en agosto y octubre, Cornejo pretende hacerse con el control del bloque de la UCR en Diputados, donde ya está anotado y con votos seguros el cordobés Mario Negri.

De fracasar su intento, Cornejo podría irse fuera del bloque y arrastrar tras de sí a los radicales de la Ciudad, identificados con Enrique "el Coti" Nosiglia. Así se manejó en sus dos años de diputado Martín Lousteau, que cederá su asiento a Álvaro de Lamadrid para ir al Senado. 

El entendimiento de Monzó y Cornejo no es nuevo. Conocida la candidatura de Alberto Fernández con Cristina Fernández de Kirchner en segundo lugar, el mendocino reclamó patear el tablero y sumar a Massa, Lavagna y a todo el PJ Federal, en sintonía con Monzó, pero en discordancia con la Casa Rosada. Ya en octubre, previendo una derrota de Macri, Cornejo y Monzó se vieron en Buenos Aires para empezar a discutir el futuro del "nuevo Cambiemos".

A la distancia, los 15 legisladores que tendrá la Coalición Cívica, ya sin Elisa Carrió dirigiendo la batuta, se mantienen expectantes tras acordar que la presidencia del bloque la ejerza el "lilito" porteño Maximiliano Ferraro.

Con otras matices, también otras voces dejan aflorar disidencias al liderazgo macrista. El diputado Pablo Tonelli, representante del PRO en el Consejo de la Magistratura, abonó la teoría de un liderazgo "horizontal y plural" en la futura oposición, pero sin romper el bloque.

También el porteño Rodríguez Larreta, muy conectado con María Eugenia Vidal, se llama a silencio y deja que la Casa Rosada por ahora insista con Macri. Sin romper con su mentor político, Larreta podría aguardar a que las cosas decanten y ya en 2020 reperfilar su papel y su proyección nacional.

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